Ciencias Administrativas. Teoría
y Praxis
Num.
2 Año 13, Julio-Diciembre 2017, pp. 24-40
Análisis
de la competitividad en un municipio con producción
textil artesanal en Oaxaca
Analysis of
competitiveness in a handmade textile production
municipality in Oaxaca.
Gabriela
Jiménez*, Maricela Castillo Leal**y Gil Arturo
Quijano Vega***
Resumen
La
competitividad surge en un ámbito empresarial
que ha evolucionado y transcendido hacia los espacios
geográficos y la dinámica que se desarrolla en ellos. En consecuencia
aparece el análisis
de las diferencias entre territorios basados en
los recursos y capacidades que ofrecen para el favorable desarrollo de
las actividades productivas. En este trabajo se realiza una
propuesta de medición a nivel municipal considerando la actividad productiva predominante, en este caso la
producción textil artesanal, como detonante en el proceso de crecimiento y
desarrollo de la comunidad. Se utilizó un método mixto con enfoque
cuantitativo, los datos fueron estudiados por medio del Análisis
Factorial para la construcción y cálculo del índice de Competitividad Municipal
(ICM). Los resultados muestran el posicionamiento de cada una de las
dimensiones consideradas; así pueden identificarse aquellas capacidades y
debilidades que se transmutan en una herramienta para la toma de decisiones a nivel local y el
compartir las v y aprendizajes comunales.
Palabras clave: competitividad municipal;
percepción local y
producción textil artesanal.
Abstract
The concept of competitiveness appears in a business
environment that has evolved and transcended to the geographical spaces and
dynamics that develops in them. Under this approach, arises the analysis
of the differences among territories base don
resoruces and capacities that offer to favorable
development of productive activities.This
work offers a proposal for measuring at the municipal level considering the
predominant productive activity,
in this case the handmade textile production, as the trigger of growth and
development in community. A mixed method
with a quantitative approach
was used, data
was analyzed by means of Factorial Analysis (FA) for the
construction and calculate of the Municipal Competitiveness Index (ICM). Results exhibit the position of each
dimensions considerated that is transmuted into a tool in decision-
making at the local level and in the
sharing of experiences and learning
community.
Keywords: Municipal
competitiveness, local perception and handmade textile production.
Clasificación JEL: R11
* Maestra en Ciencias en
Desarrollo Regional y Tecnológico, Estudiante del Doctorado en
Ciencias en Desarrollo Regional y
Tecnológico, Instituto Tecnologico de Oaxaca, E-mail: gabriela_dta@hotmail.com
** Doctora en
Planificación de Empresas y Desarrollo Regional,
Profesora Investigadora de
la División de Estudios de
Posgrado
e Investigación. Instituto
Tecnológico de
Oaxaca, E-mail: maricelacastillo3@gmail.com.
*** Doctor en Ciencias en
Planificación de Empresas y Desarrollo Regional,
Profesor Investigador de
la División de Estudios de
Posgrado e Investigación, Instituto
Tecnológico de
Sonora, E-mail:gilarturoquijano@hotmail.com
Artículo recibido: 15 de febrero de
2017. Artículo aceptado: 12 de mayo de 2017.
Introducción
Las perspectivas actuales que tratan
de explicar los factores determinantes
del desarrollo consideran el territorio
como un
elemento explicativo del crecimiento
económico (Moncayo, 2001). Bajo este precepto, surge el
análisis de las diferencias entre territorios desarrollados
y subdesarrollados por medio
del estudio multidisciplinario sobre las condiciones de los
territorios que explican las diferencias en los procesos competitivos
y de desarrollo de países, regiones y comunidades.
La competitividad de los territorios
tiene diversos matices; por lo que
una evaluación
única resulta inviable en
toda la
gama de
diversidades presentes
en el país, más aún en
estados como Oaxaca que posee
570 municipios desglosados en localidades
rurales con actividades
sociales, económicas,
culturales y políticas diversas.
Si bien es cierto que la agricultura es una
de las
actividades económicas más importantes
en el
país, la producción de artesanías representa una importante fuente
de ingresos para muchas
comunidades, principalmente rurales.
Tal es así, que en México existen aproximadamente
12 millones de artesanos que representan el 10% de la
población del país; de
éstos, siete millones son indígenas y 70% son mujeres (Fondo
Nacional para el Fomento de las Artesanías
[FONART], 2009).
Oaxaca es la
entidad federativa con más trabajadores en el rubro artesanal, laboran
400
mil artesanos, los cuales representan el
11.77% de una población total de
3, 438,785
mil habitantes (López, 2006);
no obstante la importancia de esta actividad,
más del 70% de
las personas
que producen
artesanías viven en condiciones de pobreza (Hernández,
Yescas, & Domínguez, 2007). El sector se
encuentra en el tercero y cuarto lugar de los
10
subsectores de manufactura con mayor
participación en empleo
y está compuesto por miembros de pueblos indígenas
que se
encuentran dispersos
en las ocho regiones que
conforman el estado. Asimismo,
el 98% de las
unidades económicas
artesanales registradas
son catalogadas como pequeñas
y medianas
empresas con una estructura
administrativa de tipo familiar. Las
artesanías forman parte del patrimonio cultural
de las
comunidades como una de
las manifestaciones
más representativas de la identidad (Rubín, 2009).
