Application of Design Thinking in
entrepreneurship. Design and improvement of food with a sustainable approach
Pablo Roberto, Alcántara-Reyes[1], María
Guadalupe, Calderón-Martínez[2], Carlos
López-González3
La comida popular al alcance de las personas tiene
relevancia social, nutricional e impacta en la salud de forma importante. Este
trabajo aborda el uso tanto de la metodología del Design Thinking y de la
teoría de la pirámide de la sostenibilidad para mejorar el valor nutritivo y
saludable de un alimento popular, buscando al mismo tiempo conservar e
incrementar el valor de ese alimento y beneficiar al consumidor. El análisis de la pirámide
de sostenibilidad en el diseño de un alimento funcional utilizando la
metodología Design Thinking enfatiza el valor nutricional para promover la
participación en el diseño de alimentos nutritivos y saludables para la
población. Al aplicar este método para el diseño y mejora de alimentos se
cubren las expectativas básicas del usuario final de forma empática,
permitiendo obtener una mayor certidumbre respecto al emprendimiento en nuevos
productos alimentarios con un enfoque sustentable.
Palabras clave: Valor nutritivo,
sostenibilidad, Design Thinking
Popular
food available to people has social and nutritional relevance and impacts
health in an important way. This work addresses the use of both the Design
Thinking methodology and the sustainability pyramid theory to improve the
nutritional and healthy value of a popular food, seeking at the same time to
preserve and increase the value of that food and benefit the consumer. The
analysis of the sustainability pyramid in the design of a functional food using
the Design Thinking methodology emphasizes nutritional value to promote
participation in the design of nutritious and healthy foods for the population.
By applying this method to the design and improvement of food, the basic
expectations of the end user are met in an empathetic way, allowing greater certainty
to be obtained regarding entrepreneurship in new food products with a
sustainable approach.
Key
words: Nutritional value, sustainability, Design Thinking
Códigos JEL: O35, P46, Q01
Generalidades
En la actualidad México presenta un fenómeno de
transición epidemiológica, caracterizado por estar presente en todo el país y
mostrar que se tiene presencia de problemáticas de salud causadas tanto por
deficiencias alimentarias como por excesos en la alimentación, aumentando,
entre otros, la probabilidad de padecer alteraciones en el metabolismo a edades
tempranas y enfermedades crónicas no transmisibles (González et al., 2015). Dicha
probabilidad ha incrementado a nivel nacional en los últimos años debido al
alto consumo poblacional de alimentos procesados y ultra procesados, los
cuales, son alimentos que son clasificados como no recomendables para un
consumo cotidiano, pero que poseen un papel relevante en el acceso a la
alimentación para grandes sectores de la población, así como también una
relación con la tradición y cultura, como lo son por ejemplo: las carnes
procesadas, entre las cuales encontramos a los embutidos cárnicos como la
longaniza (Arana et al., 2012; Secretaría de Salud et al., 2018). Además, estos
alimentos son señalados por las entidades de salud (como la Secretaría de Salud
y el Instituto Nacional de Salud Pública de México), como alimentos no
recomendables para consumo cotidiano debido a su asociación con enfermedades
como la obesidad, sobrepeso (Martí et al., 2021) y la prevalencia de
enfermedades crónicas no transmisibles (González et al., 2015).
Lo anterior, es de interés implícito dentro de lo que se
ha planteado atender en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), particularmente en su objetivo de
desarrollo sostenible 2: hambre cero, que consiste principalmente en temas de
seguridad alimentaria, e implica que los países miembros de la ONU, realicen
actividades para reducir la cantidad de personas que no tiene acceso suficiente
a los alimentos y padecen hambre (650 millones de personas); y el objetivo de
desarrollo sostenible 3: salud y bienestar, que indica que “garantizar una vida
sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo
sostenible” (NU, 2022). Por ende, dentro del objetivo general de este trabajo
que está centrado en comprender y aplicar los criterios del Design Thinking
en el emprendimiento para el diseño de alimentos con mejores características en
materia de nutrición y salud bajo un enfoque sustentable, se busca fomentar una
alimentación más nutritiva y saludable al alcance de la mayoría de la población
de México, sobre todo de la más vulnerable, para participar dentro de las
actividades que pueden contrarrestar la presencia del fenómeno de transición
epidemiológica en el país, y al mismo tiempo apoyar en la concreción global de
los objetivos de desarrollo sostenible 2 y 3 de la Agenda 2030 de la ONU.
