Desarrollo territorial e
integración de los sectores primario y terciario en el Valle de Vizcaíno, Baja
California Sur, México
Territorial
development and integration of primary and tertiary sectors in the Vizcaíno Valley, Baja California Sur, México
Emmanuel Picasso-Salazar[1], Ismael
Rodríguez-Villalobos[2]
Resumen
La
presente investigación maneja como eje central el Desarrollo Territorial en la
zona norte del Estado de Baja California Sur, específicamente en el Valle de
Vizcaíno, situado en el municipio de Mulegé. En el área de estudio, se ha
generado una situación de rezago económico y territorial como efecto de la
dependencia a un prioritario sector económico que no se encuentra articulado
con el resto de los sectores. En este sentido, se identifica el potencial de
integración entre sectores, presentando así una propuesta de estructura para
integración de sectores productivos locales, siendo estos el de mayor
relevancia como es el primario (ganadería, pesca y minería), y el que figura de
manera complementaria, el terciario. Se describen de manera independiente los
sectores económicos, posterior, mediante un análisis de tres pilares de
integración: planificada, intersectorial y territorial, se propone una
estrategia cruzada donde, mediante dicha relación, se generen actividades
intersectoriales complementarias, con miras un encadenamiento productivo
territorial.
Palabras clave: Desarrollo Territorial, Integración Sectorial,
Economía Sectorial.
Abstract
This research manages as a central axis the
Territorial Development in the northern zone of the State of Baja California
Sur, specifically in the Vizcaíno Valley, located in
the municipality of Mulegé. In the study area, a
situation of economic and territorial backwardness has been generated as a result of dependence on a priority economic sector that
is not articulated with the rest of the sectors. In this sense, the potential
for integration between sectors is identified, thus presenting a proposal for a
structure for the integration of local productive sectors, being these the most
relevant, such as the primary one (livestock, fishing, and mining), and the
tertiary sector, which is complementary. The economic sectors are described
independently, later, through an analysis of three pillars of integration:
planned, intersectoral and territorial,
a crossover strategy is proposed where, through said
relationship, complementary intersectoral activities are generated, with a view
to a territorial productive chain.
Key words: Territorial Development, Sectoral
Integration, Sectoral Economy.
Códigos JEL: R11, R12, F15, R13.
Introducción
El
objetivo del presente trabajo es identificar el potencial para integrar
localidades del municipio de Mulegé y sus actividades productivas en un Sistema
Productivo Local.
La
estructura metodológica consta de dos fases: en la primera, se describe la
situación de los sectores locales primarios y terciarios; en un segundo
momento, se analiza el potencial de integración de las actividades referidas.
Al final, en los resultados se discute la posibilidad de generar valor agregado
a la zona y la diversificación de la oferta turística mediante la estrategia de
articulación de los sectores antes mencionados en una coyuntura de agroturismo,
turismo minero y de pesca. Se estima que ambos sectores, una vez asociados
incrementarían su rentabilidad e impulsarían una región microeconómica que
permee directamente en los sectores involucrados con un efecto multiplicador en
la región. Se concluye que, no obstante, pertenezcan a diferentes actividades,
es posible armonizarlas con miras un desarrollo territorial integrado.
Articulación productiva y desarrollo territorial (DT)
En lo
referente al desarrollo en la posmodernidad, es necesario entender que se ha
optado por dar un giro en cómo se concibe éste a diferencia de cómo se abordaba
la problemática territorial en las décadas anteriores a la de los años ochenta
(Rosales, 2007). Las Estrategias de Desarrollo Alternativas (EDA´s), presentan una nueva visión de cómo enfrentar los
retos del desarrollo territorial que se han derivado a partir de la
globalización (Goulet, 1999). De acuerdo con Fonseca
(2019), la variable “territorio” comenzó a considerarse como parte de las
teorías del crecimiento y desarrollo hasta los años ochenta. Esto surge como
respuesta al seguimiento de las tendencias de desarrollo establecidas la década
de 1960, misma que demostró que las condiciones para alcanzar un desarrollo,
difícilmente podrían manejarse de manera genérica, por el contrario, son
dependientes de múltiples variables implícitas directamente en las regiones.
Torre
(2020), argumenta que, no obstante por mucho tiempo se ha buscado investigar y
generar políticas para el desarrollo, diversos acontecimientos como el aumento
de las brechas entre regiones dinámicas y deprimidas han evidenciado la poca
pertinencia de manejar éstas a una escala nacional. Por su parte, Suárez et.
al, (2020), comparten que en el nuevo enfoque del desarrollo si bien es cierto
el factor económico sigue estando presente, ya no se muestra como el
prioritario, sino que se ha alineado con aspectos sociales y culturales de suma
importancia para encaminar hacia una sociedad más cohesionada y con mejor
integración territorial.
En
este sentido, la región es entendida como un territorio que se encuentra
organizado y que a su vez cuenta con, de manera real o potencial, factores que
permitan su propio desarrollo con una independencia de otras (Boisier, 2001; Pérez, 2011). Para tender al desarrollo de
éstas, como lo plantea Boisier, es importante
entender la presencia de diversas partes interesadas que están inmersas en la
misma, y entre ellos existe la oportunidad de generar, con base en una
sinergia, reciprocidad y cohesión, rutas para el desarrollo. Complementando
esto, Haesbaert (2019), afirma que una región se
encuentra construida a partir de diferentes sujetos sociales y cómo estos
actúan entre sí, como lo son el Estado, empresas privadas, instituciones
participativas, Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), y otros actores
socioculturales y clases económicas-políticas, es decir, no se comprende
únicamente por su delimitación geográfica, sino de ciertos elementos que le
impregnan una identidad a la región.
Para
Bañuelos et. al, (2007), la región tampoco encuentra limitada a un espacio delineado
en el que se encuentran recursos materiales, sino que lo definen como un
espacio apropiado y valorizado por los humanos, y se manifiesta como un
producto del medio ambiente físico, la historia y la cultura.
