Ciencias Administrativas. Teoría y Praxis
Num. 2 Año 12, Julio-Diciembre 2016, pp. 175-192
Revisión de
literatura para medir el contrato
psicológico relacional, el compromiso afectivo y la intención para
compartir el conocimiento tácito
Literature review
to measure relational psychological contract, affective commitment and
intention to share tacit knowledge
Petra Salazar-Fierro* Josefa
Melgar Bayardo*
Resumen
Muchas organizaciones piensan que sólo
con el uso de alta tecnología pueden obtener ventajas competitivas y han ignorado
en gran medida lo que el conocimiento tácito de las personas representa. Este conocimiento, es
capaz de crear ventajas competitivas sostenibles que les permite a las organizaciones
diferenciarse unas de otras, cuando poseen recursos tan valiosos como lo son
las personas, al formar equipos de trabajo y asegurar una fuerza laboral que no puede ser copiada por sus competidores.
El objetivo de
la presente investigación es analizar las diversas formas utilizadas para medir
el contrato psicológico relacional, el compromiso afectivo y la intención de compartir
el conocimiento tácito. La revisión de literatura del presente trabajo se
realizó, en el período comprendido de enero
de 2014 a agosto de
2015 y en total se analizaron 16 investigaciones
relacionadas con el contrato
psicológico relacional, 24 de compromiso afectivo y 14 para intención de
compartir el conocimiento tácito. Los resultados muestran la utilización de diversos instrumentos y
adaptaciones de éstos para medir las variables estudiadas, de los cuales el
68.75% de los estudios utilizó la Escala del Contrato Psicológico para medir el
contrato psicológico relacional; el 95.83% utilizó el Modelo de Tres Componentes para medir el
compromiso afectivo y el 42.86% reporta
haber utilizado la escala de medida desarrollada por Bock, Zmud, Kim y
Lee (2005) para medir la intención de compartir el conocimiento tácito. Los hallazgos
incluyen que el mayor índice de confiabilidad obtenido en los
instrumentos utilizados para medir el contrato psicológico relacional fue una
Alpha de Cronbach de .90; para el compromiso afectivo de .93; y para la intención de compartir el conocimiento tácito
.98. También, los estudios indican
que la mayor cantidad de sujetos
a quienes fue aplicado el instrumento para medir el contrato psicológico
relacional fue de 1028; para el compromiso afectivo 1500 y 2010 para la
intención de compartir el conocimiento tácito.
Palabras clave: revisión de literatura,
instrumento de medición, contrato psicológico relacional, compromiso afectivo, conocimiento tácito
Abstract
Many organizations believe that only with high technology
use they can obtain competitive advantages
and they have
ignored widely what the persons’
tacit knowledge represents. This knowledge is able to create sustainable
competitive advantages that
allow organizations to
distinguish one from another when they possess valuable resources such as
people able to form teams and ensure a workforce that cannot be copied by its competitors.
* Estudiante Doctorado en Ciencias Administrativas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Chihuahua,
México, pesalaza@uacj.mx
** Profesora investigadora, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua, México, E-mail: jmelgar@uacj.mx
Artículo recibido: 4 de febrero de 2016
Artículo
aceptado: 15 de septiembre de 2016
The
objective of the present research is to analyze the different used forms to
measure the relational psychological contract, the affective commitment
and the intention
to share tacit knowledge. The literature review of the present work was realized from January
2014 to August 2015 and sixteen
researches related with relational
psychological contract were analyzed;
twenty-four to affective commitment and fourteen to intention to share
tacit knowledge. The
results show the
use of various instruments and adaptations of it
to measure
the
studied
variables
of
which
68.75% of the researches used
the Scale of Psychological
Contract to measure the relational psychological contract; 95.83% used the
Three- Component Model to measure affective commitment and 42.86% used the
measurement scale developed by Bock, Zmud, Kim and Lee (2005)
to measure the intention
to share
tacit knowledge. Findings
include that the highest
rate of reliability obtained in the instruments used to measure
relational psychological contract was a Cronbach Alpha
.90; to affective contract was .93 and .98 to intention to share tacit
knowledge. Also studies shows that the larger quantity of
subjects used in the application of instruments to measure
the relational psychological contract was 1028, to affective commitment
1500
and
2010
to
intention to share tacit knowledge.
Keywords: literature review,
measurement instrument, relational psychological contract, affective
commitment, tacit knowledge.
Clasificación
JEL: L29,
M10
Introducción
El conocimiento
es un “proceso humano dinámico de
justificación de la creencia personal en busca de la
verdad” (Nonaka & Takeuchi, 1999:
63), compuesto de significados,
perspectivas e intenciones particulares y anclado en
las creencias y
el compromiso de su poseedor que
lo convierte en un activo intangible de gran valor e indispensable en el logro de los objetivos
organizacionales (Máynez, Cavazos, &
Nuño de la Parra, 2012).
Por ello,
para
las
organizaciones es importante la implementación de estrategias
que estimulen a sus empleados a
compartir el conocimiento adquirido, ya que al compartirlo, se tiene
la posibilidad de mejorar el desempeño
de la organización mediante la toma de decisiones que tienen como fin generar ventajas competitivas y guiar el
rumbo de la organización (Máynez,
Cavazos, Ibarreche, & Nuño de la Parra, 2012).
El conocimiento tácito es el activo intangible estratégicamente más
significativo porque
se convierte en la única base sostenible y renovable en la competitividad y
actividades organizacionales, y compartirlo es un acto voluntario, donde
intervienen
dos
actores,
el empleado y la organización (Máynez
& Cavazos, 2011).