Sobrepeso
y obesidad en la población adulta de México
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición
(ENSANUT) en 2018 (encuesta que se realiza cada 6 años), el consumo de
alimentos no recomendados para consumo cotidiano es alto en la población adulta
de México, puesto que, dentro de sus resultados se señala que más del 80% de la
población adulta en el país consume frecuentemente alimentos como las bebidas
azucaradas no alcohólicas (como los refrescos y las bebidas energizantes), y
más de 20% consume de forma cotidiana comida rápida y antojitos mexicanos (como
los tacos, entre otros), tanto en zonas urbanas como rurales. Por otro lado,
dentro de la misma encuesta se indica que más del 75% de las mujeres adultas y
más del 73% de los hombres adultos padecen sobrepeso u obesidad.
Estas condiciones de salud, pueden desencadenar
enfermedades crónicas no trasmisibles como: hipertensión arterial, enfermedades
cardiacas, diabetes mellitus tipo 2, falla renal, entre otras con un alto costo
social causado principalmente por la disminución de aportaciones económicas
dentro y fuera del núcleo familiar, los gastos realizados por cuidados de
familiares enfermos y los generados por sus fallecimientos, y el costo derivado
de la atención médica requerida y recibida dentro de los centros de salud
públicos (Secretaría de Salud et al., 2018). No obstante, de no participar en acciones
que permitan disminuir los factores que forman parte de la tendencia de consumo
elevado de alimentos no recomendados para consumo cotidiano en la población a
nivel nacional, o acceso a alimentos con mejores características nutritivas y
saludables, se tendrán porcentajes mayores a los obtenidos en 2018 dentro de
los rubros mencionados en futuras emisiones de la ENSANUT.
Comida popular mexicana más nutritiva y saludable
La tendencia de consumo elevado de alimentos no
recomendados para consumo cotidiano puede estar asociada tanto a creencias como
la señalada por el historiador y escritor gastronómico José N. Iturriaga: “los
antojitos son el más fiel exponente de la cocina popular mexicana” (Garduño,
2021), como en el acceso y la disponibilidad de alimentos con características
asociadas a la buena o mala salud (González et al., 2015). Dentro de la comida
popular mexicana, los tacos, por ejemplo, son antojitos que pueden ser
preparados a partir de alimentos como la longaniza. Este alimento es
clasificado por la ENSANUT 2018 dentro del esquema de carnes procesadas y se
identifica como uno de los tipos de carnes procesadas: carnes frías: embutidos
cárnicos, que tienen un alto consumo dentro de la comida popular mexicana
(Secretaría de Salud et al., 2018; Suárez et al., 2018; CMC, 2022).
La longaniza puede contener dentro de su composición: 1)
ingredientes vinculados de forma directa con la mala salud como sodio en forma
de sal (cloruro de sodio) y grasas saturadas en porciones significativas, o 2)
ingredientes asociados de forma indirecta a partir de la comprensión de que,
dentro de sus ingredientes puede contener sales de curación (sales de nitritos)
en cantidades superiores a las requeridas para desarrollar su capacidad
antimicrobiana (150-300 ppm) en el embutido, o tener una constitución total de
ingredientes que participa en una ingesta nula, escasa o limitada de fibra
dietaria (cereales, vegetales, etc.), bajo consumo de alimentos con efectos
antioxidantes (frutas y verduras rojas y verdes) y/o poca ingesta de agua
natural potable, los cuales son factores que se asocian a la mala salud (Jiménez
et al., 1989; Bazán, 2008; Secretaría de Salud et al., 2018 citados en
Alcántara, 2022).