Díaz
(2014), citando a Boisier (1988), sostiene que las
regiones se encuentran en la constante búsqueda de potenciar su capacidad de
autogestión, lo que llevaría a transformar la manera en la cual se encuentra
organizada, para esto, es importante sean considerados los intereses sectoriales,
ya que estos determinan el segmento al cual dirigir su nueva gestión, además,
se busca generar una cohesión, identidad sociedad-territorio que exprese una
capacidad de movilizarse tras proyectos políticos colectivos. Sin lugar a
dudas, en estas líneas que hablan de la transformación de un espacio-sujeto que
organice y direccione su propia ruta, a partir de su capacidad endógena que
involucre a la sociedad, agentes gubernamentales, recursos medioambientales y
esté perfectamente alineada para buscar la obtención de beneficios económicos, siendo
entonces una región debidamente desarrollada. Es entonces de vital importancia
focalizar nuevas propuestas de desarrollo donde la función territorial encamine
estrategias hacia el interior, asociando a las partes interesadas como parte
del capital multisectorial y multiactoral en una
correcta gestión participativa con miras a la transformación de los sistemas
productivos locales (León y Peñate, 2023).
De
acuerdo con Boisier (2001), el desarrollo territorial
consiste en una reestructuración de un espacio físico al que se le ha de
denominar como región, dicho cambio estructural busca estar asociado a un
progreso de la misma y sus habitantes, tanto individual como socialmente. En
este orden de ideas, el desarrollo regional-territorial está relacionado con
tres dimensiones: espacial, social e individual, por lo que, para afirmar que
la nueva estructura a la que se vio sometida la región ha tenido éxito, se deben
manifestar beneficios en estos tres actores. En este apartado, se reconoce que
si bien es cierto esta tendencia de desarrollo nace de una nueva organización
que conlleva una integración basada en la asociatividad en diferentes niveles (Costamagna, 2020; Mejía, 2021), el resultado debe ser
equitativo, para quienes aportan en lo individual (Guerrero, 2020), social (Olazabal, 2021) y espacial (Alvarado y Jiménez, 2020).
Por su
parte, León (1999) y Sotiru (2023), comentan que el
desarrollo territorial no está cerrado a una relación entre la sociedad y sus
actores, sino que también un pilar fundamental para sumar a esta cohesión a la
parte ambiental, agregando una cuarta variable, pero que, a su vez, funge como
base de las tres anteriores, ya que toda actividad económica que se busca
armonizar para que permee de manera holística en las regiones y la sociedad,
está directamente relacionada con el aprovechamiento de los recursos naturales
como un beneficio ambiental (Montiel, 2023).
Entrando
en el paradigma de la sustentabilidad, Salazar et al., (2024), argumentan que
las dimensiones regionales deben figurar dentro de las estrategias que busquen
un desarrollo, ya que, de manera paradójica, lo regional aparentemente se ha
redimensionado ante la globalización (Dos Santos, 1993). Al respecto,
considerar de manera integral un proceso de desarrollo económico y social, trae
consigo acciones que busquen descentralizar regiones económicas que, a su vez,
permitan participar de manera amplia a los actores involucrados.
Específicamente, en el enfoque sustentable, de acuerdo a
Corona et. al, (2019), las políticas de desarrollo regional sustentable bajo
una visión integral, es un elemento clave que impulsa económica y socialmente a
los territorios.
Lo
antes mencionado coincide con lo expresado con Boisier
(1992) y Navarrete et. al, (2022), quien sostiene que el desarrollo de una
región está condicionado a la integración de tres procesos que llegan a un
punto de intersección: 1) la participación de actores de la región en la
función de asignación de los recursos propios de las localidades; 2) la
capacidad de los actores para influir en las políticas económicas provenientes
del ámbito nacional, lo cual considera también habilidades técnicas y fuerzas
políticas; 3) la capacidad
de organización social de la región para transformar los impulsos del
crecimiento productivo en regiones desarticuladas.
Dentro
de las nuevas propuestas para el desarrollo endógeno, de
acuerdo a Manet (2014) dicha estrategia se basa en la acumulación de
capital físico y humano a escala local, que mediante esta acción
posibilita
nuevas y más flexibles formas de producción en los procesos de crecimiento y
cambio estructural.
Además,
se enfatiza en la aparición de un nuevo modelo específico de organización
productiva ofreciendo un mayor protagonismo de los sistemas productivos locales
(SPL), donde los empresarios, organizaciones, instituciones, sociedad civil y
cultural crean un espacio de entendimiento que convierte al territorio en un
verdadero agente de transformación social (Arcos, 2019; Chalar, 2020). El
desarrollo basado en una escala más local se sustenta en que las regiones
tienden a ser heterogéneas tanto natural como culturalmente, esto brinda un
soporte al aprovechamiento de las endogeneidades, desde su vocación económica
por excelencia, la manera de pensar y conocimientos específicos de los locales
(Salazar et al., 2024), por lo que diseñar estrategias que talla única para
diferentes regiones resulta ser inapropiado, esto obliga a que la modalidad de
impulsar la región tendrá que ser a partir de las singularidades internas (Moral,
et. al, 2020).
Con
base en este nuevo modelo endógeno, “el desarrollo territorial se entenderá, no
como el resultado de la decisión óptima de localización industrial por parte de
las grandes empresas interregionales, sino como la actuación de las empresas
locales eligiendo producciones más apropiadas” (Manet, 2014).
A
partir de lo analizado, para efectos de la presente investigación, se entenderá
el desarrollo territorial como una reestructuración a nivel región, que llegue
a encaminar en una sola vía a la economía, sociedad, ambiente, instituciones
públicas (regulativas), instituciones privadas (operativas) y territorio,
buscando que esta sintonía se traduzca en beneficios equitativos para los
actores involucrados.
Integración sectorial
Frente
al entorno globalizado en el cual se encuentra la sociedad, y como una
estrategia de enfrentamiento a éste, surgen las asociatividades en una escala
local, dado que las pequeñas economías per se no podrían competir contra las de
mayor dinamismo (Muñoz, 2019) (Sisa, 2021). De acuerdo con Marín-González et.
al, (2019) para enfrentar contextos complejos, como el de la globalización, es
necesario actuar de manera interdisciplinaria, creando equipos a partir de la
participación de actores en la búsqueda de integraciones intersectoriales en
ámbitos local y regional.