Establecer los niveles de competitividad
en territorios rurales bajo
los
índices actuales de medición, deja entrever
la problemática
de contextualización que presentan al considerar
indicadores, principalmente estadísticos,
que son carentes o inexistentes en las
comunidades y excluyendo la participación
social en los mismos.
Existe una diversidad
de elementos
sociales que
deben ser considerados
para establecer un concepto
integral de competitividad, puesto
que el
territorio puede ser concebido
como un espacio natural donde
las personas organizan sus vidas, proyectan sus necesidades y conciben su identidad
(Delamaza, Thayer, & Gaete, 2015) y por ende hacen viable una mayor competitividad a nivel colectivo y territorial.
Para ello se busca conocer
las percepciones en relación
a aspectos socioeconómicos, ambientales, de infraestructura e institucionales que participan
e influyen en los
procesos productivos desde una perspectiva social basada en las ideas y concepciones
de los
propios habitantes de los territorios, dando respuesta a la necesidad de incluir variables subjetivas en el estudio
del desarrollo territorial (Soto,
Beduschi,
& Falconi, 2007),
lo que
proporciona una concepción clara y contextualizada de los procesos de desarrollo en los municipios.
La Competitividad y su Evolución
hacia
el Desarrollo Territorial.
Actualmente existe una diversidad de conceptos con los
cuales puede definirse la competitividad;
son variados los enfoques
para su análisis y
diversificados los factores considerados para su medición.
Los primeros conceptos de la
competitividad datan del siglo
XX, y se
referían a la
capacidad de las empresas
para alcanzar el éxito de las
unidades económicas con sus productos.
El
enfoque de competitividad emerge de un proceso de evolución de dos
teorías fundamentales: la teoría económica tradicional y la teoría económica moderna.
La primera está representada por el modelo de comercio internacional y la segunda por
el
modelo
de la ventaja competitiva conocido como el Diamante de la Ventaja Nacional de Porter (Benzequen, Del Carpio, Zegarra,
& Valdivia,
2010).
Si bien, la competitividad surge en un plano
empresarial, este concepto ha evolucionado con el transcurrir de las
innovaciones tecnológicas, económicas y sociales dando paso a una reconsideración donde las distintas vertientes teóricas están
convergiendo hacia una concepción donde el territorio
ya no sería un factor
circunstancial del crecimiento económico, sino un elemento explicativo esencial
de los procesos de desarrollo (Moncayo, 2001). Autores como Cabrero (2012)
sustentan que la competitividad es un atributo al que aspiran fundamentalmente
las empresas, pero también la competitividad es cada vez más un atributo de las
ciudades y regiones donde las empresas se concentran.
Los argumentos más recientes conectan el territorio con
la competitividad a
través del aprovechamiento de las capacidades endógenas de cada territorio y que representan la posibilidad de impulsar
el desarrollo local (Aginger, 2006).
En términos generales, la competitividad es un fenómeno que resulta de la comparación de los sujetos de estudio; es decir, una empresa o territorio será
competitivo en relación
a sus semejantes y a la capacidad de detonar
y gestionar adecuadamente los recursos
de los que dispone para mejorar las condiciones propias y las de su
entorno. Es insostenible discutir sobre desarrollo local sin considerar las potencialidades endógenas de los territorios; para Gordon
(2011) la competitividad territorial
es sinónimo de desarrollo local/regional ya que versa sobre
procesos de naturaleza endógena en los cuales
es preciso estimular
los recursos naturales, humanos,
institucionales y organizacionales presentes en el territorio,
con el fin de detectar
las ventajas competitivas
con las que cuenta.
Pike, Rodríguez y John (2006) destacan que el desarrollo es un
fenómeno geográfico, que se denomina como regional o local, donde lo local y regional son
escalas que se constituyen socialmente. Bajo este precepto, el territorio es la base
cultural de los sistemas de empresas que desarrollan capacidades competitivas con
la colaboración de su
entorno, lo que es
mucho más que la sola
estrategia de fomento
aislada de las pequeñas
empresas (Silva, 2005).
[...] la competitividad territorial requiere conceptos
y razonamientos
distintos respecto al análisis de la competitividad empresarial, no sólo por
los distintos propósitos e instrumentos de la
estrategia competitiva, sino también por el posible
impacto del desempeño económico de un territorio en
el bienestar de su
población (Sobrino 2003, 125).
Por
su parte Capello (2006)
citado en Esqueda y Trejo (2014) sostiene que la competitividad es la clave del desarrollo, y que de ella
depende la sobrevivencia misma de una
economía local, en las circunstancias
actuales de competencia mundial. Siguiendo el
discurso actual, el concepto de competitividad territorial presenta un
fuerte vínculo con el proceso de desarrollo local ya que por un lado tiene como
objetivo la preservación de los sistemas productivos pero también y no menos importante, la mejora en la calidad
de vida de los habitantes de la comunidad.