Mediante esta interacción, se crea un proceso de
reciprocidad que funciona como un contrato psicológico basado en expectativas
recíprocas que estimula las relaciones de intercambio entre ambas partes
(Richard, McMillan, Bhuian,
& Taylor, 2009).
Por un lado la organización ofrece incentivos,
mientras que por el otro,
el empleado ofrece su contribución,
conceptualizándose como asociados dispuestos a invertir sus recursos
en la medida en que alcanzan sus objetivos
y obtienen beneficios mutuos (Fantinato & Casado, 2011).
La mayoría
de los estudios coinciden en que
el conocimiento tácito es la esencia primordial de las organizaciones porque
contribuye en beneficio de resultados tanto operativos como financieros (Venkitachalam & Busch, 2012), habilita la percepción de ideas que estimulan
la creatividad derivando en una relación
directa con la innovación y el crecimiento económico (Subashini, 2010).
Por otro
lado, existen diversos
factores que inciden tanto directa como indirectamente para que la
transferencia del conocimiento tácito se lleve a cabo (Yong, Byoungsoo, Heeseok, &
Young-Gul, 2013) dentro de los
cuales figura el compromiso afectivo y la percepción del contrato psicológico
relacional que el empleado tenga hacia su organización, sin embargo, se ha puesto poco interés en la influencia que estas variables puedan
tener para que la transferencia del conocimiento
tácito sea
exitosa (Anvari, Mansor, Rahman,
Rahman, & Chermahini, 2014). Por tal motivo y
en primera instancia, con esta investigación
se busca analizar los diversas formas utilizadas para medir el contrato
psicológico relacional (acuerdo no escrito que establece las expectativas
recíprocas entre el empleado y la organización en una
relación
laboral
de largo plazo) el compromiso afectivo (la relación entre el empleado y la organización,
caracterizada por el apego emocional, identificación e involucramiento del
trabajador voluntariamente) afectivo) y la intención de compartir el conocimiento
tácito
(el
deseo
o voluntad de compartir el conocimiento adquirido mediante la experiencia con
otras personas de manera positiva, de forma voluntaria y sin condiciones.
Marco
teórico
En toda relación
laboral, cuando una persona se vincula
a una organización como trabajador, se establece entre ambas partes, una serie de acuerdos donde
se estipulan las condiciones referentes a la relación contractual (Vesga,
2011), sin embargo, más allá de estos
acuerdos, en las
personas surge una
serie de creencias y expectativas acerca de la relación de trabajo que generalmente
no se manifiestan, pero sí afectan la percepción de ésta (Rousseau, 1990; Vesga, 2011).
Un
tema central en la administración, es precisamente la diferencia de
conocimiento entre las organizaciones; que a partir de esta condición se busca
explicar por qué algunas firmas obtienen mejor desempeño y logran resultados
superiores a sus competidores (Máynez & Cavazos, 2011). Existen múltiples factores que inciden tanto directa como
indirectamente para que la transferencia del conocimiento intraorganizacional
se lleve a cabo (Yong et al., 2013),
dentro de los cuales figuran la percepción del contrato psicológico relacional
y del compromiso afectivo que el empleado tenga hacia la organización.
El contrato
psicológico relacional, es una expectativa recíproca del individuo y
la organización que representa las ideas sobre
la relación empleado organización
(Freese
& Schalk, 2008), que a su vez
captura la individualización de la relación laboral, reflejando las necesidades
del individuo y sus expectativas implícitas sobre el empleador (Randmann,
2013). Es un compromiso tácito entre el individuo y la organización en donde
ambas partes esperan que se respeten los acuerdos pactados y se realicen
cabalmente (Roya, Nur, Siti,
Rabeatul, & Siavash, 2014). Los académicos
Agarwal y Bhargava (2013)
mencionan que es un acuerdo no escrito, mucho más que un contrato formal de
empleo porque establece lo que la administración espera del empleado y
viceversa.
Por otra
parte, el compromiso
afectivo es una fuerte
creencia y dedicación en los objetivos y
valores organizacionales con los que se identifica el trabajador
(Allen & Meyer, 1996; Haque & Aslam, 2014), lo cual le genera un sentimiento de orgullo
el formar parte de ella. Incluye fenómenos psicológicos, así como lazos
emocionales y un sentido de unidad y deseo por alcanzar los objetivos en favor de la organización (Breitsohl & Ruhle,
2013). Este deseo ocurre a nivel individual,
es de carácter afectivo y surge cuando el trabajador se
involucra con la
organización al percibir la satisfacción de sus necesidades y expectativas, que lo conduce a buscar también el bienestar de la organización y tener un marcado
orgullo de pertenencia (McKay,
Kuntz, & Naswall, 2013), al mostrar interés por los problemas de la
organización siendo solidario y cooperativo cuando es necesario (Nevin, Aral, & Oznur, 2013).
El
conocimiento organizacional se
integra tanto con las competencias de las personas que laboran en una empresa
como con los principios de la
organización, a través
de los cuales se estructuran y coordinan las relaciones entre
los individuos y
grupos. Este activo intangible se encuentra en las reglas, los
procedimientos, las estrategias y tecnologías
y es el resultado de interrelaciones
de las personas que actúan en beneficio de la organización (Máynez et al., 2012).
Está ligado a las relaciones sociales
y su transferencia
normalmente
ocurre a través del contacto directo porque demanda una interacción intensa
entre los miembros de la organización (Reychav & Weisberg, 2010).