Cabe
mencionar que, cualquier región que desee formular una integración sectorial,
se está refiriendo a una reestructuración territorial, como se ha comentado, el
desarrollo endógeno toma como pilar éste para potenciar su condición
socioeconómica a partir de esta ruta. Al respecto, existen diversos
instrumentos que permiten la planificación a partir de un análisis situacional,
también conocido como diagnóstico, en él, se detallan las características
actuales. Posterior, se discute la viabilidad de integración o alternativas
para que la acción aplicada sea la adecuada (Rendón, 2022).
Estos
modelos de planeación territorial, frente a los desafíos que presenta el
dinámico entorno globalizado se encuentran en constante modificación y
actualización (Montecinos, 2021). Sin embargo, con la finalidad de adentrarse
de manera específica a un instrumento tradicionalmente utilizado para la
planificación o reestructuración regional que culmine en un desarrollo, resulta
interesante tomar base de lo que comenta Weitz (1980), mismo que data de la
década de los ochentas, años donde las políticas de
desarrollo comenzaron a tomar un giro hacia una transformación del territorio,
es decir, mediante la práctica del desarrollo endógeno.
El
modelo de Weitz sustenta la existencia de tres prerrequisitos básicos inmersos
en el método del desarrollo regional:
A) Coordinación
de arriba hacia abajo: Es común encontrar discrepancias entre los objetivos
definidos a nivel nacional y las propias de los individuos, por ello, este
ejercicio busca que la planificación se dé
armonizada entre ambos niveles. Sin embargo, dicha coordinación se encuentra
limitada a realizarse a niveles “macro” (nacional) y “micro” (local), siendo el
regional aquel intermedio entre los antes señalados. Para adecuar la propuesta
de reestructuración se deben tener presentes ambos niveles.
B) Integración
intersectorial: El segundo prerrequisito busca integrar en una misma dinámica a
los tres sectores económicos (primario, secundario y terciario), ya que es un ejercicio
de reconocimiento, pero poco aplicado. Los objetivos concretos de esta
integración se pueden encuadrar en tres elementales: 1) obtención de efectos
multiplicadores máximos ante recursos dados, 2) definición del nivel de
tecnología existente para la planificación para lograr mejores resultados
económicos, empleabilidad e ingreso, 3) determinación del tamaño para un área
en la cual puedan darse estas acciones intersectoriales simultáneas.
C) Cuatro
aspectos de la planificación del desarrollo: Finalmente, este último
prerrequisito se refiere a la capacidad de un plan que, simultáneamente pueda
sostener los cuatro aspectos básicos del desarrollo: económico, social, físico
y organizacional (Ibídem, 1980).
Como
lo explica el proceso en el que se sustenta el modelo de Weitz, es importante
que estos mecanismos de integración o articulación del territorio den respuesta
a los grandes desafíos que se han generado desde los años cincuenta, donde se
esperaba que todos los territorios llegaran a obtener un desarrollo
significativo, sin embargo, conforme han pasado las décadas, y no obstante
surjan modelos o teorías para erradicar estas distancias, el reto permanece
latente (Ingaramo, et al., 2009).
Específicamente,
para la investigación que aquí se presenta, donde se busca integrar los
sectores productivos locales presentes en el Valle de Vizcaíno, representa una
oportunidad para reestructurar la forma en la cual el área de estudio se
encuentra operando, priorizando en este sentido beneficiar de manera
igualitaria a los actores involucrados.
Como
base a lo anterior, Manet, (2014) sustenta que: “la configuración de sistemas
productivos locales puede ser una estrategia para la permanencia en el mercado
de las pequeñas unidades de producción, cuyo objetivo no es únicamente competir
con las grandes empresas, sino contribuir a mejorar las condiciones económicas
y sociales de los entornos territoriales, sobre todo locales” (Manet, 2014).
Lo anterior
comprueba la relevancia de este tipo de estudios, más aún al coincidir con las
necesidades de la zona analizada, donde los factores exógenos y un desarrollo
polarizado limita su participación a nivel estatal, marcando así necesidades
puntuales en dicha área.
Baja California Sur y el Valle de Vizcaíno
Baja
California Sur (BCS) es uno de los 32 estados que constituyen el territorio
nacional de México, cuenta con una amplia extensión territorial, misma que le
permite posicionarse como la novena entidad con mayor superficie (Instituto
Nacional de Estadística y Geografía, [INEGI], 2020). Este estado se encuentra
divido en cinco municipios: Mulegé, Comondú, Loreto, La Paz y Los Cabos, estos
enlistados de norte a sur como se muestra en la figura 1.
Figura 1
División municipal
del Estado de Baja California Sur
Fuente:
Tomada y adaptada de Google imágenes, disponible en <https://n9.cl/5ferk>
En lo
referente a temas económicos, BCS cuenta con una economía pequeña basada en
gran medida en la aridez de sus suelos, ésta, acompañada de la carencia de agua
para actividades agropecuarias la muestran limitada en este aspecto, pero es de
resaltar que la actividad turística ha surgido como un motor económico
preponderante para el Estado (Mendoza et al., 2016; Picasso, 2019). Esta
vocación principalmente turística se ha dado a partir de los recursos naturales
existentes en la entidad (Salazar et al., 2017), y a su vez, ha generado un
crecimiento poblacional en el que BCS se ha visto sometido en los últimas tres
décadas (Arizpe, et al., 2018), particularmente la zona sur del estado, es
decir, al área municipal de Los Cabos.
De
acuerdo a Montaño et al., (2020), el municipio de
Los Cabos ha experimentado un crecimiento a un ritmo acelerado. Actualmente es
el municipio de mayor densidad poblacional con un total de 88.6 habitantes por
km2, hecho que lo pone por encima de la media estatal representada con 10.3
habitantes. En este orden de ideas, se trata de un crecimiento derivado del
desarrollo turístico generado en la zona, que en su naturalidad atrae grandes
corrientes de migración (Montaño et al., 2016).
El
fenómeno de crecimiento que acompaña al municipio de Los Cabos pudiera
entenderse que es un escenario homogéneo a nivel estado, sin embargo, en la
tabla 1 se presenta una comparativa con el resto de los municipios, donde es
notable que entre éstos existe un ritmo totalmente diverso en lo que a
crecimiento poblacional respecta.
