Programas de prevención del Abuso Sexual Infantil: Revisión teórica
Child sexual abuse prevention programs: Theoretical review
Viridiana, Meléndez-Reyes[1], José Adrián, Nájera-Saldaña[2]
Palabras clave: abuso sexual infantil, violencia sexual, prevención.
Child
Sexual Abuse (CDA), an uncomfortable reality for humanity whose numbers rise
every year. Given the demands established by international organizations, this
research represents a first approach to the phenomenon through a documentary
and comparative review to identify CSA prevention programs developed in Mexico
and other countries in search of granting Children and Adolescents (C&A) a
dignified life and promote their rights to integrity. A qualitative study was
implemented through a review of materials using documentary review as an
analysis technique. Once the pertinent literature was located, the documentary
record was carried out under a methodological process and the corresponding
analysis was elaborated through a comparative technique. Within the results of
the research, sexual education is insufficient at the basic level even though
the SEP has provided material for its prevention without sufficient coverage
and the school has become responsible for implementing programs that meet the
needs of the
context.
In the present work, programs aimed at students, parents, teachers and civil
organizations whose objectives are to inform, detect risk situations, promote
health and provide self-care tools are identified.
Key
words: child sexual abuse, sexual violence, prevention
Códigos
JEL: I20, I31, I28
En
todo el mundo, la violencia ejercida hacia Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) es
un tema latente, visible ante los ojos, pero callado socialmente. Según datos
del Fondo de Naciones Unidas para la Atención de la Infancia (UNICEF), México
es el segundo país en el mundo donde se comete el mayor número de agravios
contra menores de edad y según la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) citado por Castellanos (2019), México es el primer
país del mundo en Abuso Sexual Infantil (ASI) al registrarse más de 4 millones
y medio de NNA víctimas (Martínez, 2019 citado por Delgadillo y Arce, 2020).
Las
cifras altas requieren la puesta en acción de entidades gubernamentales,
asociaciones civiles, profesionales educativos y la población en general en
busca de mitigar el ASI. Desde organizaciones internacionales se visibiliza el
problema y se otorgan acciones para su promoción. No obstante, México, se
percibe como una realidad lejana en el ámbito del conocimiento y ejecución de
programas de prevención. Las buenas propuestas quedan alejadas de la dura
realidad.
El
presente trabajo transita desde el panorama internacional y nacional con el
escenario actual del ASI, seguido de una revisión teórica de modelos
explicativos, la conceptualización del abuso y su estrecha semejanza con otros
términos como la violencia sexual infantil, las consecuencias de éste, los
factores de riesgo que favorecen el abuso y las falsas creencias alrededor del
mismo.
De la
misma forma, se aborda la detección del ASI en la escuela (protocolos de
intervención), un viaje breve por cómo se concibe la educación sexual en México
durante los últimos años y las evaluaciones de ASI propuestas por diversos
autores. La parte sustancial de la revisión teórica se encuentra en los
Programas de Intervención para la Prevención de Abuso Sexual Infantil, se
contrastan sus objetivos, a quiénes van dirigidos y quiénes los aplican.
Planteamiento del problema
El
informe “Es un secreto, la explotación sexual infantil en las escuelas” de la
Oficina de la Defensoría de los Derechos de la Infancia (ODI) menciona que al
menos en siete estados de la República Mexicana se operan grupos dedicados a la
explotación sexual infantil dentro de escuelas públicas y privadas. Este hecho
también revela la vulnerabilidad y falta de protección hacia la infancia
(UNICEF, 2021). La UNICEF sugiere acciones para las autoridades como reformas
legales, seguimiento de casos, protección, pero no establece lineamientos de
prevención.
Por su
parte, la Secretaría de Educación Pública (SEP) expide las Orientaciones para
la prevención, detección y actuación en casos de abuso sexual infantil, acoso
escolar y maltrato en las escuelas de educación básica como un documento base
para la elaboración de protocolos en las entidades federativas (Carro, 2021). A
su vez, en el estado de San Luis Potosí (SLP), derivado del documento anterior
se emana el Programa Nacional de Convivencia Escolar donde se engloba la
Prevención, detección y actuación en casos de ASI y Acoso escolar.
Ambas
orientaciones, delegan las responsabilidades y recomendaciones pertinentes para
cada actor educativo, así como una guía de detección (que no funge como
diagnóstico) (SEP, s.f) sin observarse acciones
recomendadas previas al ataque. El objetivo de la investigación es identificar
los programas de prevención del Abuso Sexual Infantil (ASI), su finalidad y a
qué población están dirigidos.
Justificación
El
informe “Ocultos a plena luz” realizado por la UNICEF (2014), se basa en datos
de 190 países documentando la violencia que se produce sobre la niñez en el mundo.