Sin embargo, si la longaniza, por mencionar uno de muchos
de los alimentos que se encuentran dentro de la clasificación de alimentos no
recomendados para consumo cotidiano de la ENSANUT 2018 y de los otros tantos
que se identifican como parte de los antojitos de la comida popular mexicana,
atiende a través de su ingesta la acción de contrarrestar uno o más de los
factores que han sido vinculados anteriormente con la mala salud a partir de
una composición mejorada en términos de nutrición y salud, puede cobrar un
significado mayor del que dispone su arraigo en la población desde una
perspectiva cultural.
Longaniza y su arraigo cultural en México
La longaniza es un embutido cárnico de amplio consumo en
México y de particular arraigo en la población. Es un alimento que fue traído a
América por los europeos y quizá entre el Virreinato y la época Colonial
(siglos XVIII-XIX) se integró al menú de los mexicanos, luego de una lenta
transición de las cocinas mexicanas (Barrueto et al., 2010; Romero et al, 2010;
Niembro et al., 2012). En la ENSANUT 2018, se señala que, la longaniza es una
carne procesada, por lo que, debe ser catalogada entre los alimentos no
recomendables para el consumo cotidiano, con un consumo por parte de la
población adulta de poco más del 27% (carnes procesadas: 7.4%, y comida rápida
y antojitos mexicanos: 20.3%) (Secretaría de Salud et al., 2018).
Según el Consejo Mexicano de la Carne (CMC, 2022), el 28%
de las carnes frías que se consumen en México corresponde a longanizas,
chorizos, tocinos y otros, siendo en 2018 el equivalente a poco más de 272 mil
toneladas. Un alimento o comida popular se entiende como: 1) aquel que se
consume cotidianamente y es parte de la dieta de una población además de tener
un arraigo cultural y ser parte de la identidad de una región (como los
chorizos y longanizas del Valle de Toluca); o bien, 2) la tradición culinaria
que se ha transmitido entre generaciones (Delgado, 1996). Si se atiende a la
definición de “comida tradicional” como aquella que se transmite de generación
en generación (Troncoso, 2019) podría considerarse a la longaniza también como
un alimento tradicional.
Composición y valor nutritivo de una longaniza
tradicional y una mejorada
Por su composición (Tabla 1) las longanizas aportan
proteínas de origen animal de alto valor, vitaminas liposolubles (del complejo
B) y minerales como el Fe, Na y K, principalmente contenidos en la carne de
cerdo magra. Así como también, otros compuestos bioactivos antioxidantes como
algunos fitonutrientes se encuentran principalmente en cantidades marginales en
aditivos. Sin embargo, también son fuente de grasas saturadas y pueden contener
conservadores como propionatos y benzoatos y antimicrobianos como las sales de
curación (Jiménez et al., 1989; Bazán, 2008; Barrios, 2020). En la tabla 1 se
aprecia un comparativo entre la composición de un embutido cárnico y la versión
mejorada.
Tabla
1
Composición
de un embutido cárnico tradicional y la versión mejorada con salvado de arroz
Ingrediente |
Longaniza
tradicional (%) |
Longaniza
mejorada (%) |
Carne de cerdo |
65.1 |
77.0 |
Grasa de cerdo |
21.7 |
4.5 |
Salvado de arroz |
N.A.* |
4.5 |
Agua potable |
6.0 |
8.82 |
Cebolla en polvo |
1.5 |
1.0 |
Ajo en polvo |
1.0 |
1.0 |
Sal (cloruro de sodio) |
1.0 |
0.5 |
Jugo de naranja |
0.8 |
0.5 |
Vinagre de manzana 5% |
0.6 |
0.5 |
Jugo de limón |
0.2 |
0.2 |
Sales de curación |
0.2 |
0.18 |
Chile de árbol en polvo |
0.1 |
0.1 |
Pimienta negra en polvo |
0.1 |
0.1 |
Tripolifosfato de sodio |
0.1 |
N.A. |
Laurel en polvo |
0.05 |
0.05 |
Orégano en polvo |
0.05 |
0.05 |
Total |
100 |
100 |
Costo total ($MXN/Kg) |
72.497 |
85.95 |
*N.A. = No aplica.
Fuente. Elaboración propia.