Como parte
de los activos intangibles y de gran valor en el desarrollo
organizacional, se encuentra el conocimiento tácito. El conocimiento tácito
no es fácilmente codificado
o articulado porque está embebido en el cerebro del individuo y está
profundamente ligado con la acción y el compromiso de las personas (Máynez
& Cavazos, 2011). Se encuentra enraizado en la acción
y experiencia del sujeto y envuelto en un contexto
particular que lo hace difícil transformar a la forma explícita (Shu-Chen & Chen-Kiang, 2009).
Uno de los primeros en diferenciar el conocimiento tácito del conocimiento explícito fue Polanyi, al
afirmar que el conocimiento humano inicia con la observación que hace respecto
a que “we can know more than we can tell” (Polanyi,
1966, p. 4), al
conocimiento tácito lo define como personal y específico, difícil de explicar
con palabras y expresar su significado y además no puede ser estudiado sin considerar
la parte explícita de la base del conocimiento porque están
mutuamente constituidos (Polanyi, 1966, p. 5). Por su parte Nonaka, Umemoto y
Senoo (1996), coinciden con Polanyi al afirmar que efectivamente, tanto el
conocimiento tácito como el conocimiento explícito son dos entidades
complementarias porque interactúan en la creatividad humana tanto individual
como grupal y ambos forman parte de las actividades organizacionales.
Asimismo,
los académicos Nonaka y Takeuchi
(1999: p.66) mencionan que el conocimiento tácito radica en la subjetividad del
individuo,
donde
la
intuición,
las
ideas
y corazonadas son parte de él, es el “aquí y ahora” y es creado
simultáneamente. Es difícil de observar y transmitir, es inimitable, raro e insustituible y solo puede ser
transmitido a través del contacto directo de las personas (Oguz & Sengun,
2011).
Estudios
indican que para que la transferencia del conocimiento tácito ocurra,
es necesario considerar ciertos
elementos que influyen tanto
positiva como negativamente durante este proceso. Dentro de los factores que
influyen positivamente está la motivación del sujeto, donde se menciona que la
transferencia mejora a través de la motivación extrínseca, mostrando que las personas
lo hacen porque se sienten comprometidas con la organización y no por razones de obtener recompensas económicas (Martín et al., 2009).
También se indica que la percepción de apoyo, la
confianza, las estructuras de recompensa, las diferencias de estatus
organizacionales, el liderazgo y las redes sociales se encuentran
estrechamente relacionadas con el proceso de transferencia del conocimiento
tácito (Visvalingam & Manjit
Singh, 2011). Los académicos Joaia
& Lemus (2010) mencionan que los factores
idiosincráticos, las estrategias de gestión del conocimiento
adoptadas por la organización, así como su estructura también forman parte
de los elementos a considerar para el éxito de la transferencia del
conocimiento tácito intra-organizacional, asimismo Máynez et al., (2012),
afirman que la capacidad de absorción y la cultura organizacional también
contribuyen en dicha transferencia. Por el contrario, dentro de los factores
encontrados que influyen negativamente en la transferencia de conocimiento tácito
intra-organizacional se menciona el miedo a perder posibles ventajas y la falta
de mecanismos de recompensas adecuadas entre otros y probablemente las
interrelaciones sociales son los factores más importantes que facilitan la
transferencia del conocimiento
tácito entre empleados
dentro de una organización, pero no se conocen
a cabalidad los factores o estrategias que garanticen que ésta ocurra
exitosamente (Shu- Chen &
Chen-Kiang, 2009).
Cuando el conocimiento tácito se comparte, se generan cambios en las
prácticas, políticas y comportamientos actuales consideradas como actividades que agregan valor a la
organización (Máynez & Cavazos, 2011).
Los académicos Nonaka & Takeuchi, (1999, p. 101) afirman que una
vez que el conocimiento tácito ha sido compartido, debe
expandirse tanto horizontal como verticalmente
en la organización para generar
un nuevo ciclo de creación de conocimiento y la organización
debe proveer las condiciones y proporcionar los instrumentos necesarios que
faciliten su expansión. Además para que ese conocimiento
compartido pueda entenderse es necesario convertirlo a números o palabras que todos
los miembros de la organización entiendan (Nonaka & Takeuchi, 1999, p. 7) y para que la transferencia del conocimiento tácito
se lleve a cabo,
es necesaria la
participación tanto del empleado
como de la organización. Por parte del empleado su intención de compartir se sustenta
en la voluntad de hacerlo
y en la expectativa de
reciprocidad por parte del receptor (Máynez & Cavazos 2011). En lo que respecta a la organización,
se requiere que sea sensible y muestre interés por ese activo intangible que
implica el reconocimiento, aprecio y valor del conocimiento que se le comparte
(Máynez et al., 2012).
Las preguntas
que se buscan responder
en este trabajo
son: ¿Cuáles son
las diversas formas en que han sido medidas las variables estudiadas?
¿Cuántos ítems se han empleado? ¿Qué índice
de confiabilidad se ha obtenido? ¿Cuál ha sido el tamaño
de la muestra propuesta? y ¿En qué países se han desarrollado las
investigaciones?
Metodología
Una revisión
de literatura es una metodología
de investigación científica donde se hace una síntesis y análisis de la información sobre cierto tópico, partiendo de la formulación de preguntas
claramente definidas (Gisbert & Bonfill, 2004), con la finalidad de
localizar, seleccionar y valorar
críticamente la información encontrada para alcanzar conclusiones válidas y
objetivas sobre qué es lo que dicen las evidencias sobre el tema investigado (Sánchez-Meca,
2010).