Tabla 1
Número de
habitantes por municipio en Baja California Sur en las últimas décadas
MUNICIPIO |
HABITANTES EN 1990 |
HABITANTES EN 2000 |
HABITANTES EN 2010 |
HABITANTES EN 2015 |
HABITANTES EN 2020 |
Mulegé |
38,528 |
45,989 |
59,114 |
60,171 |
64,022 |
Comondú |
74,346 |
63,864 |
70,816 |
72,564 |
73,021 |
Loreto |
SD* |
11,812 |
16,738 |
18,912 |
18,052 |
La Paz |
160,970 |
196,907 |
251,871 |
272,711 |
292,241 |
Los Cabos |
43,920 |
105,469 |
238,487 |
287,671 |
351,111 |
Fuente:
Elaboración propia a partir de los datos de la Secretaría de Turismo, Economía
y Sustentabilidad (2023 a).
Nota:
*El municipio de Loreto en 1990 no presenta datos, debido a que el censo
correspondiente se manejó en conjunto con Comondú por ello se observa un
decrecimiento en la población de éste último municipio
en el registro posterior.
Con
los datos recién presentados, se evidencia que el municipio de mayor
crecimiento, es decir, Los Cabos, tiene un nivel de crecimiento poblacional de
mayor impacto en comparación con el resto del estado. Específicamente, el
municipio de Mulegé, que es donde se sitúa el área de estudio de esta
investigación, es el tercero de menor y mayor crecimiento en los últimos 30
años (siendo el tercero de cinco municipios), al tener la cifra de aumento de
25, 494 habitantes en dicho periodo, mientras que en el resto de municipios fue de 131,271 para La Paz y de 307,191 para Los
Cabos. En lo que respecta a Loreto y Comondú, en los 20 años más recientes, han
presentado un aumento de 6,240 y 9,157 habitantes respectivamente.
Este
desigual crecimiento también se ve reflejado en la participación municipal en
el producto interno bruto turístico estatal (PIBTE), entendiendo que el turismo
es la actividad económica de mayor relevancia para BCS. La discrepancia en
aportación al PIBTE se sustenta a las brechas en factores como infraestructura,
recurso humano y evidentemente, a la vocación económica de los municipios (Salazar,
et. al, 2018). La tabla 2 demuestra cómo figura el tema del turismo entre las
diferentes municipalidades.
Tabla 2
Participación en
la actividad turística por cada municipio de Baja California Sur
MUNICIPIO |
LOS CABOS |
LA PAZ |
LORETO |
COMONDÚ |
MULEGÈ |
EMPLEO |
61.7% |
79.9% |
58% |
25.2 |
19.9% |
AFLUENCIA
TURÍSTICA |
2.4 millones de visitantes |
446,200 visitantes |
90,552 visitantes |
7,995 visitantes |
21,634 visitantes |
INFRAESTRUCTURA |
177 hoteles |
126 hoteles |
36 hoteles |
42 hoteles |
89 hoteles |
PIB
TURÍSTICO |
23,465,128,267 U.M. |
2,156,568,062 U.M. |
779,260,190 U.M. |
233,531,550 U.M. |
507,900,498 U.M. |
APORTACIÓN AL PIB ESTATAL |
86.45% |
7.95% |
2.87% |
0.86% |
1.87% |
Fuente:
Elaboración propia con datos de Secretaría de Turismo, Economía y
Sustentabilidad (SETUES) (2023 a) y del Sistema Nacional de Información
Estadística del Sector Turismo de México (2020).
La
tabla 2 demuestra que la participación de los diferentes municipios es
totalmente divergente y presenta grandes distancias entre éstos, principalmente
en los de mayor población y ubicados en la zona sur (La Paz y Los Cabos) en
comparación con los situados en el norte (Mulegé y Comondú). En lo referente a
la infraestructura, cabe destacar el distanciamiento que representa cada
municipalidad, particularmente Los Cabos con Comondú como los más lejanos,
superando el primero al segundo con más de 20,000 habitaciones. La diferencia en
este rubro entre los municipios más distantes geográficamente hablando (Los
Cabos – Mulegé) es de 19,948 habitaciones.
Por
otro lado, con los datos que se exponen en la tabla anterior, se puede
sustentar que la economía de BCS puede generalizarse que descansa en el sector
servicios, esto al ver la cantidad de producto interno bruto estatal que le
representa esta actividad, y que se vuelve aún más irrefutable al mencionar los
datos de la SETUES (2023 a) que exponen que el sector primario para el estado
tiene una aportación del 4.3%, el secundario de 27.1%, mientras que el
terciario es de 68.6% (Ibídem, 2023 a). Sin embargo, es
de destacar que la participación de las municipalidades es diversa como recién
se ha señalado, y no necesariamente los cinco municipios se centran en el
sector terciario.
Particularmente,
el Valle de Vizcaíno, ubicado en el Municipio de Mulegé (figura 2), vive una
realidad totalmente distinta a los datos generados a nivel estatal, ya que las
vocaciones están encaminadas principalmente al sector primario, de tal forma
que la agricultura representa un 36.0%, la minería el 21.6% y la pesca el
10.6%. (SETUES, 2023 b). En lo que respecta a la actividad secundaria, es
discreta al tener un 7.4% de participación. Finalmente, el sector servicios
participa con alojamiento temporal y preparación de alimentos (3%), los
servicios de transporte representan (2.6%) y el comercio (12.9%), lo que los
lleva a sumar un 18.5% en este sector.
Cabe
destacar que, en este último rubro, a pesar de los recursos naturales y
culturales existentes, el sector terciario ha llegado a considerarse como
complementaria y de temporalidad gracias a la actividad turística del
avistamiento de la ballena gris (E. robustus) que
arriba a Laguna ojo de liebre y Laguna San Ignacio (Picasso y Ruiz, 2017). Del
resto de la oferta de turismo, se ha buscado potenciar esta región mediante la
práctica del ecoturismo y turismo de naturaleza, esto como efecto del interés
de prestadores de servicios de la región que buscando incrementar su oferta,
han ampliado el abanico de actividades en el Valle de Vizcaíno, dentro del
Municipio de Mulegé, que le refiere la ubicación y extensión que se describe en
la figura 2.
Figura
2
Ubicación
del Valle de Vizcaíno dentro del Municipio de Mulegé, Baja California Sur
Fuente: Tomada y adaptada a partir de Google imágenes,
Disponible en <www.google.com/imagenes/desierto del Valle de Vizcaíno, Baja
California Sur>.