Diseño de alimentos con mayor significado
El valor óptimo en lo nutritivo y saludable (comprendido
como funcional) de los alimentos se relaciona con la frescura y la
disponibilidad de sus ingredientes bioactivos. Un alimento nutritivo es aquel
que aporta los compuestos bioactivos necesarios para mantener el estado
homeostático en las personas, mientras que, un alimento funcional se comprende como
aquel que además de nutrir, previene o mejora una condición de salud adversa
(Silveira et al., 2003). En otras palabras, es más recomendable consumir la
mayoría de los alimentos frescos que procesados (Secretaría de Salud et al.,
2018).
El procesamiento y ultra procesamiento de alimentos está
relacionado con el empleo de aditivos para mejorar cualidades organolépticas o
disminuir su deterioro una vez elaborados y envasados. Los organismos
regulatorios de algunos países en Latinoamérica, cada vez más, obligan a los
procesadores y comercializadores de alimentos a modificar sus formulaciones
hacia otras versiones más saludables (Ibáñez et al., 2003). En México con la
modificación del etiquetado nutrimental, que entró en vigor en el 2020, a la
NOM-051- SCFI/SSA1-2010, Especificaciones
generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas
preenvasados-información comercial y sanitaria, los fabricantes y
comercializadores de alimentos procesados se vieron obligados a informar en sus
empaques, mediante figuras geométricas octagonales de color negro, si ese
producto es recomendable o no para consumo de menores de edad, o si la
aportación de grasas saturadas o azúcares, (entre otros ingredientes), es alto
y, por lo tanto, no recomendable para el consumo cotidiano, esperando con esta
medida el desistimiento del consumidor por adquirir estos alimentos (Gobierno
de México, 2021).
En México la cultura culinaria juega un papel muy
importante en las tradiciones locales, regionales y nacionales (Vera, 2020),
puesto que comer es, entre muchas otras, sinónimo de refuerzo de tejido social
(Mejía-Rivas et al., 2020). La cocina tradicional mexicana ha sido reconocida
como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde el 2010
(UNESCO, 2010). El repertorio de alimentos en México depende de “…distintos
aspectos históricos, sociales, económicos, y políticos, que, junto con procesos
más amplios, como la globalización, han influido en las prácticas culinarias de
los pueblos…”. En el día a día de la alimentación en México ocurren hechos de
tradición alimentaria, donde “…saberes y prácticas alimentarias y culinarias…”
(Meléndez et al., 2009), están sufriendo transformaciones.
Para Meléndez et al. (2009), las cocinas regionales son
una tradición, sobre todo en las zonas rurales y semirrurales, que están menos
expuestas a fenómenos de adopción cultural de otros países. Por ende, surge la
pregunta siguiente: ¿cómo mejorar el valor de un alimento popular o regional
arraigado a las identidades culturales locales sin el riesgo de perder, en el
ejercicio de esta revalorización, su esencia e importancia social y cultural?; para
responder a este planteamiento, se debe tener en claro que el diseño e
innovación alimentaria, es similar a cualquier objeto transformado.
Un enfoque para el diseño de alimentos que puede llevar
de forma implícita dicho concepto es la pirámide de la sostenibilidad
(Zampollo, 2022) (Figura 1). Se basa en el triángulo de la sostenibilidad de
Nijkamp o del desarrollo sostenible (Zarta, 2018), con cinco dimensiones
fundamentales: personas, prosperidad, planeta, participación colectiva y paz,
también conocidas como las «5 p». Cada vértice de la pirámide está representado
un elemento básico de sostenibilidad, es decir: 1) por la sostenibilidad social
(que el diseño beneficie a las personas), 2) sostenibilidad económica (que se
económicamente viable y al alcance de las personas), y 3) sostenibilidad
ambiental (que implique alguna acción que mejore el ecosistema o el ambiente).
La autora agrega un cuarto vértice al triángulo de la sostenibilidad, el cual
representa a: 4) la sostenibilidad espiritual la cual describe como “la
espiritualidad en el diseño: es un gran grupo de ideas, experiencias,
prácticas, que se considera que mejoran la vida y están relacionadas con el
bienestar de las personas” (Zampollo, 2022).