Data de impactantes estadísticas donde alrededor de 120 millones de niñas
menores de 20 años (1 de cada 10) han experimentado relaciones u otros actos
sexuales forzados (UNICEF, 2014). En el informe publicado por la OCDE y
traducido por el gobierno de Tlaxcala, además, pone en evidencia un subregistro
de los casos de ASI en todos los países de la OCDE por lo que hay discrepancia
entre las cifras reales y las consultadas (Gobierno de Tlaxcala, 2021).
Además,
en México, la mayoría de las encuestas consideran a mujeres adultas. La
Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016
calcula que 5.1% de las mujeres han sido o intentado violarlas antes de los 15
años (Frías, 2018). Algunas cifras alarmantes mencionan que, en México, ocho de
cada 10 agresiones provienen de personas cercanas a la víctima (Gobierno de
México, 2021).
Además,
el Reporte Especial Día de la Niña y Niño emitido por el Consejo Ciudadano para
la Seguridad y Justicia en la Ciudad de México (2022) advierte un aumento de
496% en los reportes relacionados con ASI del 2020 al 2021, y 27% de los mismos
no quiere denunciar por carecer de respaldo familiar, culpa o algún apego
emocional, aunado a esto, también aclara, que 32% de las denuncias ocurrieron
hace más de cinco años.
Un
estudio realizado sobre el ASI: percepción social de los y las docentes en
primarias de Mérida, Yucatán; encontró que el ASI es difícil de reconocer, sin
embargo, los docentes perciben el ámbito escolar como un lugar privilegiado
para detectar situaciones de riesgo en la familia (Canela, Carballido, Dzul,
Herrera, y Ortiz, 2021; Zúñiga (2018) citado por Delgadillo & Arce, 2020)
enfatiza un incremento del 12.8% de ASI del 2015 al 2018 por lo que sugiere que
la tendencia en aumento se mantendría. Revelando a través de estos datos la
urgencia de abordar el problema.
Por
otro lado, De Manuel (2017) otorga importancia a que todas las personas que
interactúan con los menores compartan un concepto adecuado de ASI para poder
reconocer y saber actuar ante esta situación. Como lo expresa el autor, el ASI
no es un tema que se aborde en la formación pregrado y no solo en pediatría
(como es su caso), sino en ninguna otra disciplina. Aunado a ello, los niños se
han visto como seres asexuados derivando en que no se les habla de sexualidad
hasta que son mayores, incluso ni eso. Como consecuencia, no se les proporcionan
herramientas para protegerse frente al abuso. “La participación
activa de los niños es incuestionable en la prevención del abuso sexual,
con el fin de mejorar sus habilidades para reconocer, evitar y denunciar las
conductas abusivas” (De Manuel, 2017, p. 42).
En
México, la modificación a la constitución en 2011 tuvo como resultado una mayor
valoración de los derechos humanos. Como resultado de esto, se creó en México
la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNN) en 2012,
que refuerza la idea al considerar a los menores de edad como titulares de
derechos (Fix-Zamudio, 2011). Más adelante, la
Secretaría de Educación Pública (SEP) a través de la Subsecretaría de Educación
Básica desarrolló las Orientaciones para la prevención, detección y actuación
en casos de abuso sexual infantil. Los estudios sobre la información y
prevención del ASI en la educación básica, evidencia el enorme desajuste y la
manera poco atractiva e ineficiente, no logrando el objetivo de informar a fin
de que los menores puedan actuar en alguna situación de riesgo (Rua, Lahoz, y Rodríguez, 2018).
Modelos explicativos del ASI
Se han
encontrado algunos modelos teóricos que buscan explicar el ASI como los
siguientes:
Tabla 1
Modelos teóricos explicativos del ASI
Modelos unifactoriales |
Modelos multifactoriales |
Modelo biológico: factores genéticos, hormonales y neurotransmisores. |
Multisistémico (Trepper y Barret): factores socio-ambientales+
variables culturales, factores de la familia, psicológicos individuales y del
sistema familiar. |
Modelo psicoanalítico: fantasías reprimidas y no satisfechas relacionadas
con la sexualidad del menor. |
Modelo
de las cuatro precondiciones (David Finkelhor): para que un ASI ocurra necesita
motivación de abusar, bloqueo de inhibidores internos y externos. |
Modelo feminista: el abuso es causado por el desiquilibrio de poder
extintente. |
Modelo multifactorial de Coulborn Faller (1988): potenciado por factores familiares, individuales ambientales y
culturales, la dominancia y sensación de poder. |
Modelo conductual: exitación derivada de recordar experiencias sexuales
iniciales. |
Modelos
ecológicos (modelo interactivo de factores de riesgo y protección de Ciccethi
y Lynch):
considera niveles de conceptualización culturales donde se justifica la
violencia, comunitario, familiar y las características físicas, sexuales
emocionales, conductuales y psicológicas de los NNA. |
Modelo sistémico: ve el incesto como resultado de un sistema familiar
problemático (puede culpar a la víctima y madre). |
Modelo ecológico específico de Vander Mey y Neff: indica cuatro niveles de
influencia y variables asocidas como sociedad, comunidad, díada
padre/madre-hija/hijo y díada conyugal. |
Fuente. Elaboración
propia con base en (Gobierno de México, 2021; Tello, Beltrán, Pichardo, García,
y Gómez, 2013; Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, 2016).