Como
conclusión del análisis geográfico de Baja California Sur, se puede asimilar
que la morfología estatal, así como los índices de crecimiento, representa una
de las dificultades para el Gobierno Estatal, ya que las distancias entre las
ciudades o localidades llegan a ubicarse de manera dispersa en los 73,475 km2
de extensión vertical, y que en su mayoría están situados junto a la carretera
transpeninsular Benito Juárez, que es quien conecta de norte a sur a BCS mediante
sus 998 km de extensión (Salazar, 2019).
Además
de lo anterior, se reitera que Baja California Sur, no obstante, se sitúe entre
los 10 estados de mayor territorio, es la segunda entidad de menor población,
superando únicamente a Colima. El número de habitantes de BCS es de 798,447
habitantes, mismo que lo lleva a representar el 0.6% del total a nivel federal
(INEGI, 2020). Al conjugar estas dos situaciones, es decir, la extensión
territorial y el número de pobladores, se demuestra que en BCS se han generado
polos de desarrollo situados en la zona sur de la entidad, según datos de la
Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad (SETUES), en los Municipios
de La Paz y Los Cabos se concentra el 80.6% de la población, por ello, las
municipalidades antes referidas aportan cerca del 94.4% del Producto Interno Bruto
Estatal (Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad [SETUES], 2023 a).
Finalmente,
en lo referente al Valle de Vizcaíno, Baja California Sur, cuenta con
diferentes sectores económicos que consideran una participación en las
actividades económicas de la región que se podrían catalogar incluso como
balanceadas, es decir, sin un sesgo significativo. Sin embargo, éstas al
encontrarse desarticuladas, privan su potencialidad de maximizar los beneficios
con base en las cadenas de valor que les represente una integración, donde los
sectores productivos locales estén armonizados en un escenario de estructura
regional que culmine en un beneficio en todos los actores involucrados:
sociedad, economía, ambiente, iniciativa pública e iniciativa privada, todo
evidentemente en un plano de asociatividad territorial, que además de alcanzar
lo antes descrito, los descentralice de la región sur del estado, que por
condiciones geográficas, territoriales y poblaciones, el área de estudio se ha
visto desfavorecido al ser parte de un dinamismo de polos de desarrollo a nivel
estatal (Rodríguez, 2021).
Metodología: Planteamiento para integración de los sectores primario y terciario
Para
lograr una integración entre los sectores primario y terciario del Valle de
Vizcaíno, es importante que se presente un proceso detallado de revisiones en
diferentes aspectos que culmine en la apropiada manera de presentar la
integración. Por ello, la metodología considera cuatro fases, tres como
prerrequisito y una última que es dependiente de los resultados alcanzados a
partir de los anteriores. El instrumento metodológico rescata en gran medida el
modelo expuesto por Weitz (1980), pero es de señalar que le aporta una
actualización para generar el proceso de cuatro fases, ya que, como se presentó
anteriormente, el autor lo limita a tres. A continuación, se presentan los tres
prerrequisitos y el cuarto elemento que dan sustento a la metodología.
En el
modelo de Weitz el desarrollo territorial funge como una consecuencia de la
adecuada integración, todo esto visto desde el prerrequisito de que la política
nacional y local estén armonizados en una ruta debidamente definida y con
destinos afines. Por ello, de primer momento se analizan los diferentes planes
de desarrollo vigentes en los tres niveles: Nacional, Estatal y Municipal. Este
prerrequisito es titulado integración planificada (IP), y entiende que existe
dicha integración cuando es visible una relación entre los planes de desarrollo
en diferentes niveles.
Como
segundo punto, se encuentra el prerrequisito enfocado en la integración
intersectorial (II), examinando la posibilidad de maximización de beneficios a
través de la conexión entre diversos sectores económicos. En este sentido, se
hace un análisis situacional sectorial que existe en el territorio, detectando
aquellos de mayor dinamismo y quienes se encuentran operando a una menor
escala, incluso, deprimidos. Esto permite detectar las fortalezas y áreas de
oportunidad para entretejer la intersectorialidad.
El tercer
y último prerrequisito se encuentra ligado a los aspectos de la planificación
del desarrollo, que asienta bases en cuatro elementos vitales y que están
presentes en la región: económico, social, físico y organizacional. Evidentemente,
este prerrequisito se vincula al beneficio en conjunto que da soporte a la
estrategia de reestructuración-ordenamiento territorial, encuadrando qué
actores locales estarán participando en dicha acción y en qué medida, ya que,
al estar presentes en el territorio, pertenecen al mismo como capital endógeno,
por lo que el sumarlos es un elemento crucial en este paradigma. Este
prerrequisito es titulado “integración territorial” (IT).
Finalmente,
para establecer el último apartado del proceso, se comenta que Weitz enlista
tres tipos de desarrollos a partir de la función en la cual se encontrarán
operando:
1. Vertical: Denominada así al unificar los niveles mencionados de manera
lineal, es decir, la coordinación micro con la regional y a su vez, ésta con la
macro, realizando este encadenamiento de manera vertical a partir de la
planificación y la consistencia que presentan.
2. Horizontal: Considera una diversa gama de actividades: coordinación
intersectorial, planes físicos adecuados a las condiciones de la región y
planes de desarrollo.
3. Cruzada: Integra las dos anteriores para permear en ambos aspectos de
manera igualitaria, logrando así la armonización de los cuatro elementos clave:
económico, social, físico y organizacional (Weitz, 1980).
Entendiendo
las características y objetivo del estudio, el último apartado de la
metodología estará respaldado en la integración cruzada (IC), debido a que se
considera el más pertinente al diseño de la investigación, sin mencionar que se
busca el máximo potencial para la integración, principalmente entre los actores
económicos involucrados, específicamente, el primario y terciario, que como a
bien marca esta función, prioriza los recursos existentes y la manera en la
cual se aprovechan.
En
esta sección se presenta la pertinencia de integración de los elementos
analizados: IP, II, IT, que en conjunto demostrarán la viabilidad de la IC
deseada entre los sectores primario y terciario del Valle de Vizcaíno en BCS.
Resultados para la IP
Se ha
señalado en esta investigación que la integración planificada se encuentra
asociada a la relación y coherencia entre los diferentes planes de desarrollo.