Gisbert y
Bonfill (2004) proponen
que para realizar una
revisión
sistemática
se
deben seguir seis pasos que incluyen: a) formulación del problema, objetivo o
pregunta de investigación; b) localización y selección
de estudios; c) evaluación de la calidad de los
estudios; d) extracción de los datos;
e) análisis y presentación de resultados y f) interpretación de los resultados.
Con
la finalidad de seguir las pautas establecidas previamente, el análisis del
presente documento se centra principalmente en
conocer las distintas
formas en que las
variables objeto de estudio han sido medidas, la cantidad de ítems utilizados, el índice de
confiabilidad obtenido, así
como el tamaño de la muestra y los países en donde se
han desarrollado las investigaciones.
La
revisión de literatura del presente artículo
es
sistemática cualitativa
y para su realización se
siguieron los siguientes pasos: primeramente se hizo la formulación
del problema de investigación; se estableció
el objetivo
y
se
realizaron
las
preguntas
de investigación; enseguida
se enfatizó en la localización y
selección de estudios relacionados con el contrato psicológico relacional, el
compromiso afectivo y el conocimiento tácito; posteriormente se
hizo la revisión de los estudios encontrados; se extrajeron y salvaron los datos y se procedió
al análisis de la información obtenida.
Se
estableció como criterio analizar únicamente investigaciones aplicadas con el
fin de extraer la información específica, con visualización a texto completo, que
fueran publicaciones académicas y sin restricción de idioma, año de publicación ni factor de impacto
de la revista y la localización y selección de los
estudios se hizo a través de las bases de datos
Ebscohost, Emerald, ScienceDirect, Springer,
Jstor, Google Scholar e ISI Web of Sciences principalmente. La búsqueda de información
se realizó a través de palabras claves, tales como nombres de las variables,
combinación entre ellas y área de estudio. Esta búsqueda se realizó
en el periodo comprendido de enero
de 2014 a agosto de 2015, siendo la última búsqueda de información el día 30 de
agosto de 2015.
Para
el proceso de extracción de datos se elaboró una tabla matriz, donde se
concentró la información de los artículos
seleccionados,
conteniendo:
nombre del artículo, autor(es), nombre de la revista, datos de identificación de la revista (volumen, número, año de publicación,
páginas), fecha en que se recuperó el artículo,
base de datos de donde
se recuperó el artículo,
palabra clave con la que se recuperó
el artículo, factor de impacto de la revista,
palabras clave del artículo, tipo de investigación, nombre de los
instrumentos utilizados, cantidad de ítems establecidos, índice de
confiabilidad obtenido, población y tamaño
de la muestra a quienes se aplicó
el instrumento, método
utilizado para la recolección de los datos, análisis de la información y lugar donde
se realizó el estudio
de cada uno de los artículos analizados.
Resultados
En el período comprendido de enero de 2014
a agosto de 2015, se extrajeron de la literatura todas las investigaciones
encontradas correspondientes a las variables contrato psicológico relacional, compromiso afectivo y conocimiento tácito y se excluyeron
aquellas que no contaran con la información requerida, dejando únicamente las
investigaciones aplicadas que contenían la información de interés para su
análisis.
Para
la variable contrato psicológico relacional se extrajeron dieciocho artículos
en total, de los cuales dos de ellos se eliminaron por no contener las
características buscadas para la investigación (Metz, Kulik, Brown, &
Cregan, 2012; Scheel, Rigotti, & Mohr, 2013) y sólo se analizaron dieciséis estudios.
De igual forma para la variable
compromiso afectivo se extrajeron en total veintiséis estudios, de los
cuales sólo se analizaron veinticuatro
y dos de ellos se
eliminaron por no contar
con la información
requerida en su totalidad (Ghorbanhosseini, 2013; Lovblad &
Bantekas, 2010) y para la variable conocimiento tácito, se encontraron
dieciocho artículos, de los cuales, sólo catorce se seleccionaron para su
análisis, descartándose los cuatro restantes por tratarse de ensayos y no reunir la
información de interés (Ming-Tien, Kun-Shiang, & Jui-Lin, 2012;
Nonaka & von Krogh, 2009; Zeynep, von Krogh, & Nonaka,
2008; Nonaka, Umemoto, & Senoo, 1996).
El
total de artículos extraidos, excluidos y analizados por variable para la
realización de la presente investigación se muestran en la tabla 1.
Tabla 1
Artículos extraídos, excluidos y analizados
Instrumentos utilizados
Con base en los
estudios analizados, se en- contró que para medir el contrato psicológico
relacional, once estudios utilizaron la Escala del Contrato
Psicológico (PCS), desarrolla- da por Millward y Hopkins (1998)
(Alcover & Martínez-Iñigo, 2012; Behery,
Paton, & Hus- sain, 2012; Chiang,
Jiunn-Yih, Liao, & Klein,
2012; Chih-Yun & Chih-Hung, 2012; Grimmer
& Oddy, 2007; Gupta,
Agarwal, Samaria, Sar- da, & Bushab, 2012; Harold, 2008;
Matthijs, Kooij, & De Joung, 2013; Millward & Brewer- ton, 1999;
Millward & Hopkins, 1998; Raja, Johns, & Ntalianis, 2004); otro estudio
utilizó el Inventario del Contrato Psicológico (PCI) de- sarrollado por Rousseau (1989)
(Kraft & Kwan- tes, 2013); otro estudio utilizó el
Cuestionario del Contrato Psicológico (PCQ), implementado
por Patrick (2008) (Jha & Pingle, 2015); dos investigaciones midieron la
variable con base en Raja, Johns
y Ntalianis (2004)
(Breakkan,
2012; Richard
et al., 2009)
y otro estudio la
midió con base en Isaksson
et al., (2003) (De
Cuyper & De Witte, 2006).