El
maltrato hacia la infancia se da de diferentes matices: abuso, agresión y
violencia suelen entretejer sus conceptos que es necesario delimitar.
Tabla 2
Definiciones de Abuso Sexual Infantil (ASI)
Autor/Organización |
Definición |
De Manuel (2017) |
“Contactos e interacciones entre un niño y un adulto,
cuando el adulto usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o
a otra persona. Puede ser cometido por una persona menor de 18 años, cuando
esta es significativamente mayor que el niño o cuando el agresor está en una
posición de poder o control sobre el menor” (De Manuel, 2017, pp. 41). |
Gobierno de Tlaxcala (2021) |
“Cualquier
acto sexual consumado o en grado de tentativa, contacto
sexual o explotación sexual (interacción sexual sin contacto) de un
niño por parte de un cuidador, adulto o menor de mayor edad” (Gobierno de Tlaxcala, 2021, p. 53) |
UNICEF (s.f) |
“Se considera abuso
sexual el contacto físico o la tentativa de contacto físico de carácter
sexual, ya sea impuesto por la fuerza o en condiciones de desigualdad o
coerción”. |
Fuente: Elaboración propia con base en (De Manuel, 2017;
Gobierno de Tlaxcala, 2021; UNICEF, s.f).
Tabla 3
Definiciones de Violencia
Sexual
Autor/Organización |
Definición |
Gobierno de México (2021) |
Es todo contacto y/o actividad sexual entre un NNA y
una persona que ejerce una posición de poder sobre él o ella, sin su
consentimiento o valiéndose de amenazas, violencia física, psicológica u
obteniendo su consentimiento por medio de engaños. Se configura con
acciones de naturaleza sexual (invasión física del cuerpo humano, actos que
no involucren penetración o incluso contacto físico alguno) |
Organización Panamericana de la Salud (2003) |
Todo
acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o
insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o
utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona,
independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier
ámbito” (OPS, 2003, citado por Tello, Beltrán,
Pichardo, García, & Gómez, 2013, p. 161). |
Comisión Ejecutiva de
Atención a Víctimas (2016) |
“Es todo contacto y/o
actividad sexual entre un(a) niño(a) o adolescente y una persona que ejerce
una posición de poder sobre él o ella, sin su consentimiento o valiéndose de
amenazas, violencia física, psicológica u obteniendo su consentimiento por
medio de engaño; para estimularse sexualmente o estimular a otras personas”
(Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, 2016, s.p). |
Fuente: Elaboración propia con base en (De Manuel, 2017;
Gobierno de Tlaxcala, 2021; UNICEF, s.f).
Abuso
y violencia sexual, aunque se mantienen relacionados discrepan sutilmente. Una
de sus diferencias radica en la presencia de violencia física e intimidación,
puesto que en el abuso sexual no se emplea necesariamente el uso de la fuerza,
involucrando por ejemplo la persuasión, chantaje, desconocimiento del menor,
entre otros. En el caso de violencia sexual por lo general se emplea la fuerza,
intimidación o uso de sustancias que ponen a la víctima vulnerable e incapaz de
consentir o negarse.
Algunas
formas de abuso sexual establecidas en la Guía para madres, padres y adultos
protectores por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
(SNDIF) son: tocar genitales, exhibir o tocar los genitales de la persona
abusadora, utilizar a los menores en la elaboración de material pornográfico,
obligarlos a ver películas, revistas o fotos con contenido sexual, contacto
boca, genitales o ano del abusador con el NNA (Gil & Cervera, 2019).
Las
consecuencias que se han relacionado pueden perdurar hasta la edad adulta
Por
otro lado, los efectos a largo plazo son, comparativamente, igual de frecuentes
que las iniciales. Rodríguez (2012) afirma que los estudios que evalúan los
efectos a largo plazo en la infancia muestran una disminución de la
sintomatología con el paso del tiempo, pero no con las consecuencias
psicológicas. Los más recientes indican que este tipo de efectos pueden
aparecer mucho más tarde de lo que inicialmente se creía y en ocasiones la
sintomatología puede surgir durante la edad adulta, debido a una revictimización
o incluso en ausencia de esta (Cantón-Cortes, 2013).
Se
considera factor de riesgo a la característica o cualidad de una persona o
comunidad que se sabe va unida a una mayor probabilidad de daño a la salud
(Herrera, 2018). Algunos factores de riesgo son:
Tabla 4
Factores de riesgo que
favorecen el ASI
Personales |
Discapacidades, retrasos del desarrollo madurativo,
carencias de las competencias emocionales, comportamientos problemáticos y
acoso. |
Familiares |
Tensión familiar, malos tratos, estructura familiar
conflictiva y violenta, enfermedades mentales en familiares, migraciones o
inseguridad. |
Del grupo de iguales |
Rechazo, presión negativa de los compañeros, modelos
desfavorables para la tolerancia y equidad, acoso escolar. |
Escolares |
Fracaso escolar, descontento, y agresividad en el
centro educativo. |
De
la comunidad |
Desorganización, delincuencia, accesibilidad a las
armas, adicción a las drogas, desempleo y escasas oportunidades de
desarrollo. |
De la cultura |
Aquellos que favorecen conductas competitivas,
agresivas y son permisivas como la violencia en general. |
Fuente: Elaboración propia con base en Herrera (2018).