Para este ejercicio, se han considerado los tres niveles de gobierno: Plan
Nacional de Desarrollo (PND), Plan Estatal de Desarrollo de Baja California Sur
(PED) y el Plan Municipal de Desarrollo para Mulegé (PMD), entendiendo el
escenario macro el nacional-estatal y el municipal como el nivel micro.
La
investigación que se presenta, al tener un enfoque de carácter
económico-regional, que busca potenciar una zona menos favorecida a partir de
polos de desarrollo que se presentan en la entidad, se debe adentrar
puntualmente en lo sustentado por los planes de desarrollo bajo la búsqueda de
encontrar una coyuntura que dé pauta a una alineación en estos temas, para
poder considerar la existencia de una IP. La tabla 3 presenta una relación y
congruencia entre los tres niveles PND-PED-PMD para la IP, particularmente en
el apartado de reactivación y estrategias para fomentar el desarrollo
económico.
Tabla
3
Congruencia
entre PND-PED-PMD para la integración planificada
NIVEL DEL PLAN
DE DESARROLLO |
||
PND |
PED |
PMD |
Eje:
Impulsar la reactivación económica, el
mercado interno y el empleo (P.51)
|
Eje:
Reactivación económica y empleo
incluyente (P. 173)
Generar mayor desarrollo económico y social a través
de la redistribución de la riqueza que genera la demanda de la población. |
Eje:
Reactivación económica (P. 32)
B) Gestionar programas de empleo temporal en
beneficio de los productores.
|
Fuente: Elaboración propia a partir de la revisión de los
Planes de Desarrollo (PND-PED-PMD).
A
partir de la tabla anterior, se comprende que existe una relación entre los
planes de desarrollo en el tema económico, cabe mencionar que si bien es cierto
en el PND se presentan de manera generalizada, es totalmente comprensible al
recordar que se refiere al sector macro, mientras que el PMD llega a marcar
prioridad hacia los diferentes sectores, entre ellos los primarios y
terciarios, pues se entiende que la actividad económica en el Valle de
Vizcaíno, perteneciente al municipio de Mulegé llega a estar basado en éstos.
En el
inciso A se encuentra que existe armonización en la búsqueda de mejorar la
situación en el mercado interno, lo que indica que, para temas de desarrollo
regional-territorial, que lo lleve a aprovechar la endogeneidad del área de
estudio, cuenta con un respaldo en los tres niveles. El inciso B demuestra que
en el PED se sabe de la situación estatal y los polos de desarrollo, sin
embargo, poco se profundiza este tema en el PMD, lo que lleva a entender que es
inexistente un programa debidamente planificado, es aquí donde se considera aún
más pertinente esta investigación. Finalmente, los incisos C y D son los que
mejor empatan en el nivel micro, pues si bien es cierto a nivel macro se
presenta una generalidad, a nivel micro se habla de impulso, fortalecimiento,
generación y promoción a proyectos regionales, programas sectoriales y comercio
justo, lo que se traduce en una marcada vocación al encadenamiento productivo
acompañado del autoconsumo.
Resultados para la
II
Los
sectores económicos de la región que se estudia se centran
principalmente en dos básicos, el primario y el terciario, sobresaliendo
la agricultura, la pesca y la minería como primarios y como terciarios aquellos
relacionados al turismo. A continuación, se detalla cada uno de estos.
A)
Agricultura
De
acuerdo a la SETUES (2023 b), el Valle de Vizcaíno
es la principal zona agrícola, sus cultivos se encuentran centrados en
hortalizas, como son el tomate, chile, cebolla y pepino. Además, aporta la
mayor porción de cultivos de fresa e higo a nivel estatal. La tabla 4 muestra
la superficie en hectáreas cosechada en el periodo del 2016 al 2021.
Figura
4
Superficie
en hectáreas que fue cosechada anualmente en el área de estudio
Fuente: Elaboración propia a partir del informe de
información estratégica del municipio de Mulegé, elaborado por la SETUES 2023.
La tabla
demuestra el impacto que tiene la zona en lo que respecta a las hectáreas
cosechadas, misma que, si bien es cierto presenta un decrecimiento del 10% en el
año 2019-2020, se puede asociar a temas de COVID-19 y la pausa económica que se
vivió a nivel mundial, no obstante, para el 2021, se presenta una recuperación
discreta.
En lo
que respecta al tema del volumen de producción medido en toneladas, se destaca
que para el ciclo 19-20 fue de 159,337.3 toneladas y para el periodo 20-21,
ascendió a 166,162.4, lo que en porcentaje significa 4.3% mayor en comparación
con el periodo anterior. De acuerdo a la SETUES, esta
cifra representa el 23.6% de la producción total estatal, lo que en la paridad
refleja que 1 de cada 5 toneladas se produce en esta zona (SETUES, 2023 b).
B) Pesca
La
región de la pacífico norte, perteneciente al Valle de Vizcaíno se encuentra
situada en la reserva pesquera más importante del país, por ello es la mayor
relevancia a nivel estatal. En esta zona se obtienen productos de un
significativo valor comercial, tan solo en 2021 la producción pesquera generó
19,329.1 toneladas, cifra que representa el 14.6% de la producción en BCS. La tabla
5 demuestra el volumen de producción en el periodo del 2016 al 2021 (Ibídem, 2023 b).
Figura
5
Volumen
de producción pesquera 2016-2021 medida en toneladas
Fuente: Elaboración propia a partir del informe de
información estratégica del municipio de Mulegé, elaborado por la SETUES 2023.
Como
demuestra la tabla anterior, la pesca es una actividad de gran relevancia
debido a la producción que tiene la región, recordando que en lo que respecta
al aporte en ingresos reporta un 10.6% municipal. Finalmente, se resalta que en
esta zona se destacan especies como los peces de escama con un 62% de volumen
de producción, así como carnada viva con un 5.5%, y las especies que llegan a
ser complementarias son el tiburón, langosta, algas, entre otras (Íbidem, 2023 b).