El Enfoque de
la
Competitividad
Territorial.
Como se ha analizado, la competitividad es un proceso
de generación y difusión de com- petencias que facilitan el desarrollo de las ac- tividades económicas. Por lo tanto, la competi- tividad del territorio debe
aprovechar el capital acumulado y potenciarlo de acuerdo con las propias sinergias
que el territorio, la sociedad
y las instituciones sean capaz de dinamizar, tan-
to en su propio contexto como en su relación global (Cuervo & González,
1997 citado en Álvarez & Rendón, 2010). Por lo tanto, las re-
giones, las naciones o los territorios altamen- te competitivos son escenarios
transitorios de producción y comercialización exitosa de bie- nes y servicios consolidando un entorno físico, social, institucional, ambiental y
tecnológico propicio para generar crecimiento productivo y aumentar, por tanto, los niveles de ingreso de la
población (Álvarez & Rendón, 2010).
En este sentido, diversos autores concuer- dan que de
nada sirve que una ciudad (o terri- torio) sea capaz de atraer empresas y capital
si con ello no es capaz de mejorar la calidad de vida de sus habitantes (Greene, 2005;
Cabre- ro, Orihuela, & Ziccardi, 2003; Ponce, 2005).
Es por ello, que el entendimiento del terri- torio y
de los recursos de que dispone, deben considerarse como hechos históricos,
cultu- rales y socialmente construidos, y no simple- mente como realidades
físico-naturales pre- existentes (Barrado, 2014).
Así como lo explica Boisier (2010), el terri- torio es considerado como un actor indirecto
de la
competitividad en tanto plataforma o ma- lla de soporte de las actividades
productivas. Asimismo, puede ser considerado como actor directo de la
competitividad en tanto espacio contenedor de una cultura propia que se tra-
duce en la elaboración de bienes y servicios indisolublemente ligados
a esa cultura, a partir de la cual, se pueden construir nichos especí- ficos de comercio de elevada
competitividad.
De esta manera, y
más allá de que la competitividad se genere a partir
de acciones de los hombres, el mismo autor la considera como un medio cuando afirma que “...en tiempos
donde la competitividad parece serlo todo, es fácil perder de vista de lo que
debiera ser el foco fundamental de las estrategias de desarrollo (...):
producir mejoras crecientes en la calidad de vida de los habitantes (...). La
competitividad, no debe plantearse como un fin, sino ante todo como herramienta
o medio para alcanzar ciudades (o
territorios) más amables, (...) más vivibles” (Greene, 2005, p.
16).
Como puede observarse, las definiciones son numerosas, pero comparten la idea de la creación de condiciones en el
territorio que propicien el mejoramiento de la prosperidad de un país (Ordoñez, 2011).
Dimensiones de la Competitividad.
En América Latina los índices de competitividad se derivan
principalmente de las investigaciones desarrolladas
por Michael Porter y el Foro Mundial, al igual que del Anuario de
competitividad mundial del IMD. Por lo tanto, en los índices existen
similitudes en cuanto a los componentes evaluados en la región. En México,
algunos organismos han evaluado qué tan competitiva es una región y han proporcionado sus propias
definiciones de competitividad como el Instituto Mexicano de la Competitividad
(IMCO), el Centro Interdisciplinario de
Estudios (CIDE) y la consultora Aregional. Existen
similitudes
en
relación a
los factores o componentes que incluye cada institución para su medición.
En la tabla 1, se comparan las dimensiones y el número de factores.
Tabla 1
Dimensiones de la Competitividad por
Institución de análisis
A nivel
metodológico se aprecia
que estas instituciones presentan
coincidencias al constituir una
visión multidimensional de la competitividad y
existe cierto grado de consenso en cuanto a los elementos
o factores que
deben considerarse para medir la competitividad a estos
niveles. Por ello, los resultados no presentan
diferencias significativas en el posicionamiento de las regiones.
A continuación se describe a grandes
rasgos el método de análisis, la periodicidad y las unidades empleadas en cada institución.
Primeramente,
el IMCO utiliza un modelo que es combinación de
un proceso estadístico que maximiza el poder explicativo
de los 10 factores de competitividad y de las variables
al interior de cada factor,
complementado con la validación por parte de expertos, se realiza cada dos años
en 77 ciudades y en las 32
entidades federativas. Por su parte el CIDE utiliza un enfoque multidimensional
utilizando el método de
análisis factorial, se
realiza cada cuatro años en 74 zonas metropolitanas que integran 365
municipios y la consultora Aregional emplea una perspectiva sistémica realizando su evaluación cada dos años en los estados del país.
Si bien la mayoría de los índices son calculados sobre una base estadística, existen propuestas que
permiten la medición
sobre las percepciones de los actores principales cuando los datos son
carentes o insuficientes; como es el caso de esta investigación, donde la
información estadística es prácticamente nula o rezagada.