Tomando
en cuenta estos factores se pueden distinguir distintos niveles de riesgo
sociales a los que se pueden ver expuestos los NNA presentados por la SEP (s.f) como: el nivel de riesgo alto; con malos tratos
físicos y psicológicos, en situación de abandono, en contacto con las drogas,
en situación de calle, que no asisten a la escuela o con altos niveles de
ausentismos y fracasos escolares, con problemas de salud graves,
fundamentalmente de tipo psicológico. El nivel de riesgo medio; en acogimiento
familiar, institucionalizados con posibilidades de regresar a su familia
biológica, procedentes multi-problemáticas donde el
nivel de destructuración no es muy grave y el nivel
de riesgo bajo; con problemas de habilidades sociales, pertenecientes a
minorías étnicas o culturales, con incapacidad escolar y
fracaso escolar.
Las
creencias y estereotipos alrededor del abuso sexual coartan las acciones que se
pudieran generar tanto para la detección, protección y prevención del ASI. No
estar informado puede marcar la diferencia entre omitir las señales y ser o no
una víctima. Entre ellas, el creer que éste es un fenómeno relacionado con la
pobreza, culpabilizar a la madre o señalarlas de cómplices, pensar que el
abusador siempre es un adulto (y siempre un varón o enfermo mental), que son
casos aislados, que no tiene consecuencias graves, que el niño es asexuado
(Gobierno de México, 2021; De Manuel, 2017) son solo algunos de los mitos más
comunes entre la población.
Se le
suman mitos más específicos como la creencia de que los niños confunden la
realidad con la fantasía, que solo las niñas son vulnerables al abuso, que los
niños víctimas de ASI serán homosexuales, que los NNA abusados serán agresores
en el futuro, que solo los pedófilos son los agresores o que se necesita mucho
tiempo para abusar sexualmente de un menor (Fundación PAS, s.f;
Gil, 2017).
El
presente trabajo se delineó ante la necesidad de contar con la evidencia
teórica y empírica suficiente y pertinente para comprender el fenómeno del ASI.
Para lo cual, se implementó un estudio cualitativo, mismo que se basa en
preguntas generales y con planteamientos flexibles en cuanto a tiempo y espacio
(Vargas y Sáenz, 2021). Se realizó una revisión de materiales utilizando como
técnica de análisis la revisión documental. Este proceso consiste en localizar,
clasificar y analizar información sobre un tema u objeto de estudio (Martínez,
Palacios, y Garza, 2023). Una vez localizada la literatura pertinente se
procedió a realizar el registro documental para continuar al análisis (Rizo,
2015).
Se
realizó el siguiente procedimiento y criterios de selección de documentos
basado en la propuesta de Martínez y Palacios (2019). Entre los días Se
desarrollaron búsquedas bajo las palabras clave en bases de datos científicas
como: Google Académico, WoS, Science
Direct, Scielo, Redalyc y Latindex; publicados entre
2018 y 2022 y solo si se localizaba información relevante se ampliaba el
criterio. Una vez localizada la literatura, se procedió a registrar
documentalmente y mediante una técnica comparativa se elaboró el análisis
correspondiente para integrar el informe final, producto de este trabajo.
Dentro
de la escuela, los educadores son los adultos responsables de acompañar y
proteger a los niños (SEP, s.f; Fundación PAS, s.f). La fundación PAS ofrece cuatro pasos a seguir para
saber identificarlo siendo el primero de ellos Infórmate, la ignorancia es el
primer obstáculo para la detección de casos. El segundo paso Observa; las
conductas, emociones y situaciones físicas de los NNA ya que es fundamental
para detectar cambios de comportamiento y visibilizar señales de riesgo. El
tercer paso Evalúa; donde sugiere un semáforo del abuso sexual a través de un
listado de conductas. El cuarto paso Canaliza; se refiere a comunicarlo a
padres de familia y acudir a las instituciones pertinentes (Fundación PAS, s.f).
Por
otro lado, la SEP en su guía de observación de apoyo para identificar
indicadores de riesgo ofrece algunas pautas para su detección. Es importante
decir, que no funge como un diagnóstico. En
educación básica, se cuenta con un protocolo ya
establecido por la SEP tanto si el caso se encuentra en flagrancia como en
detección por observación de indicadores físicos o de conducta que van desde
informar, buscar el interés superior del niño, vincular a las familias a las
instancias pertinentes, elaborar el acta de hechos e informar a fiscalías
especializadas en Violencia Sexual (SEP, s.f).