Respecto a la
variable compromiso afectivo, cabe mencionar que de los veinticuatro estudios
analizados, veintitrés de ellos, utilizaron el Modelo de
Tres Componentes (TCM) desarrollado por
Allen y Meyer (1996), para medir
los
diferentes
niveles
del compromiso organizacional (afectivo, de continuidad y normativo), los
cuales lo hicieron en diversas adaptaciones y evaluado en escala Likert de
cinco puntos, (Alniacik, Alniacik, Akcin, & Erat, 2012; Arain, Hameed,
& Farooq,
2012; Cassar & Briner, 2011; Ching-
Chow, Ping-Shun, &
Yu-Hui, 2014; Haque
& Aslam, 2014; Hye Kyoung, 2014; Kraft &
Kwantes, 2013; Kyei-Poku & Miller, 2013; Lapalme, Simard, & Tremblay, 2010; Lapointe, Vandenberghe,
& Boudrias, 2013; Maldonado- Radillo, Guillén, & Carranza, 2011; Matherne
& Litchfield, 2012; Matthijs et al., 2013; McKay
et al., 2013;
Meyer et al., 2012; Nevin
et al.,
2013; Poon, 2013; Richard et al., 2009; Rusu,
2013; Sallan,
Simo, Fernández,
&
Enache,
2009; Sheik & Anisa, 2012; Shepherd, Patzelt,
& Wolfe,
2011; Upasna
& Shivganesh, 2013; Yousaf, Sanders,
& Shipton, 2013) y sólo
se encontró un estudio que utilizó
el instrumento
desarrollado por Mowday,
Porter y Steers (1982) para medir la
variable y fue evaluado en escala Likert
de siete
puntos, (Alcover & Martínez-Iñigo, 2012).
De igual forma para medir la
intención de compartir el
conocimiento tácito, se encontró que seis investigaciones lo
hicieron con
base en la escala de medida sin
nombre desarrollada por Bock,
Zmud, Kim y Lee (2002) y
fue evaluado en
escala Likert de cinco puntos (Borges, 2013; Huang & Huang,
2012; Reychav
& Weisberg, 2009, 2010; Shu-Chen & Chen-Kiang, 2009; Yong et al.,
2013); otra investigación utilizó
el Inventario de Conocimiento Tácito para Manejadores
(TKIM) de Wagner y Sternberg (1991)
y fue evaluado en escala Likert de siete puntos (Hua
& Shuhua,
2014); otro lo midió de acuerdo a Taylor y Todd (1995), evaluado
en escala Likert de cuatro puntos (Olatokun &
Nwafor, 2012); cuatro investigaciones lo
hicieron con base en la literatura, es decir la construcción de los ítems utilizados para medir la
variable fue mediante la literatura sin utilizar ningún nombre
del instrumento en particular (Joaia & Lemus,
2010; Máynez, Cavazos,
Ibarreche , & Nuño de la Parra, 2012;
Máynez, Cavazos, & Nuño de la Parra, 2012; Visvalingam
& Manjit Singh,
2011); otra investigación lo midió con base
en Fishbein y Ajzen (1975) utilizando escala Likert
de cinco puntos para su evaluación (Bock et al.
2005) y otra más lo hizo con base en van den
Hoof y de Ridder (2004) (Casimir et al., 2012).
Los instrumentos de
medida y diversas formas utilizadas en los estudios
analizados para medir el contrato psicológico relacional, el compromiso afectivo y la intención de compartir
el conocimiento tácito se muestran en la tabla 2.
Tabla 2
Diversas
formas utilizadas para medir las variable
Ítems utilizados para medir
las variables
Dentro de
los
instrumentos para
medir el Contrato psicológico relacional, se encontró la Escala del
Contrato Psicológico (PCS), evaluada mediante trece ítems en escala Likert
de siete puntos
que va del 1
”totalmente en desacuerdo a
7 “totalmente de acuerdo”
(Millward & Hopkins,
1998) y las investigaciones que utilizaron esta
escala emplearon diversos ítems y escalas
en su
evaluación, dos estudios utilizaron
doce ítems para medirlo (Alcover & Martínez-Iñigo, 2012; Millward
& Brewerton, 1999); otro
estudio no reportó cuántos ítems utilizó (Behery, Paton,
& Hussain, 2012); otro estudio utilizó veintidós
ítems (Chih-Yun
& Chih-Hung, 2012), dos
emplearon siete
ítems (Grimmer
&
Oddy,
2007;
Gupta,
Agarwal,
Samaria,
Sarda,
&
Bushab, 2012); tres
investigaciones utilizaron nueve ítems (Chiang et al.,
2012;
Harold,
2008; Matthijs et al., 2013) y otra investigación utilizó once ítems
(Raja et al., 2004). Sólo
una investigación utilizó el
Inventario del Contrato Psicológico
(PCI) para medir la variable
y lo hizo mediante diez ítems (Kraft & Kwantes,
2013); otra utilizó
el Cuestionario
del Contrato
Psicológico empleando cincuenta y dos ítems (Jha & Pingle, 2015);
dos estudios
utilizaron nueve ítems para
medir la variable y lo hicieron con base en Raja,
Johns y Ntalianis (2004) (Breakkan,
2012; Richard et al., 2009) y
otro estudio midió la variable
con base
en Isaksson et al., (2003) y utilizó catorce
ítems (De Cuyper & De Witte, 2006).