Figura
1
Pirámide de la sostenibilidad
Fuente. Adaptación propia con base en Zampollo (2022)
Al emplear los principios del pensamiento de diseño para
la creación de nuevos alimentos o servicios, se tiene debidamente en cuenta al
usuario, teniendo en cuenta sus requisitos, necesidades, sentimientos,
satisfacción, entre otros factores, y en consecuencia el diseñador empatiza con
el usuario final (Veflen, 2014; Shimek, 2018; Parasecoli, 2022). Bajo este
enfoque Zampollo y Peacock (2016) fueron de los primeros utilizar el Design
Thinking en el diseño de alimentos (Zampollo, 2018), por medio de la conceptualización
de Food Design Thinking, el cual, consta de 52 pasos como se puede apreciar en
la Figura 2. El Food Dsign Thinking tiene como parte principal las necesidades
y expectativas del usuario en la creación de un nuevo producto o servicio y no
necesariamente los gustos y necesidades del diseñador. Sin embargo, el
diseñador se someterá a las experiencias que vivirá el consumidor (Zampollo,
2022).
Figura
2
Food Design Thinking
Fuente: Elaboración propia con base en Zampollo (2022)
El trabajo de investigación se centró en comparar algunos
de los criterios del Food Design Thinking (Zampollo, 2022), con el Modelo
Administrativo de Mejora de Alimentos (Alcántara, 2022) (Figura 3). Con la
intención de comprender si posible identificar, conservar y mejorar el valor
propio de un alimento tradicional de la comida popular mexicana desde
perspectivas de nutrición y salud, a partir de las necesidades de los usuarios.
Figura
3
Fases
de la metodología aplicada
Fuente. Elaboración propia.
Primera fase: comparación de criterios entre el Food
Design Thinking y el Modelo Administrativo de Mejora de Alimentos
Tanto el Food Design Thinking como el Modelo
Administrativo de Mejora de Alimentos se encuentran alineados con la intención
de mejorar el producto en términos de nutrición, salud y asequibilidad
económica. El Modelo Administrativo de Mejora de Alimentos, se alínea con la
Agenda 2030 de la ONU y su planteamiento de 17 objetivos de desarrollo
sostenible (ver Figura 2 particularmente los objetivos 2 y 3). Ambas
metodologías contemplan al usuario como eje vertebral, ya que cada etapa se
entrelaza con sus necesidades, preocupaciones, emociones, sentimientos,
anhelos, intereses, etc., (ver Figura 4).
Figura
4
Primera
fase: Comparación de criterios entre metodologías
Fuente. Elaboración propia con base en Alcántara (2022) y
Zampollo (2022)
El Food Design Thinking se reconoce como una
metodología amplia de 52 pasos que, dentro de sus intereses principales
encuentra la innovación alimentaria en cada diseño de un nuevo producto, a
partir de una idea que se convierta en una creación innovadora que se coloque
como un producto alimenticio nuevo en el mercado, que contemple dentro de su
diseño a la pirámide de sostenibilidad, con cuatro aristas: económica, social,
ambiental y espiritual, permitiendo al diseñador disfrutarlas experiencias con
el usuario.
Mientras que el Modelo Administrativo de Mejora de
Alimentos se reconoce como una metodología corta, de 2 etapas que, a través de
la cultura tiene la intención de emprender y, al mismo tiempo, de apoyar a la
concreción de dos objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de la
ONU, así como también participar en la acción social de contrarrestar el
fenómeno de transición epidemiológica que está experimentando México, al formar
parte de las alternativas que Serrano et al. (2016) definen como humanamente
deseables, técnicamente viables y económicamente rentables (Figura 5).
Figura
5
Ruta
conceptual del trabajo experimental del Modelo Administrativo de Mejora de
Alimentos
Fuente: Alcántara (2022), p. 62
En el estudio para mejorar el embutido cárnico desde una
perspectiva de nutrición y salud, fue indispensable considerar que, en
ocasiones, los nuevos productos alimenticios diseñados por tecnólogos,
nutriólogos, etc., son creados a partir de buenas intenciones (más nutritivos,
más saludables, más baratos, sostenibles, diferentes, etc.), pero generalmente
no consideran los gustos y necesidades del usuario. Por ende, mediante la
aplicación del Design Thinking, en el diseño de nuevos productos alimenticios se
genera emprendimiento al cubrir necesidades bajo un esquema de trascendencia
basado en buenas acciones, motivación al logro y/o propósito elevado.