Por lo tanto, esta investigación se apoya en propuestas
como la de Quijano (2007) y Wong
(2004) que contextualizaron sus índices de medición en territorios más pequeños
permitiendo un análisis de la percepción de la competitividad desde
un enfoque de desarrollo
local.
La Competitividad Territorial en México
México, al igual que la mayoría de los países en el
mundo, presenta diversos grados de desarrollo hacia el interior de su
territorio realidad que, sin duda, está relacionada con un
sinfín de aspectos sociales, culturales, políticos y económicos, entre
otros
(Bracamontes
& Camberos,
2010) que caracterizan el proceso de desarrollo como un fenómeno
multidimensional y complejo
(Fontela Montes
&
Guzmán, 2003; Guzmán & Romero 2008; PNUD, 2009; Stiglitz, Sen, &
Fitoussi, 2009 citados en Ordoñez, 2011).
En el
nivel subnacional, el índice de Competitividad Estatal, identifica la situación
de las 32 entidades federativas, donde la competitividad “alta” se encuentran en el centro y norte del país. En tanto, las entidades
con una escala de competitividad “baja” están ubicadas, con la excepción de
Zacatecas y Durango, en la zona sur y sureste
del país. Los factores que pueden explicar esta
disparidad en la competitividad de los estados son, de acuerdo al IMCO: la
falta de una cultura de competitividad, recursos insuficientes, falta de coordinación a nivel federal,
estatal y municipal, falta de planeación y de capacidad de los funcionarios,
entre otros.
La
problemática que enfrenta
el estado de Oaxaca
lo coloca en los últimos
lugares en el ranking
nacional de competitividad de acuerdo al IMCO, en su ranking estatal y
de zonas metropolitanas de Aregional, el índice de ciudades del CIDE y el índice de
Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM); también
es la entidad que menor capacidad tiene para
innovar
de acuerdo con el Índice de Potencial de Innovación Estatal. Como se puede
observar (figura 1) Oaxaca permanece en los últimos lugares, situación que se
ha presentado de manera histórica.
Estos índices reflejan el desequilibrio económico, social y
territorial que elevan los niveles de desempleo y pobreza, asociados
Figura 1. Ranking de la Competitividad Estatal y Urbana en
Oaxaca
a escasa infraestructura, bajo nivel de accesibilidad a los servicios
y deficiente capacidad para captar inversión.
Los resultados permiten vislumbrar la
problemática en el nivel municipal
o local; si el estado
no se posiciona
en una competitividad media o alta es
el resultado
de la
dinámica competitiva en los
570 municipios
que integran el estado.
Entonces el estado
de Oaxaca
no es
competitivo, al menos de
acuerdo a los indicadores que utilizan los
actuales índices de medición que no consideran
los
contextos que se dispersan a lo largo
del país; es decir
¿Cómo se puede comparar un
estado industrializado con otro que prácticamente, produce todo sus
productos de manera artesanal y que esto,
precisamente, representa su valor
agregado? ¿Cómo un estado culturalmente diversificado debe aspirar a un desarrollo
industrial sin perder su
identidad? De estos cuestionamientos surge la crítica a los índices
de medición que han dejado fuera a municipios
alejados de las zonas
urbanas; no sólo agravando su
situación de exclusión, sino
encasillándolos en un concepto de competitividad que no está en función de la realidad ni de su propia visión
de desarrollo.
De
acuerdo con Delamaza,
Thayer y Gaete (2015) en
el campo
de los
indicadores para el estudio
de los
factores mencionados en el territorio, se requiere ir más
allá
de los indicadores llamados “duros”, formulando una
estrategia que permita establecer
relaciones entre esos datos y las percepciones, prácticas y representaciones de la propia comunidad.
En términos analíticos se
busca correlacionar las variables
de la
competitividad territorial con las percepciones y representaciones de la población. Bajo
este enfoque,
es innegable
la relación entre la
dimensión social en cualquier aspecto del desarrollo territorial.
La
propuesta de medir la competitividad a partir
de las percepciones de los habitantes
de los territorios, surge como respuesta a la
necesidad de incluir variables subjetivas
que permitan establecer
una concepción
más clara y contextualizada de los procesos de desarrollo en municipios que
parecieran ser no competitivos (objetivamente), pero que
han subsistido
al paso
del tiempo
y han adoptado y rediseñado
sus propios conceptos
de bienestar, desarrollo,
crecimiento y competitividad, entre otros. Así se da paso a una
competitividad que recae en la
presencia y permanencia de su identidad territorial como
sinónimo de éxito. Por
ello, la promoción del desarrollo humano, social y económico
de los artesanos es prioritaria para el desarrollo social y económico del
estado (Morales,
2007 & Rivas, 2007) citados
en Hernández,
Domínguez y Mendoza (2010).
METODOLOGÍA
Diseño de la Investigación.