Algunos indicadores en las guías de observación son los siguientes:
Tabla 5
Signos e indicadores de la
presencia de ASI en los NNA:
Manifestaciones físicas |
Manifestaciones comportamentales, emocionales y psicológicas |
·
Ropa
interior rota, manchada o con sangre. ·
Picazón,
hinchazón, dolor, lesiones o sangrados en las áreas genitales o anales. ·
Dolor,
golpes, quemaduras o heridas en la zona genital o anal. ·
Infecciones
urinarias frecuentes, dolor al orinar. ·
Secreción
en el pene o la vagina. ·
Enuresis
o encopresis (orina o defeca la ropa o la cama). ·
Enfermedades
de transmisión sexual. ·
Presencia
de objetos extraños en ano o vagina. ·
Presencia
de desgarros en el himen y en la vagina. ·
Presencia
de semen en los genitales (espermatozoides, líquido seminal, fosfatasa ácida
prostática) en la boca o en la ropa. ·
Dificultad
para andar o sentarse. ·
Enfermedades
psicosomáticas. ·
Embarazo
infantil y adolescente. ·
Infecciones
de transmisión sexual. |
·
Cambios
repentinos y bruscos en la conducta. ·
Problemas
escolares o rechazo a la escuela. ·
Llantos
frecuentes. ·
Miedo a
estar sola/o a los hombres o a un determinado miembro de la familia. ·
Rechazo
al padre o a la madre de forma repentina. ·
Conductas
y conocimientos sexuales inadecuados para la edad. ·
Regresión
a una etapa de desarrollo. ·
Relatos
indirectos o directos de ser o haber sido víctima de abuso sexual. ·
Excesivo
interés en temas sexuales. ·
Temores
nocturnos y/o pesadillas. ·
Conductas
de evitación. ·
Miedo
excesivo a tener contactos con personas del sexo opuesto. ·
Disturbios
del sueño. ·
Comportamientos
agresivos o francamente hostiles. ·
Quejas
somáticas, sin una explicación física. ·
Depresión
con o sin ideación de suicidio. ·
Autolesiones
o intentos de suicidio. ·
Consumo
de drogas. ·
Trastornos
de la alimentación. |
Fuente: Elaboración propia con base en Gil (2017)
En su
estudio documental sobre la educación sexual infantil actual en México, Delgadillo
y Arce (2020) examinaron los libros de texto correspondientes a las asignaturas
de Ciencias naturales, Español y Formación cívica y
ética, de tercero a sexto grado. Llegaron a la conclusión de que, aunque estos
libros abordan temas relacionados con la sexualidad, no ofrecen un enfoque
preventivo adecuado. Los contenidos
se centran en temas como la reproducción, el cuerpo humano, las enfermedades de
transmisión sexual y el embarazo, sin profundizar en la prevención.
La
Secretaría de Educación Pública (SEP) otorga acceso a diferentes documentos
educativos como la guía para madres, padres y adultos protectores sobre la
Prevención del Abuso Sexual a Niñas, Niños y Adolescentes (SEP, 2019), el
Modelo de Atención Integral a la Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes
(MAISSRA) por la Secretaría de Salud en el 2016. Por lo que el Estado mexicano
ha hecho esfuerzos de divulgación para la prevención y atención del ASI que
abonan a la capacitación de profesionales y padres de familia. Sin embargo, la
accesibilidad y conocimiento de los mismos no son
suficientes (Delgadillo & Arce, 2020).
Se han
realizado diversos estudios que buscan detectar la presencia de ASI en los
niños como el cuestionario de Pizzato y Bernadez (2006) donde se observa el interés anormal o
curiosidad hacia el sexo o genitales, miedo del menor ante la presencia de
determinadas personas, cambios repentinos emocionales o conductuales, abandono
de hábitos, lesiones genitales o anales, entre otros.
Pelisoli,
Herman, & Dell´Aglio (2014) evalúan el
conocimiento científico de profesionales y no profesionales que se encuentran
ligados al ASI. Entre sus hallazgos relevantes se observan la correlación
significativa entre el grado académico con la calificación de la prueba,
concluyendo que los no profesionales están mal informados en el tema en
cuestión y suelen confiar en creencias equivocadas sobre el ASI. Finnilä, y otros
(2008) estudiaron las creencias acerca del ASI construyendo una escala
actitudinal donde muestran que entre mayor entrenamiento técnico se tenga para
las entrevistas a las víctimas, mayores son las equivocaciones basadas en
creencias.
De
esta manera, se observa que los estudios desarrollados tienen un enfoque a
identificar el abuso en los menores, “reparar el daño” y el rol del profesional
que interviene en la evaluación del delito. Se deja al descubierto, la
necesidad del desarrollo de herramientas que valoren la vulnerabilidad de los
menores para sufrir ASI (Delgadillo & Arce, 2020) y estrategias de
prevención enfocadas en la participación de los niños.