En cuanto
a
la
variable compromiso afectivo se encontró
que
de
las
veintitrés
investigaciones que
utilizaron el Modelo
de los Cinco Componentes también utilizaron diversos ítems para medirlo,
cuatro investigaciones utilizaron ocho ítems (Alniacik et al., 2012; Sheik &
Anisa, 2012; Upasna & Shivganesh,
2013); otras cuatro utilizaron cinco ítems (Arain et al., 2012; Haque & Aslam,
2014; Matherne & Litchfield,
2012;
Poon,
2013); seis investigaciones emplearon seis
ítems (Cassar &
Briner, 2011; Hye Kyoung,
2014; Lapalme et al., 2010; Lapointe et al.,
2013); una utilizó cuatro
ítems (Ching-Chow et al.,
2014); cinco investigaciones no reportan el número de ítems utilizados
(Kraft & Kwantes,
2013; Kyei-Poku & Miller, 2013; Nevin et al.,
2013; Rusu, 2013; Sheik &
Anisa, 2012); otro estudio utilizó siete ítems (Maldonado-Radillo et al., 2011); otro utilizó
nueve ítems (McKay et al., 2013) y otro empleó tres ítems (Nevin
et al., 2013). Sólo se encontró un estudio que midió la variable con base en Mowday, Porter y Steers
(1982) mediante quince ítems (Alcover
& Martínez-Iñigo, 2012).
Respecto
a la variable conocimiento tácito, las investigaciones analizadas, reportan que
seis investigaciones utilizaron la escala de medida desarrollada por Bock et al. (2002);
de las cuales tres de ellas emplearon tres ítems (Huang & Huang,
2012; Shu-Chen & Chen-Kiang, 2009; Yong et al., 2013); dos
investigaciones utilizaron doce ítems (Reychav
& Weisberg, 2009, 2010) y una utilizó cuatro
ítems para medir la variable
(Borges, 2013). Se encontró
un estudio que utilizó el Inventario
de Conocimiento Tácito para Manejadores
(TKIM) para medir la variable, sin embargo no reportó cuántos ítems utilizó
para hacerlo (Hua
& Shuhua,
2014). Asimismo otro estudio midió
la variable con base en Taylor
y Todd (1995)
mediante tres ítems (Olatokun & Nwafor,
2012); cuatro
investigaciones lo hicieron con base en la literatura mediante cuatro ítems
(Joaia & Lemus, 2010; Máynez, Cavazos, Ibarreche , et al.,
2012;
Máynez,
Cavazos,
& Nuño de
la Parra, 2012; Visvalingam &
Manjit Singh, 2011); otra lo hizo
con base en Fishbein y Ajzen (1975) con tres ítems (Bock
et al., 2005) y otra con base en Van den Hoof y
Ridder (2004) mediante
cinco ítems (Casimir,
Lee, & Mark, 2012).
Índice de
confiabilidad de
los
instrumentos
De los estudios
analizados para medir la variable contrato psicológico relacional, se encontró que diez estudios
lo hicieron con base
en la Escala del Contrato Psicológico (PCS), de los cuales seis reportan haber
obtenido una Alpha de
Cronbach arriba de .80 (Gisbert & Bonfill, 2004; Gupta et al., 2012;
Harold, 2008; Matthijs et al., 2013; Millward
& Brewerton,
1999; Millward & Hopkins,
1998); dos estudios no reportan el índice de confiabilidad obtenido (Behery et al., 2012; Chih-Yun & Chih-Hung,
2012); otro obtuvo .65 (Grimmer
&
Oddy,
2007) y
otro .79 (Raja
et al., 2004).
Un estudio que utilizó el Inventario del Contrato Psicológico (PCI)
reporta haber obtenido una confiabilidad de
.89 (Kraft & Kwantes, 2013); otro que empleó el Cuestionario del Contrato
Psicológico (PCQ) reporta
una confiabilidad de
.74 (Jha & Pingle, 2015); asimismo de los dos
estudios encontrados que midieron
la variable con base en Raja, Johns y Ntalianis (2004), sólo uno de ellos reporta una confiabilidad de
.78 (Richard et al., 2009) y el otro
no reporta datos obtenidos (Breakkan, 2012). Otra investigación
encontrada que midió la variable con base en Isaksson et al., (2003) reporta
haber obtenido una Alpha de Cronbach de .74
(De Cuyper & De Witte, 2006).
De acuerdo
con los estudios
analizados que midieron el compromiso afectivo, se encontraron
veintitrés investigaciones que utilizaron el Modelo de
Tres Componentes (TCM), de las cuales once investigaciones reportan
haber obteniendo una confiabilidad
arriba de .80 (Maldonado-Radillo et al., 2011;
Matherne & Litchfield, 2012; Matthijs
et
al.,
2013; McKay et
al., 2013; Meyer et al., 2012; Nevin et al., 2013; Poon, 2013; Richard
et al.,
2009; Sheik & Anisa,
2012; Yousaf et al., 2013);
cinco estudios reportan
una confiabilidad arriba de .90 (Alniacik et al., 2012; Ching-Chow et al.,
2014; Kyei-Poku &
Miller, 2013; Lapalme et al.,
2010); otros
cinco estudios no reportan datos (Arain et al., 2012; Cassar & Briner, 2011;
Rusu, 2013; Shepherd et al., 2011; Upasna
& Shivganesh, 2013) y dos investigaciones reportan un índice de confiabilidad arriba de
.70 (Haque & Aslam, 2014; Kraft & Kwantes,
2013). Otro estudio encontrado que midió la
variable con base en Mowday, Porter
y Steers (1982) reporta haber obtenido
una confiabilidad de .86 (Alcover &
Martínez-Iñigo,
2012).