El modelo de
investigación surge del análisis de los diferentes factores y elementos
considerados en
la medición de cada una de las
variables por
diversas instituciones
u organizaciones. Este análisis
permitió determinar qué factores pueden ser
evaluados en comunidades tan pequeñas y alejadas del contexto en el cual los principales índices fueron diseñados. Esta limitación
se encuentra sustentada, principalmente, en el
reto que
representa la cuantificación de aspectos
subjetivos que se generan entre las
personas y la comunidad que le
rodean (Gotsis & Kortezi,
2007; Kinjerski &
Skrypnek,
2006).
Frente a la
discusión anterior, la carencia
de datos estadísticos restringe el uso de
algunos de los índices
actuales, por ello se propone una
medición que incluya factores que evalúen la percepción de la población
en relación a las condiciones competitivas
del municipio. El estudio
se realiza
bajo un
enfoque mixto de dominancia
cuantitativo para conocer y asignarle
un valor
a estas percepciones o ideas sobre la situación
actual de su municipio.
Diseño del instrumento
de evaluación.
El diseño del instrumento se fundamentó en el
análisis teórico realizado para determinar
los indicadores y la contextualización
de los mismos, para las comunidades que integran esta investigación.
Con
el propósito de medir la percepción
de los artesanos
se utilizó un cuestionario con una
escala tipo Likert que integró
preguntas cerradas que consisten
en un
conjunto de ítems presentados
en forma de afirmaciones
o juicios ante los cuales se pide la reacción de los sujetos (Hernández, Fernández
& Baptista, 2006). La
escala se presentó en un rango
de uno
a cinco donde el valor más
bajo se representó con la respuesta
Nunca
y el más alto con Siempre.
Con esta intención se
establecieron 34 preguntas distribuidas de la siguiente manera: cuatro ítems para Recursos
Humanos, ocho para Recursos
Físicos, cinco ítems para Población,
Instituciones y Gobierno se integró con ocho ítems
y finalmente, la dimensión Empresas incluyó nueve ítems. A continuación
(tabla 2) se presenta una
breve descripción de los indicadores empleados.
Tabla 2
Dimensiones y Categorías de
la
Competitividad Municipal
Para realizar la validación del instrumento, primero se realizó un
análisis de validez y confiabilidad. Para
ello, el cuestionario se sometió al
método de juicio por expertos en el cual se rediseñaron los ítems para
adecuarlos a los objetivos y al contexto cultural.
Los expertos que participaron en la validez del constructo son
especialistas en el tema de competitividad
y desarrollo regional, que han propuesto índices de medición
a nivel municipal en otras regiones del país
y poseen amplia experiencia en encuestas de opinión y análisis estadísticos.
El Municipio de Teotitlán del Valle.
El estudio
se realizó en el municipio de Teotitlán
del Valle que se localiza a 31
kilómetros de la capital del estado, pertenece al Distrito de Tlacolula en la región de Valles
Centrales de Oaxaca. Teotitlán es un nombre náhuatl que puede interpretarse como
“Lugar de dioses” (teotl-dios, tlán-lugar de). Como en muchos otros pueblos
indígenas posee una fuerte
identidad cultural que se
manifiesta en la permanencia de la legua zapoteca y la producción artesanal de textiles de lana que lo posiciona como una de las
comunidades más representativas en la producción de artesanías.
En 2010, la población total fue de 5,638
de los cuales 2,675 eran hombres y 2,981 mujeres distribuidos en 1,415 hogares
de los cuales 280 estaban encabezados por jefas de familia. El grado promedio
de escolaridad de la
población es de 6.3 frente al 6.9 estatal. El 82%
de la población se encuentra en situación de pobreza, de los cuales 53%
presenta pobreza moderada y 29% pobreza extrema. Tiene un grado
de marginación Alto que lo posiciona en el lugar 30 a nivel estatal, su grado de
rezago social es medio
y se gobierna por el sistema de usos
y costumbres. Del total de la población, el 38.9% de la población
corresponde a la Población Económicamente Activa (PEA)
la
metodología utilizada fue tomada de la
propuesta de medición de
Guillermo y García (2015)
con las respectivas adecuaciones
que fueron requeridas en
el desarrollo
de la
misma.
Este análisis permite la reducción
de los
datos, así como la
extracción de la mayor información contenida. Se decidió utilizar
el método de componentes
principales cuyo objetivo es explicar la
varianza total y no solamente la varianza común de la matriz de
las variables
originales. Las cargas factoriales son calculadas
utilizando el cuadrado de los coeficientes
de correlación
múltiple para obtener estimaciones
de la
comunalidad o varianza común. El método de rotación de
factores se realizó mediante procedimiento de rotación
ortogonal llamado Varimax,
cuyo resultado muestra factores no correlacionados entre sí para identificar
aquellas variables
cuya varianza
única o
específica sea elevada por
considerarse que son carentes de explicación
suficiente en la variabilidad común de la matriz de datos.
Bajo
estos fundamentos, el AF es utilizado
en este apartado para realizar
la elección
del número de factores a ser retenidos,
siguiendo el criterio de la proporción de varianza total mínima acumulada, en el cual se buscó
retener aquellos factores que expliquen al menos el
65% de la varianza total.