En la
búsqueda por salvaguardar la integridad de nuestros niños, se suele caer en una
serie de prejuicios adquiridos que resultan poco efectivos. Por ejemplo,
Vázquez (2022) resalta la búsqueda de proteger a nuestros niños al prevenirlos
hacia personas extrañas cuando las cifras señalan que normalmente el abuso se
realiza dentro del entorno próximo del menor (Vázquez, 2022; UNICEF, s.f; De Manuel, 2017).
Para
proteger a los NNA es imprescindible que los adultos a su alrededor tengan
información y se involucren en la cultura de la prevención. Vargas (2019) hizo
una revisión sistemática de literatura donde encontró 26 artículos sobre el
tema entre 2001 y 2017 en donde más de 20 se trata de programas aplicados y en
su mayoría aplicados a niños y niñas en edad de educación primaria (debido a
que la formación en educación sexual se debe realizar en edades tempranas),
seguido por los programas aplicados a docentes y padres de familia. El
siguiente es un compendio de algunos de los programas o modelos de prevención
que se han generado en los últimos años.
La
fundación Prevención del Abuso Sexual Infantil (PAS) ha desarrollado cuatro
programas de prevención: el Programa lobo (dirigido a niños de tres a 11 años y
manuales para adolescentes), Programa escáner (dirigido a los padres
de familia), Programa Faro (dirigido a maestros) y Programa Llama (dirigido a
guías espirituales de cualquier religión) cuyo material se encuentra de manera
libre en la red.
El
Programa LOBO, comprende manuales de trabajo para niños adecuados a la edad y
cuenta con una guía para educadores. Su objetivo es desarrollar aptitudes y
formar individuos amorosos, seguros y solidarios que sean capaces de defenderse
de manera asertiva (Fundación PAS, s.f). El Programa FARO es dirigido a maestros y
profesionales del cuidado para capacitarse en la prevención y detección del ASI
en el salón de clases.
El
Programa ESCÁNER, es un manual dirigido a madres y padres que se divide en
temáticas como la definición, los mitos y realidades, el conocimiento de las
emociones, las características de los NNA más vulnerables, proporcionando
acciones para favorecer el vínculo familiar y convertirla en un lugar seguro y
de apoyo para el niño, aborda temas de estilos educativos de crianza fácil de
entender (lejos de tecnicismos) para los padres de familia (Tello, Beltrán,
Pichardo, García, y Gómez, 2013).
Se
trata de una herramienta psicométrica que apoya a discernir la capacidad del
NNA para identificar secretos peligrosos y no peligrosos a través de la
descripción de situaciones donde se presentan elementos característicos de
comportamientos abusivos sexuales. (Delgadillo y Arce, 2020) toman en
consideración los “secretos” al ser éstos una herramienta que usa el depredador
para someter a su víctima. El agresor manipula con la idea de que nadie le
creerá si lo cuenta, puede amenazar con lastimarlo, hacerlo sentir responsable
de la conducta por lo que el secreto “es un potente recurso de impunidad para
ocultar su trasgresión y mantenerla en silencio” (p. 174).
El
instrumento muestra la posible vulneración a la integridad sexual de los niños
partiendo desde su propio conocimiento en situaciones de riesgo. Su aplicación
está pensada para ser realizada por docentes, peritos y personal médico en
menores de 8 a 14 años. Con el análisis de los puntajes del menor se puede
ubicar el rango de indefensión con cada factor, resulta una implementación
rápida, fácil de aplicar e interpretar (Delgadillo & Arce, 2020).
Se
trata de una herramienta psicométrica para la evaluación de la percepción de
riesgo sobre los acercamientos y exposiciones del cuerpo diseñada por
Delgadillo y Arce (2020). El diseño consta de 40 reactivos distribuidos en
factores como: trasgresión a la intimidad asociada a la desnudez, trasgresión
asociada a los tocamientos y la negociación de contacto, la trasgresión a la
intimidad asociada a la exposición visual de situaciones sexuales y finalmente
la trasgresión derivada de la exposición de la zona pélvica. Delgadillo &
Arce (2020) explican a detalle los criterios de calificación e interpretación
de su instrumento y concluyen que esta herramienta revelará la “vulnerabilidad
ante acercamientos físicos dudosos de personas sexualmente depredadoras”
(Delgadillo & Arce, 2020, p. 162).
El
Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia emitió una propuesta
a desarrollar para alumnos de primaria y secundaria con acciones de acuerdo al nivel. En primaria: acciones de difusión,
sensibilización y promoción de la salud, resiliencia individual y familiar. La
elaboración de este material, va dirigido a las
Procuradurías de Protección y áreas homólogas en los sistemas DIF estatales,
municipales y organizaciones de la sociedad civil puntualizando acciones a
desarrollar en favor de la protección de la infancia (Gil, 2017).