C) Minería
En la
zona de estudio se cuenta con productos mineros que destacan al estado como el
primer productor a nivel nacional gracias a la extracción de sal y yeso, así
mismo, en se sumó en 2015 una localidad más enfocada en la minería de cobre (Ibídem, 2023 b). En lo que respecta a cifras, la producción
de sal y yeso fue de 6.2 y 3.0 millones de toneladas respectivamente, mientras
que el cobre ya se posiciona como un producto importante al presentar una
producción de 11 mil toneladas de manera anual (Ibídem,
2023 b). La tabla 6 expresa el volumen de producción de la actividad minera
antes destacada.
Figura
6
Volumen
de producción minera en millones en toneladas (sal, yeso y cobre) en el periodo
2016 – 2022
Fuente: Elaboración propia a partir del informe de
información estratégica del municipio de Mulegé, elaborado por la SETUES 2023.
En lo
referente a la producción traducida a valor en pesos, de
acuerdo a la SETUES (2023 b), cabe destacar que la producción de sal y
yeso representaron de manera conjunta una cifra de 2,624.3 millones de pesos
únicamente en el 2021. En la tabla 7 se detalla el valor de la producción en
millones de pesos de estas dos minerías en el periodo 2016-2022.
Figura
7
Valor en millones de pesos por producción de
sal y yeso en el periodo 2016 – 2022
Fuente:
Elaboración propia a partir del informe de información estratégica del
municipio de Mulegé, elaborado por la SETUES 2023.
D) Turismo
Como
parte de las actividades terciarias figura el turismo, mismo que no se
encuentra tan posicionado en el área de estudio, pues como se acaba de ver, el
sector primario es quien aporta en gran parte un respaldo económico, sin
embargo, éste se ha logrado adentrar en los sectores productivos locales (SPL)
como un agente complementario.
Al
momento, en el Valle de Vizcaíno se aprovechan atractivos naturales y
culturales para contar con oferta turística, hecho que lo distingue de la
modalidad de turismo que se realiza en el sur de la entidad, ya que la apuesta
al turismo para esta el área de estudio ha sido desde sus orígenes encaminadas
a uno sustentable.
Las
actividades que se ofertan son: Avistamiento de la ballena gris, realizado en
dos lugares en específico, Laguna Ojo de Liebre y Laguna San Ignacio; Visita a
pinturas rupestres situadas en la Sierra de San Francisco; Visita al berrendo
peninsular en el campamento berrendo de la Reserva de la Biósfera el Vizcaíno,
muy cercano a Guerrero Negro; Para actividades culturales y de manera
complementaria se visita el tempo misional de San Ignacio y la localidad de
Santa Rosalía, que conserva tintes de infraestructura francesa por su valor
histórico. Como último, en temporada vacacional, principalmente en semana santa
(principios de abril) se visita a las Bahías de Mulegé para realizar
actividades de turismo de playa-relajación, claro está, es inexistente la infraestructura
hotelera y restaurantera, por ello, los visitantes atienden a actividades de
campamento en dichos espacios.
Resultados para la II de los SPL antes descritos
Se
encuentran dos sectores distintos en todos los sentidos, desde el
posicionamiento con el que cuentan dentro del municipio, hasta la manera en la
que se desenvuelven, por ello, la propuesta de integración tiene que realizarse
a manera de cruce, dando prioridad (verticalmente) a los sectores debidamente
posicionados, siendo los complementarios (horizontal) los que permitan sumar su
actividad para encontrar nuevas formas de generar ingresos para la región.
En
este orden de ideas, el sector primario, conformado por la agricultura, pesca y
minería se presentarán verticalmente, mientras que el turismo lo hará de manera
horizontal como se muestra en la figura 3.
Figura 8
Diseño de
integración intersectorial de los SPL de la región
Fuente:
Elaboración propia
Una
vez diseñada la manera de integrar de manera intersectorial la región, y
considerando que se desea plantear una integración cruzada, es claro que el
sector terciario, al ser complementario, llega efectivamente a presentar ese
encadenamiento que unificará las propuestas de actividades para desarrollar un
territorio mediante una planificación, hecho que lleva a coincidir con Merinero
(2008), quien sustenta que “la clave estratégica en cuanto a la competitividad
productiva de las empresas se sitúa de manera clara en el nivel de articulación
de la red de empresas en torno a un agrupamiento organizado territorial y
sectorialmente” (Merinero, 2008). La figura 4 muestra la II con actividades
debidamente enmarcadas.
Figura
9
Integración
intersectorial de los SPL de la región
Fuente: Elaboración propia
Como
producto de esta integración que se muestra en la figura anterior, las nuevas
vertientes de opciones que llevarían a atender una de las necesidades que
fueron observadas en el IP, que consiste en diversificar la oferta turística de
la región. La integración, en este sentido, consiste en aprovechar el recurso
ya existente y su producción (sector primario) para articularlo con el sector
de los servicios, principalmente en la apertura a nuevas vertientes y
modalidades para realizar esta actividad complementaria, es decir, el turismo.
Resultados para la IT
Finalmente
se atiende las necesidad de que estas actividades involucren directamente a la
sociedad territorialmente perteneciente, pero también es de mencionar que se
priorizará la parte económica y ambiental, ya que si bien es cierto el sector
primario tiene un impacto dentro del recurso natural, el beneficio generado no
será únicamente con fines ortodoxos como marca la economía tradicional, sino
que mediante paradigmas como el del desarrollo regional, se da un doble
beneficio, el tradicional y el que se suma mediante la oferta turística para
este ejercicio.
Es
importante entonces que la propia comunidad del Valle de Vizcaíno se vea
participativa e interesada en aportar en este escenario, tal cual dirige
nuevamente a coincidir con el PMD, que sustenta que se estará incorporando a
los habitantes para la creación de nuevos empleos.
Por
último, se comparte que las instituciones tanto públicas como privadas
encontrarán beneficios directos, la primera como se ha señalado, permitiendo
alcanzar sus indicadores de bienestar y para las empresas privadas la
maximización de beneficios a partir del fortalecimiento de las cadenas de valor
participativas.
Resultados para la IC
Como
último se considera la viabilidad de la IC que se propone, donde se utilizan
los resultados generados en las anteriores integraciones. Al respecto, se
encuentra relación en lo referente a cómo se ha articulado cada uno de los
elementos, primeramente el IP que demuestra que no están del todo distantes los
planes de desarrollo pertinentes, por otro lado, la II que brinda una clara
visión de cómo realizar ésta mediante la visión vertical-horizontal, siendo
esta última quien estrecha los lazos de participación, y por su parte, es
visible que la IT además de atender a su finalidad, aborda una participación
sumativa donde los grupos de interés tendrán su participación desde sus
diferentes áreas.