Se presentan los factores retenidos y la varianza
explicada para la matriz de datos de cada dimensión (tabla 3). En este trabajo
se consideraron aquellos factores
que cumplieran el criterio
antes mencionado. También
se realizaron las pruebas estadísticas del Kaiser- Meyer-Oklin para
determinar la adecuación muestral y la prueba de esfericidad de Bartlett para
la pertinencia de realizar el análisis factorial.
Tabla 3
Factores Retenidos de acuerdo a la Matriz de Varianza explicada
después del Análisis
Factorial.
siendo el
sector secundario predominante en el municipio con el 72% de la
PEA. La producción de artesanías textiles representa
el 98% de la actividad manufacturera. En esta actividad participan 1,157
personas de los cuales 775 son hombres y 382 son mujeres. Principalmente, se elaboran tapetes
a base de lana en grandes telares de madera con una diversidad de diseños y tintes naturales (figura
2).
Figura 2. Telar de Pedal utilizado en al
producción de Tapetes de Lana en el
Municipio de Teotitlán del Valle.
Teotitlán del Valle cuenta con una marca colectiva y continúa trabajando para obtener la denominación de origen de sus tapetes
y la propiedad intelectual de los mismos en un esfuerzo constante de
conservar y proteger el patrimonio cultural que posee.
Recolección de la información.
Se
determinó la población a encuestar por medio del muestreo probabilístico a
través de la fórmula estadística propuesta por Bernal (2006) considerando
un
95%
de
fiabilidad
y 5%
de error muestral.
En Teotitlán del
Valle, la muestra correspondió a
50 unidades económicas, las cuales se obtuvieron de la siguiente manera:
Después de obtener la muestra, se aplicó una prueba
piloto. En el análisis estadístico realizado se
obtuvo
el
Alfa
de
Cronbach
de .890
y en la
medida de adecuación muestral un KMO de .500 que
deducen una buena consistencia interna y una aceptable adecuación
muestral. Una vez validado el
instrumento estadísticamente se procedió a su
aplicación a los artesanos de cada municipio.
La aplicación del instrumento fue realizada durante los meses de marzo y septiembre de
2017 obteniendo un total de 50 encuestas. Los encuestados fueron seleccionados bajo un esquema aleatorio. En relación a
los sujetos de estudio,
participaron 56% de hombres y
46% de
mujeres. La edad promedio de los encuestados fue de 39 años para mujeres y para hombres de 42.
También se descubrió que la
población de más de 60 años continúa participando en
la
actividad.
Asimismo,
el
46% de los
encuestados están asociados de manera formal, mientras
que el 54% labora de manera
independiente pero genera redes de cooperación de
tipo informal. De este modo se
cubrió la muestra
necesaria para que los resultados
fueran estadísticamente significativos para la generalización y la medición de cada una de las
dimensiones identificadas en la literatura.
Construcción del índice de Competitividad Municipal
para zonas rurales.
En la actualidad existen y se utilizan diversos
métodos para la construcción de índices, uno de ellos es el análisis factorial
(AF). Para la construcción del presente índice,
Tabla 4
Ponderación de la Dimensión de Recursos
Humanos
Ahora
bien, una vez
determinado el número de
factores retenidos, estos se rotan para obtener una estructura más clara de qué
variables son explicadas por cada factor.
De acuerdo a Hair et al. (2000) citado en Guillermo y García (2015) una varianza única
no debe ser mayor a 0.5 y debe
ser eliminada de la matriz
de datos al no correlacionarse
con las demás variables.
Índice de la Dimensión de Recursos
Humanos.
Los factores de la dimensión de Recursos Humanos se
refieren a la capacidad de formación de recursos humanos en el municipio. La
matriz de datos de la dimensión económica está conformada por cuatro variables
que fueron reducidas a dos factores que explican el 74.4 % de la varianza total de
la matriz (tabla 4). El primer factor se encuentra explicado por la formación
de la fuerza productiva calificada en un contexto educativo y laboral. El segundo factor se asocia a la disponibilidad de RH en
la región que supla la demanda de trabajo.
En la varianza explicada, el primer factor
explica el 45.7 % por lo que corresponde un peso de 0.61505 en el índice
de esta dimensión. Esta ponderación es
el resultado de
dividir la varianza única del factor entre la varianza total. Una vez teniendo
las ponderaciones para cada factor, es posible obtener un cálculo del promedio ponderado
de los dos factores con
lo que se
obtiene el índice de Competitividad de la Dimensión Recursos Humanos (IDRH). El
índice promedio ponderado para esta dimensión se obtiene de la siguiente
manera:
Es decir, el índice para las dimensiones
es el resultado de la ponderación del factor multiplicado por la suma de los factores de la matriz de componentes rotados. A su vez,
la suma de los resultados es el Índice de la Dimensión RH.
Índice de la
Dimensión Recursos
Físicos.