Respecto a la variable conocimiento tácito,
se encontró que seis
estudios la midieron con base en la
escala de medida desarrollada
por Bock et al. (2002), de los cuales cuatro de ellos
obtuvieron una Alpha de Cronbach
arriba de
.90 (Borges,
2013; Reychav &
Weisberg, 2009,
2010; Yong et al., 2013); un estudio
obtuvo .71 (Huang & Huang, 2012)
y otro no reportó el índice de
confiabilidad obtenido (Shu-Chen
& Chen-Kiang, 2009).
También se encontró
que cuatro estudios midieron
la variable
con base en la literatura, de los cuales uno de ellos
no reportó
el índice
de confiabilidad
obtenido (Joaia & Lemus, 2010); otro obtuvo
.84 (Máynez,
Cavazos, Ibarreche,
et al.,
2012) y
dos obtuvieron
índice de confiabilidad arriba de .70 (Máynez, Cavazos, & Nuño de la Parra, 2012; Visvalingam &
Manjit Singh,
2011); otro
estudio que utilizó el Inventario
de Conocimiento Tácito para Manejadores
(TKIM) reporta haber obtenido una Alpha de
Cronbach de .89 (Hua
& Shuhua, 2014); otro estudio que midió
la variable
con base
en Taylor y
Tood (1995) reporta haber obtenido
una confiabilidad de .63 (Olatokun
& Nwafor,
2012); otro estudio que lo hizo con base en
Fishbein y Ajzen (1975) indica haber obtenido
una confiabilidad de .93
(Bock et al., 2005) y otro que midió la variable con base en Van den
Hoof y de Ridder (2004) no reporta
el índice de confiabilidad obtenido (Casimir et al., 2012).
Muestra
De acuerdo
a los estudios analizados,
el tamaño de la
muestra utilizada para
medir el contrato psicológico relacional
fue
muy
diversa, de los once estudios que utilizaron
la Escala del Contrato Psicológico
(PCS), aplicaron el cuestionario desde 90 (Grimmer
& Oddy, 2007) hasta 1058 sujetos (Matthijs et
al., 2013); otro estudio que utilizó el Inventario del Contrato
Psicológico (PCI) lo
aplicó a una muestra
de 98 sujetos (Kraft & Kwantes,
2013); otro
estudio que utilizó el Cuestionario del Contrato Psicológico (PCQ) lo aplicó
a una muestra de 103 sujetos
(Jha & Pingle, 2015); otro estudio que midió la variable con base en Isaksson et al., (2003),
aplicó el cuestionario a una muestra de 544 sujetos
(De Cuyper & De Witte 2006) y dos estudios que midieron la variable con base
en el cuestionario de Raja,
Johns y Ntalianis (2004) lo aplicaron a una muestra de 200 y 239 sujetos
respectivamente (Breakkan, 2012; Richard et al., 2009)
Para
medir el compromiso afectivo, los estudios analizados indican que los
veintitrés estudios que utilizaron el cuestionario del Modelo de los Tres Componentes (TCM), para medir la variable, el tamaño de la muestra
a la que se aplicó el cuestionario también fue muy diversa,
desde
70
(Kraft
&
Kwantes,
2013; Lapointe
et al., 2013) hasta 1500 sujetos
(Rusu, 2013) y el estudio que
midió la variable con base en el cuestionario de Mowday, Porter
y Steers (1982) lo aplicó a una muestra de 973
sujetos (Alcover & Martínez-Iñigo, 2012).
De
igual forma para medir el conocimiento tácito, se encontró que de los seis
estudios que utilizaron la escala de medida de Bock
et al. (2002), aplicaron el
cuestionario a una muestra desde 106
(Shu-Chen &
Chen- Kiang, 2009) hasta
2010 sujetos (Yong
et al., 2013). Los
estudios que midieron la variable con base en la
literatura, reportan haber aplicado
el
cuestionario a una muestra desde 139 (Joaia & Lemus, 2010)
hasta 362 sujetos (Visvalingam
& Manjit Singh, 2011); otro
estudio que empleó el Inventario
de Conocimiento Tácito para Manejadores (TKIM)
para medir la variable,
aplicó el instrumento a una muestra de 127 sujetos (Hua & Shuhua,
2014) y de los tres estudios
que aplicaron el
cuestionario con base en otros investigadores
para medir la
variable, utilizaron una muestra de 297 (Olatokun & Nwafor,
2012), 154 (Bock et al., 2005) y 496 sujetos (Casimir
et al., 2012) respectivamente.
Países
donde se han hecho estudios
De acuerdo a
los estudios analizados, el país en donde se han realizado
más investigaciones sobre el contrato psicológico relacional es India con tres estudios que significan el
18.75% (Gupta et al., 2012; Harold,
2008; Jha &
Pingle,
2015), España (Alcover &
Martínez-Iñigo,
2012; Matthijs et al., 2013), Taiwán (Chih-Yun
&
Chih-Hung, 2012), Reino Unido (Millward &
Brewerton, 1999; Millward
& Hopkins, 1998) y
Estados Unidos (Breakkan, 2012; Richard et
al., 2009), con dos investigaciones cada país,
que representa el 12.5%. También se han desarrollado otros estudios en
Emiratos Árabes Unidos (Behery
et al., 2012), Australia
(Grimmer & Oddy, 2007),
Pakistán (Raja et al.,
2004), Canadá (Kraft
& Kwantes, 2013) y Bélgica (De Cuyper & De Witte,
2006) respectivamente.