La
figura 5 muestra todo el sistema de integración, entendido como la IC en esta
investigación, donde se percibe cómo la IP se sitúa en la parte superior de la
figura, ya que es quien regula desde sus diferentes niveles la actividad económica,
al centro se encuentra el modelo de II ya antes descrito, y en el inferior de
la figura se involucran a los actores que tendrán una participación-beneficio
en esta integración sectorial.
Figura
10
IC de
los SPL del Valle de Vizcaíno
Fuente: Elaboración propia
Esta
investigación permitió proponer, a partir de un soporte teórico la generación
de una cadena de integración de manera cruzada, que articule a los sectores
productivos locales del Valle de Vizcaíno, Baja California Sur, como área para
estudio, resaltando la necesidad existente de contar con sistema que ordene
territorialmente la región, elevándola así a un nivel de desarrollo en el que
no solo se verá beneficiado el sector económico como preponderante, sino que,
mediante la participación activa de la sociedad y el respaldo que brinden las
instituciones regulatorias, así como el financiamiento que el sector privado
aporte, se generará una cadena de impulso en materia de desarrollo regional,
claro está, todo esto a partir de la correcta integración entre todos los
actores que territorialmente participan en él.
Al
respecto, se encuentra una pertinencia en los stakeholders
y la manera en que en su totalidad pueden y deben ser partícipes para mantener
este equilibrio, desde el aspecto regulatorio que emana de las políticas
públicas y ordenamiento del territorio, hasta la aplicativa donde llega a ser
ejecutado por las instituciones financieras o lenders,
sumando así a la población para que el beneficio se mantenga en esta escala
regional.
Como
aportaciones únicas, este estudio toma una zona con una importante necesidad al
verse poco involucrada en la actividad económica por excelencia a nivel
estatal, considerando que el desarrollo polarizado, la concentración de
habitantes en los municipios del sur, y la geoformación
del estado, propician que el área estudiada opte por estrategias que le lleven
a descentralizarse de la zona sur, ya que en el cúmulo de factores, es evidente
que el Valle de Vizcaíno debe apuntar por aquellas modalidades de desarrollo
que aprovechen su endogeneidad y sus sectores productivos locales, creando
estas microrregiones económicas que se generen una economía circular a partir
de la integración de sus sectores y el aprovechamiento de los recursos
naturales y culturales.
Por
otro lado, se demuestra en este estudio que la ruta para colaboración por parte
de las integraciones planificadas, intersectoriales y territoriales, como
factores principales, llevan a desembocar en una integración sectorial, donde
ésta, como cuarta variable, se verá medianamente comprometida a los resultados
previos en los tres prerrequisitos de mencionados, por lo que, para futuros
estudios, se deberá considerar antes de buscar la integración cruzada, valorar
la situación en la IP, II, IT como antecedentes.
Así
mismo, se resalta la importancia de los estudios territoriales como respuesta a
las necesidades de regiones que por distintas situaciones, no suelen estar
posicionadas o bien, tener el mismo impulso que otras tantas, esto es notable a
partir de los elementos exógenos, pues se entiende que incluso a nivel nacional
se vive un escenario similar a la globalización, donde distintas zonas, incluso
en el mismo estado como lo señala este estudio, tendrá que encontrar otras
maneras de competir para impulsar su desarrollo, optando por el desarrollo
regional integrado como se demostró en esta investigación.
La
integración propuesta deja en claro que cuando se habla de potencial endógeno,
es importante aprovechar todo tipo de elemento que se encuentra presente en el
territorio, debido a que es así precisamente como debe sumarse colectivamente
en una región para, de manera conjunta, encontrar esas rutas de autogestión que
culminen en la descentralización y dependencia de recursos exógenos, más aún en
regiones que se encuentren en una situación de rezago o vulnerabilidad derivado
de macrocefalias territoriales, tal cual es el caso del área estudiada.
El
encadenamiento presentado, al ser de manera intersectorial, unifica dos
sectores en diferentes condiciones, uno debidamente posicionado y otro que de
manera discreta funge como complementario a partir de los recursos naturales
presentes. En este sentido, claramente se visualiza que las integraciones
intersectoriales, más allá de unificar, permite que aquellos que no están del
todo desarrollados mejoren su posición y con ello la participación en la
generación de ingresos. Expuesto de otra forma, las actividades densas en una
región, al conectarlas con otras de menor preponderancia, fungen como soporte
para elevar el nivel de impactos en el producto interno bruto interno, así
mismo, diversificando las actividades económicas presentes a partir de los
sectores productivos locales existentes.
Finalmente,
se concluye que es interesante para futuras investigaciones analizar regiones
aledañas a la estudiada en esta investigación, ya que, como se soporta en el
marco teórico, la situación de polarización que envuelve al estado de Baja
California Sur y que dio origen a este estudio no es propia del Valle de
Vizcaíno, sino a nivel municipal en Mulegé. Por ello, y conociendo las
limitantes espaciales de este estudio, se recomienda buscar reaplicar o bien proponer
nuevas formas para impulsar dicha región a partir de su potencial territorial, buscando
aminorar el rezago existente en este municipio, evidentemente, esto se tendrá
que sostener el marco del desarrollo basado en la endogeneidad y la
asociatividad de las partes interesadas.
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[1] Maestro en Administración Estratégica con orientación en
Desarrollo Regional y Políticas Públicas. Profesor - Investigador del
Departamento Académico de Economía de la Universidad Autónoma de Baja
California Sur. México. Sus líneas de investigación son Desarrollo Regional y
Local, Estudios Territoriales y Potencialidad Turística. ORCID:
0000-0002-0990-0465.
[2] Doctor en Ciencias Administrativas por la Universidad
Autónoma de Baja California. Profesor – Investigador jubilado de la Universidad
Autónoma de Baja California Sur, estuvo adscrito al Departamento Académico de
Economía. Sus líneas de investigación son Desarrollo Regional y Local, Economía
Sectorial y Turismo en Áreas Naturales Protegidas. ORCID: 0000-0002-1445-5079.