Está basado en la valoración de la situación general
de la infraestructura física y ambiental. La matriz de datos de la dimensión
(REF) está conformada
por ocho variables que fueron reducidas a tres factores que explican el 68.1% de la varianza total
de la matriz. El primer factor se asocia con la
disponibilidad de los espacios físicos para el desarrollo de las actividades
productivas, el segundo factor la
calidad de los servicios públicos, equipamiento y espacios y el tercer
factor considera la gestión y protección de los recursos naturales como
condiciones para el crecimiento y desarrollo de las actividades productivas
(tabla 5).
Tabla 5
Ponderación de la Dimensión de
Recursos
Físicos
El índice promedio ponderado para esta dimensión se
obtiene de la siguiente manera:
Siguiendo el procedimiento ya mencionado, el índice de la dimensión
de Recursos Físicos se presenta en el índice final.
Índice de la Dimensión Población.
Este índice está calculado
en base al grado de
participación o disposición de la población en las acciones relacionadas al
desarrollo municipal o regional. La matriz de datos de la dimensión Población
(PO) está conformada por cinco variables
que fueron reducidas
a dos factores que explican
el 61.4 % de la varianza total de la matriz.
El primer factor es explicado por las
condiciones de bienestar de la población en los últimos cinco años y el nivel de fomento y
trascendencia de la cultura de la comunidad a las generaciones futuras. El segundo factor
explica la iniciativa de la población para
emprender procesos de desarrollo
(tabla 6).
Tabla 6
Ponderación de la Dimensión
Población
El
índice promedio ponderado
para esta dimensión se obtiene bajo la siguiente ecuación:
El coeficiente es
de
2.132062323 y se presenta adelante en
el índice de competitividad.
Índice de la Dimensión Instituciones y
Gobierno.
Este apartado valora la eficiencia en la
administración de los servicios proveídos a la comunidad, así como el grado de coordinación
interinstitucional (educativo,
productivo, gobierno) relacionado al desarrollo económico, social o ambiental. La matriz
de datos de la dimensión Instituciones y Gobierno (INT) está conformada por
siete variables que fueron reducidas a dos factores que explican el 59.8
% de la
varianza total de la matriz.
El
primer factor explica
la eficiencia en los resultados
del
gobierno,
así
como
la valoración de la atención del gobierno a sectores productivos prioritarios.
Por su parte, el segundo factor se asocia al grado de vinculación con instituciones gubernamentales, no gubernamentales e instituciones educativas con el sector productivo (tabla 7).
Tabla 7
Ponderación de la Dimensión Instituciones y
Gobierno
El
índice promedio ponderado
para esta dimensión se obtiene bajo la siguiente ecuación:
Siguiendo el procedimiento ya mencionado, el
índice de la dimensión de Instituciones y Gobierno es de 2.823394783.
Índice de
Competitividad de
la
Dimensión Empresas.
Este índice está basado en las condiciones para la permanencia y
desarrollo de las unidades económicas; así como la capacidad innovadora
(conocimientos/ tecnología) y de adaptación
de los sectores productivos locales. La matriz de datos de la dimensión (EMP) está
conformada por nueve variables que fueron reducidas a cuatro factores
que explican el
77.5 % de la varianza total de la
matriz.
El primer factor explica las condiciones laborales
así
como
el
nivel
de
competitividad empresarial y la permanencia de las actividades productivas. El segundo factor se
asocia al fomento
para la formalización
y
desarrollo de las unidades económicas; así como la existencia de sistemas de información
que apoyen los procesos productivos.
Por otro lado, el tercer factor
es
explicado por la iniciativa, creatividad e inventiva de los agentes
productivos. Por último, el cuarto
factor está asociado
a las condiciones de contexto que se presentan en el municipio en
comparación con otros municipios que desarrollan la misma actividad económica
(tabla 8).
Tabla 8
Ponderación de la Dimensión Empresas
El
índice promedio ponderado
para esta dimensión se obtiene bajo la siguiente ecuación:
Siguiendo el procedimiento ya mencionado, el
índice de la dimensión de Empresas resulta con un coeficiente de 2.306678216.
Índice Promedio de la Competitividad
Municipal.
Para calcular en ICM se realiza un promedio aritmético el
cual debe realizarse con las calificaciones obtenidas por cada dimensión (tabla 9).
Tabla 9
Índice de Competitividad Municipal en
Teotitlán del Valle
Para una mayor compresión, existe la posibilidad de graficar los resultados obtenidos por dimensión (figura 3).
Figura 3. Perfil
Competitivo de Teotitlán del
Valle
Esta amiba
permite identificar de manera visual la posición
de cada dimensión en relación a la calificación obtenida.
Resultados y discusión.
Contar con un índice de competitividad a nivel
municipal permite identificar aquellas acciones que realizan los municipios
para generar desarrollo y aquellas que van en detrimento del mismo. En este
caso en particular el municipio
de Teotitlán del Valle presenta diversas situaciones en
cada dimensión. La dimensión mejor posicionada es Recursos Físicos, los
artesanos perciben que cuentan con
los espacios suficientes
para producir y comercializar sus artesanías; comparten un espacio dedicado a
la venta de sus tapetes en los cuales se van rotando los artesanos a lo largo de la semana, a fin de que
todos tengan la oportunidad de expender sus productos.