Segunda fase: realizar el ejercicio de la
identificación de los criterios de la pirámide de la sostenibilidad de una
metodología a otra
Ressel (2019), Marrón (2021) y Zampollo (2022), señalan
que los servicios de alimentos (restaurantes, procesadoras, etc.) fallan en sus
propósitos de comercialización por errores en la localización, administración,
etc., pocos apuntan como razón del fracaso a la falta de buenas ideas y el
enfoque en el cliente. Dentro del Modelo Administrativo de Mejora de Alimentos
para mejorar una longaniza tradicional se sustituyó una parte de la grasa de
cerdo añadida por salvado de arroz. Además de mejorar el valor nutritivo, se
mantenía la aceptación del producto por los consumidores habituales, no
alteraba sustancialmente el proceso de elaboración y no representaba un aumento
significativo en el costo; esta modificación tomó en cuenta las necesidades,
expectativas y bienestar del consumidor final. En este punto se identificaron
dos etapas. En la primera surge la motivación al logro; el diseñador considera
que su propuesta tiene un significado superior, que además de ser rentable es
deseable, satisface necesidades de las personas, nutre y es saludable. En la
segunda etapa se define un proceso llamado perspectiva administrativa, que
concluye en la conceptualización del prototipo o Producto Mínimo Viable (PMV).
Por su parte, el Food Design Thinking se divide en seis
fases. En la fase 1: expandir, se define cuál será el reto de diseño,
contexto y equipo de trabajo. En la fase 2: explorar, se profundiza en
el conocimiento del contexto y del consumidor objetivo. En la fase 3:
evaluar, la información generada se procesa, logrando entender detalles y
profundizar en el conocimiento. En la fase 4: visualizar, se generan
ideas. En la fase 5: experimentar, se transforman las ideas en conceptos
y se prototipa. Finalmente, en la fase 6: ejecutar, se cristaliza el
prototipo. En la primera iteración Zampollo (2022), selecciona aquellos
procedimientos que llevarán al diseñador a crear un nuevo alimento
significativo para el consumidor. En la segunda iteración, la autora sugiere
los métodos que impulsarán al diseñador de alimentos hacia la sostenibilidad:
social, ecológica, económica y espiritual (ver Figura 2). Como se puede
apreciar en ambas metodologías el diseñador del nuevo producto alimenticio debe
tener un propósito elevado para trascender al nuevo diseño y desarrollo (Figura
6).
Figura
6
Segunda
fase: Identificación de los criterios de la pirámide de la sostenibilidad
Fuente. Elaboración propia con base en Alcántara (2022) y
Zampollo (2022)
Para esta investigación, la aplicación del Food Design
Thinking, se dio en dos iteraciones como lo muestra la ruta experimental del
Modelo Administrativo de Mejora de Alimentos (ver Figura 5). La primera se
denominó cuestionamiento interno, donde se desarrolló la motivación al logro
del diseñador de alimentos. Más adelante, en la segunda iteración, se identificó
el contexto y necesidades del usuario hasta llegar al prototipado. En esta etapa,
el propósito superior se enfoca principalmente en la parte social y económica
de la pirámide de la sostenibilidad, al diseñar un alimento benéfico para la salud,
similar en costo de producción, y que cumple con las expectativas de usuarios
potenciales. Finalmente, la sostenibilidad se identifica al aprovechar un
subproducto de la industria arrocera actualmente subvalorado (salvado de arroz).
En la longaniza mejorada se sustituye parte de la grasa de cerdo y se agrega
salvado de arroz (ver Tabla 1) para mejorar su valor nutritivo y saludable. En
la Tabla 2 se muestra el cuestionamiento interno del diseñador en relación con
la sostenibilidad social, económica y cultural, relacionadas principalmente con
los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU (NU, 2022).
Tabla
2
Etapa
1 de la aplicación de los criterios de la pirámide de la sostenibilidad
Etapa del estudio |
Resultados de
sostenibilidad |
Hallazgos |
Pirámide de la
sostenibilidad |
Comentarios |
Etapa 1.