De
igual
forma,
los
países
en
donde
se encontraron más investigaciones sobre compromiso afectivo fueron
Estados Unidos con cinco investigaciones que
representan el 20.82% (Hye Kyoung,
2014;
Kyei-Poku
& Miller, 2013; Matherne & Litchfield, 2012;
Richard et al.,
2009; Shepherd et al., 2011),
Pakistán (Arain et al., 2012;
Ching-Chow et al., 2014; Haque & Aslam, 2014; Yousaf et al.,
2013) y Canadá
con cuatro investigaciones cada uno que representan el 16.67% (Kraft &
Kwantes, 2013; Lapalme
et al., 2010;
Lapointe et al., 2013; Meyer et al., 2012); España con tres estudios
que significan el 12.5% (Alcover
& Martínez-Iñigo, 2012; Matthijs
et al., 2013; Sallan et al., 2009) así como
Turquía (Alniacik et al., 2012;
Nevin et al.,
2013), e India (Sheik
& Anisa, 2012; Upasna & Shivganesh,
2013) con
dos investigaciones cada
país que representa el 8.33% y también se han realizado investigaciones
en Reino Unido (Cassar & Briner,
2011), México (Maldonado- Radillo et al., 2011), Nueva Zelanda (McKay et al., 2013), Malasia (Poon, 2013)
y Rumania (Rusu, 2013).
Respecto
a países que han realizado investigaciones
sobre conocimiento tácito, se
encontraron Israel (Reychav
& Weisberg,
2009, 2010), China (Hua &
Shuhua, 2014; Shu-Chen & Chen-Kiang, 2009), Corea (Bock et al., 2005;
Yong et al., 2013), y México (Máynez, Cavazos, Ibarreche, et
al., 2012; Máynez, Cavazos, & Nuño de la Parra, 2012) con dos estudios cada uno, representando el
14.28%; también se han realizado estudios
en
otros países como Estados Unidos
(Borges,
2013), Taiwán (Huang
&
Huang,
2012), Nigeria (Olatokun & Nwafor, 2012), Malasia (Visvalingam & Manjit Singh, 2011), Brasil (Joaia & Lemus, 2010) y Australia (Casimir et al., 2012)
respectivamente.
Para
ilustrar las diversas formas en que el contrato psicológico relacional, el compromiso
afectivo y la intención de compartir el conocimiento tácito han
sido
medidos,
en
la tabla 3, se presenta un resumen de los diferentes instrumentos utilizados,
el número de ítems empleados, el número de sujetos a quienes se aplicó el instrumento,
el índice de confiabilidad obtenido, así como los países en donde se
han desarrollado las investigaciones analizadas.
Tabla 3
Características de los instrumentos utilizados para medir el contrato
psicológico relacional, el compromiso afectivo y la intención de
compartir el conocimiento tácito.
Conclusiones
y recomendaciones
Esta revisión
de literatura ha permitido clarificar las
características de las diversas formas e instrumentos de medición que se han utilizado para medir las variables estudiadas, lo cual habla de la fiabilidad que se ha obtenido
en los instrumentos utilizados y del éxito de que algunos sean más utilizados
que otros en su aplicación para medir las variables. Estos resultados dan la pauta
para replicarse en otras
poblaciones y analizar su comportamiento, ya que éste
puede ser diferente
dependiendo de los factores culturales y de contexto entre las poblaciones
y sectores productivos
en los que sea
aplicado. También
se encontró la utilización
de diversos ítems
y escalas de evaluación para
medirse, lo que llama la atención e indica que la cantidad de ítems y escalas de evaluación a utilizar depende
de las características, necesidades e intereses de cada investigación.
En
cuanto a la cantidad de sujetos a quienes se aplicó el instrumento se pudo
observar que fue
de
diversos tamaños y poblaciones, indicando
que hubo gran interés
de participación en
los estudios, lo cual no siempre sucede en todos los
ámbitos organizacionales.
Por
otro lado, en cuanto a la fiabilidad obtenida
en los instrumentos, aunque no existe
una regla que indique a partir de qué valor se considera confiable
o no un instrumento, de manera general se puede decir
que algunos
autores consideran
que un valor de .50 se
considera una fiabilidad
media o regular
y debe ser observada
muy de cerca, ya que ésta puede variar de acuerdo al número
de ítems utilizados en el instrumento (Hernández, Fernández, & Baptista, 2006), otros autores
recomiendan que los coeficientes no sean inferiores a .60 por considerarse un valor débil
y un valor igual
o inferior a .50 como inaceptable
(Cardona & Zambrano, 2014), sin embargo con base
en los resultados de fiabilidad reportados en los estudios analizados, se puede observar que la
fiabilidad de los instrumentos utilizados en su totalidad rebasan estos
indicadores, por lo que se puede considerarse que se obtuvo una fiabilidad
buena, incluso algunos estudios coincidieron con el mismo índice de fiabilidad,
otros no lo reportaron y solo hubo una prueba que mostró
cierta incertidumbre al medir la intención de compartir el conocimiento
tácito, ya que el artículo que la utilizó
no reportó datos de la fiabilidad obtenida (Casimir, 2012 ).
También se encontró que existen países que desarrollan más investigaciones que otros
dependiendo del tema de interés,
los hallazgos que se pueden observar
en el presente estudio es que en México las
investigaciones sobre el contrato psicológico relacional son limitadas, por lo que
es necesario realizar investigaciones que permitan contrastar resultados con
estudios difundidos en otros países para analizar su comportamiento y sacar
conclusiones al respecto.
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