Así también, cuentan con un museo dedicado
a
la
producción
textil,
el
acceso
a la carretera es eficiente lo que permite
a los artesanos ampliar
sus zonas de
venta en otros mercados o en la capital y existen reglas establecidas
para el cuidado ambiental relacionadas con el reciclaje, separación de basura y
reforestación. En este ranking, la segunda dimensión
es
la
de
Instituciones
y Gobierno, ya que perciben de manera
generalizada que las autoridades municipales están trabajando por el
crecimiento de la comunidad, las
autoridades son serviciales, atienden
las demandas de los artesanos y guardan buena relación con la población; este
ambiente facilita el trabajo conjunto
generando la formación de nuevas asociaciones y redes (Enrique &
Rangel, 2008).
Este municipio, como la mayoría de ellos en el estado, se rigen
bajo el sistema político de usos y costumbres; sin
embargo, los artesanos consideran que las instituciones gubernamentales y
sus
dependencias
enfocadas al desarrollo de la artesanía
como el
programa de Fomento a las
Artesanías, la Secretaría de Turismo
y
el
Instituto
de
las Artesanías Oaxaqueñas,
no les brindan apoyos suficientes para que puedan elaborar y comercializar sus artesanías.
En tercer lugar se encuentra
la dimensión Empresas, la cual se
percibe como un sector
predominantemente textil artesanal
donde más del 90% de la población se dedica a esta actividad. Lo cual se
refleja en las acciones que realizan los artesanos para sostener esta actividad económica y aumentar la rentabilidad
de la misma.
Seguido se
encuentra la dimensión de Población; los artesanos perciben que
la comunidad se organiza
fácilmente para dar soluciones a
problemáticas o el
logro de beneficios comunes. Consideran que la producción de artesanías,
si no ha elevado su nivel de vida en los últimos cinco años, les ha permitido satisfacer las necesidades básicas que complementan con alguna otra actividad
económica.
Finalmente, la
posición de la
dimensión de Recursos Humanos
muestra la situación en relación al distanciamiento
de las nuevas generaciones para dedicarse a esta actividad, ya que no
representa una carrera profesional como tal, actualmente no existe en el estado
alguna carrera universitaria ni técnica que permita la formalización educativa
en alguna rama de las
artesanías. Aunado a
esto, el factor de la rentabilidad se ve afectado
por las mercado, la competencia desleal y la desvalorización de la actividad, lo que propicia la depreciación de los productos.
Conclusiones
La
generación de un índice de competitividad desarrollado desde las aportaciones teóricas y prácticas que se han realizado sobre este fenómeno, permitió
la identificación de aquellas
dimensiones
que deben ser consideradas a nivel municipal en zonas rurales. Este modelo
estableció cinco dimensiones que integraron a la mayoría de los factores considerados en los índices
actuales de medición.
Este análisis muestra
la complejidad que el fenómeno de la competitividad
territorial representa en su estudio y aplicación. Los criterios deben estar
articulados en relación con la percepción que los actores
tienen de su territorio que es
fruto de un proceso de construcción social donde las percepciones tienden a
distribuirse de manera relativamente homogénea: la forma en que piensan las
personas tiene regularidades intra-regionales
y distinciones inter-regionales (Delamaza & Thayer, 2013).
La propuesta de medir la competitividad
a partir de
las percepciones de los
habitantes incluye variables subjetivas que permitieron establecer una
concepción clara y contextualizada de los procesos de desarrollo en municipios que parecieran ser no competitivos (objetivamente), pero
que han subsistido al paso del tiempo y han adoptado y rediseñado sus propios conceptos de bienestar, desarrollo, crecimiento y competitividad, entre otros.
En términos generales, el análisis realizado permite conocer las acciones
exitosas que efectúa la comunidad en relación a la gestión de sus capacidades
sociales; asimismo permite a los
tomadores de decisiones
a nivel local, contar con un conocimiento más claro y objetivo sobre las
potencialidades y debilidades de cada dimensión para que de esta manera se
generen estrategias, acciones y
programas encaminados a la mejora
de las condiciones
territoriales, generando así
ambientes propicios para el eficiente desarrollo de las actividades productivas que tengan
por objetivo el mejoramiento de las condiciones de las comunidades y la preservación del legado cultural que identifica, posiciona y transforma a nuestras comunidades.
Se espera que esta investigación sirva como base de futuras
investigaciones y/o pueda realizarse en comunidades con otras actividades productivas y en otras regiones del estado. De la misma manera, se
recomienda considerar el papel
mediador de los tomadores
de decisiones a nivel local, así como la integración de factores culturales
como una dimensión de la competitividad que pareciera incidir en la dinámica
socioeconómica de las comunidades.
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