Se
trata de un video psicopedagógico de este nombre que influyó en el aprendizaje
y detección del ASI que tuvo reconocimientos importantes como el premio UNESCO
por mejor video latinoamericano para la niñez, premio como mejor material
educativo para niños sobre sexualidad por el Congreso de Pedagogía en 1995, fue
traducido a lenguas indígenas en México, al inglés, francés e italiano (Lugo
& Samano, 2005).
El
video se proyecta a niños y padres de familia con actividades posteriores por
separado que reflejen la comprensión del tema. Cabe aclarar, que el árbol de
Chicoca es solo una herramienta para complementar el diagnóstico y necesita la
capacitación previa del personal de quienes lo proyectan, gestionar un ambiente
de confianza, apertura y espacios seguros para atender los casos que puedan
surgir (Lugo & Samano, 2005; Vargas, 2019). Esta
herramienta audiovisual se desarrolló como un programa de prevención en la
costa caribe colombiana dirigido a madres comunitarias y menores de edad. La
aplicación de este programa demostró que el material audiovisual resulta eficaz
al momento de brindar conocimientos a los menores de edad (Liberman, 2006;
Vargas, 2019).
Las
cifras de maltrato infantil alrededor del mundo visibilizan una realidad poco
atendida por la sociedad. A pesar de las investigaciones y reformas a favor del
interés superior del niño, la violencia ejercida hacia los NNA ha seguido en
aumento. Al menos en México, se hablan de cifras de reportes con un incremento
del 496% que, de las mismas, un 27% no está dispuesto a denunciar (Consejo
Ciudadano para la Seguridad y Justicia, 2022). Se trata de una realidad cruel
que necesita ser atendida desde diversos frentes.
Se han
sugerido acciones y realizado reformas, que, en muchas de las veces, se quedan
plasmadas en papel. Tanto la UNICEF, OCDE, incluso la SEP en México ha emitido
acuerdos y orientaciones para mitigar los actos que violentan la dignidad
humana. La revisión teórica permitió descubrir manuales e investigaciones
realizadas que apuntan a la familia como el primer entorno protector de los
NNA, sin embargo, es también donde se presenta el mayor número de casos de ASI
(Delgadillo y Arce, 2020). Así que el involucramiento de los padres en los
temas de prevención y detección resulta imprescindible.
La
escuela por otro lado también se describe como un entorno con gran potencial
para prevenir y detectar estas vulneraciones. Algunas de las estrategias
mostradas son materiales dirigidos a docentes como los Programas de la
Fundación PAS. Los programas de prevención que se han desarrollado tratan de
abarcar el problema desde diferentes frentes. Después de la revisión teórica se
realiza una comparativa de los manuales, herramientas e instrumentos
encontrados.
Tabla 6
Comparativa de programas de
prevención de ASI
Programa de
prevención |
Objetivo |
Dirigido a |
Aplicado por |
Programas de
Prevención de la Fundación PAS |
Informar para prevenir, empoderar
y detectar situaciones de riesgo. |
NNA, padres, docentes y guías
espirituales. |
Docentes y padres. |
Escala de secretos
peligrosos y no peligrosos |
Discernir la capacidad del NNA para identificar
secretos peligrosos y no peligrosos a través de la descripción de situaciones
de riesgo. |
NNA. |
Docentes, peritos y personal médico. |
Escala de Interacción
Social y Límites Corporales en menores de edad (ISLICO) |
Evaluar la percepción de riesgo
sobre los acercamientos y exposiciones del cuerpo. |
NNA. |
Docentes, peritos y personal
médico. |
Propuesta del Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia |
Promover la salud dirigida a aquella población que
se considera en mayor grado de vulnerabilidad. |
Procuradurías de Protección, DIF y
organizaciones de la sociedad civil. |
Sistemas DIF, docentes y psicólogos |
Propuesta: “El árbol
de Chicoca” |
Otorgar herramientas de
autocuidado y protección en los niños. |
NNA y padres de familia. |
Personal capacitado. |
Fuente: Elaboración propia con base en (Delgadillo &
Arce, 2020; Fundación PAS, s.f; Gil, 2017; Lugo &
Samano, 2005).
La
tabla comparativa de los programas de prevención muestra la diversidad de
frentes a los que están dirigidos; NNA, padres de familia, instituciones
dedicadas a la protección de los NNA, docentes incluyendo guías espirituales.
Algunas son autogestivas como el Programa Estándar o
Faro de la fundación PAS, otras requieren del acompañamiento de un profesional
y algunas solo son orientaciones de acciones a promover. Se observan manuales,
instrumentos de evaluación y herramientas audiovisuales para apoyar la adquisición
de la información.
En
México, hasta hace unos años, el abuso sexual infantil no aparecía como
aprendizaje esperado a desarrollar en educación básica. Es hasta la reforma de
2017 cuando el tema se comienza a abordar con el conocimiento del cuerpo y la
denominación en las orientaciones didácticas sugeridas al docente como el de
tercer grado donde menciona “Destaque algunas medidas útiles para prevenir el
abuso sexual infantil e invítelos a que las pongan en práctica” (SEP, 2017, p.
295).
No
obstante, la reforma no se concretó dejando los materiales inconclusos.
Recordando que la SEP también otorga acceso a diferentes documentos educativos
(manuales digitales) en un esfuerzo por llegar a más población, sin que su
estudio sea de carácter obligatorio para los docentes (Delgadillo & Arce,
2020). Otra investigación sobre el uso de medios virtuales y tecnología para la
prevención del ASI concluyó que este tipo de herramientas generan mayor interés
en los NNA. “El hecho de que temas de gran sensibilidad sean presentados de
forma didáctica y llamativa, invitan a que el menor de edad adquiera
importantes estrategias que lo beneficien en cuanto a situaciones de riesgo”
(Bayona & Mancipe, 2009 citado por Vargas, 2019, p. 27).
Vargas
(2019) en su revisión sistemática comparando los programas de prevención de
ASI, encontró que la cantidad de textos hallados es baja respecto a la
necesidad de una adecuada formación en educación sexual y prevención de
riesgos. Además, también se observa que la utilización de la tecnología como
medio para la implementación de programas de prevención resultan beneficiosas. Aunado
a la importancia de la participación de todas las personas cercanas a los niños,
primero para estar informados, otorgar herramientas y seguridad a los menores y
así, poder detectar alertas de manera oportuna.
La
revisión teórica versus las cifras de ASI muestra que no basta con la
sugerencia de orientaciones sino se transita a la acción. Se requiere un cambio
de cultura y consciencia hacia la infancia. Ahora
bien, pudiera suceder que este aumento de casos pudiera deberse al incremento
de la visibilización del problema o una mayor
consciencia de las personas. Con las políticas educativas, de sanidad y
sociales, la población tiene mayores herramientas para identificar el abuso
sexual como una grave vulneración a los derechos de los niños.
La SEP
en el ámbito educativo otorga la responsabilidad de la protección de los
alumnos en el entorno escolar y genera protocolos llegado a surgir un caso. No
obstante, queda trabajo por hacer en la cultura de la prevención. Para
disminuir las cifras, se considera prudente atacar desde la prevención sobre la
generación de protocolos para mitigar el daño (sin dejar de ser importantes).
En espera de que la NEM (Nueva Escuela Mexicana) en su propuesta educativa 2022
próxima a desarrollarse a partir del ciclo escolar 2023-2024 retome estos
contenidos en su programa analítico.
La
escuela se convierte en un entorno donde se congrega la comunidad, padres de
familia, maestros y alumnos pueden convivir para informarse y capacitarse ante
temas de relevancia social como la protección de los derechos de la niñez. La
nueva visión de la NEM coloca a la comunidad como eje importante para el
desarrollo de temas de interés social, las puertas de las escuelas se abren
para la llegada de Asociaciones civiles que aporten al bienestar y aprendizaje
de los alumnos (SEP, 2022), nuevos programas tanto nacionales, estatales y
municipales que son organizados para atender las demandas de la OCDE, UNICEF,
OMS, entre otras.
Los
espacios educativos son una manera de llegar a mayor población y difundir
información certera. Resulta entonces necesario incluir a los niños en acciones
preventivas para otorgar herramientas de autocuidado y autoprotección. Que si
bien, lo ideal es que no fueran necesarias, en México representan una
diferencia entre ser víctima o no de abuso sexual.
Se
afirma que los profesionales de la educación y la salud cuentan con mayor información para realizar acciones de prevención y
detección. Se destaca así la necesidad de incluir a los menores en estos
programas siendo los que más requieren de participación. Además de dar un
carácter educativo a la sexualidad (de acuerdo a la
edad y maduración del alumno) para evitar que ocurran episodios de acoso y que
el alumno sea capaz de conocer su cuerpo y distinguir los límites en su cuidado
(Vargas J., 2019).
Así
mismo, tener programas adecuados de prevención al alcance de profesores y
directivos de escuelas públicas y privadas resulta una opción viable para
ampliar las herramientas de protección y mantener a la población informada.
Buscar aquellos que sean adecuados y atractivos para los niños, que incluyan
herramientas capaces de atrapar la atención siendo de sencilla manipulación
para los profesores que lo apliquen. Si bien se denota la falta de programas de
prevención de ASI, también es tarea de los actores educativos el buscar
herramientas y programas que se adapten a las necesidades particulares de su
escuela y abonen al cuidado de la infancia.
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[1] Maestría
en Administración Educativa; Centro Universitario de Negocios y Estudios Profesionales
CUNEP; línea de investigación: Educación y Formación, correo electrónico: viridmelendez@gmail.com y ORCID 0009-0005-1968-4013. México.
[2] Doctorado
en Administración; profesor – investigador; Tecnológico Nacional de México ITS Rioverde;
línea de investigación: Emprendimiento, Administración y Optimización de
procesos, jans0018@hotmail.com. ORCID: 0000-0002-1795-4471.
México.