Cuestionamiento Interno y pensamiento creativo usando la técnica 5W+H (Trías
et al. 2009) |
¿Qué nos gustaría
saber? |
Cómo diseñar un
embutido cárnico nutritivo y saludable que además sea deseable, factible y
viable (Serrano et al., 2016; Lewrick et al., 2020). |
Sostenibilidad social y
económica. |
Beneficios en la salud
de las personas. Aspectos económicos. Aspectos culturales El diseñador no expresa
su motivación personal solo el beneficio al consumidor (sostenibilidad
espiritual). |
¿Cuándo hacer lo que la
sociedad requiere? |
En el momento que se
diseñen y desarrollen nuevos productos alimenticios, cuando se detecta: 1) problema
de sobrepeso y obesidad (más del 75% de la población adulta); 2) demanda de
alimentos saludables; 3) la oportunidad de usar ingredientes funcionales
(como fibra y prebióticos) en la formulación del embutido cárnico (Secretaría
de Salud et al., 2018). |
Sostenibilidad social. |
||
¿Dónde puede estar la
solución? |
En la mejora de la
calidad nutritiva de la longaniza tradicional, al alcance de una población
objetivo. La longaniza mejorada debería conservar o mejorar sus atributos
organolépticos y culinarios. |
Sostenibilidad social. |
||
¿Por qué es importante
este problema? |
1) Por su amplio
consumo y ser un alimento no recomendado para consumo frecuente; 2) por la
obesidad y sobrepeso en México. 3) Por la derrama económica que se genera a
lo largo de la cadena productiva de los embutidos cárnicos; 4) el valor de
los subproductos de la industria del arroz; 5) oportunidades a la
alimentación, nutrición y salud de la población de México (Secretaría de
Salud et al., 2018). |
Sostenibilidad social. |
||
¿Cómo afecta al
usuario/consumidor? |
El usuario se ve
beneficiado por ser una opción de longaniza nutritiva y saludable de precio
accesible. |
Sostenibilidad
económica. |
Solo se considera la
sostenibilidad económica. |
Fuente. Elaboración propia a partir de datos de Alcántara
(2022)
En la etapa de empatía se obtiene, analiza e integra la
mayor parte de la información que servirá para construir el conjunto de
satisfactores de las necesidades reales del usuario (Tabla 3). El usuario
potencial encontrado fue: “…La mujer mexicana con sobrepeso u obesidad, con 20
años o más de edad que tiene un ingreso económico bajo…” (Alcántara 2022),
quien es en general la que toma la decisión de comprar longanizas en una
familia. En esta definición de usuario se evidencia la sostenibilidad económica
y social, pero no así la sostenibilidad ambiental y espiritual.
Tabla
3
Etapa
2 de la aplicación de los criterios de la pirámide de la sostenibilidad
Etapa del estudio |
Sostenibilidad |
Hallazgos |
Pirámide de la
sostenibilidad |
Comentarios |
Etapa 2. Empatizar |
Gasto promedio mensual
en alimentos en México. |
La longaniza mejorada
está al alcance de las personas con recursos escasos que gasten cerca del 50%
de su ingreso en alimentación. |
Sostenibilidad
económica. |
Se tocan aspectos de la
sostenibilidad económica y social. El consumidor tiene problemas
de salud vinculados a la alimentación. El diseñador busca favorecer al consumidor
con un embutido sano. |
Comportamiento del
consumidor. |
Justo para la familia,
la cultura. |
Sostenibilidad social. |
||
Ingredientes
funcionales para producir alimentos más nutritivos. |
Fibras y prebióticos. |
Sostenibilidad social. |
||
Ingredientes vinculados
a problemáticas de salud. |
Grasas saturadas, sodio
y sales. |
Sostenibilidad social. |
||
Consumidor de la longaniza
mejorada. |
Carniceros; pequeños
procesadores. Compradores: amas de
casa. Transformador de
materia prima para elaborar alimentos. |
Sostenibilidad social. |
||
Entrevista a usuarios
iniciales |
Preguntas específicas
sobre el alimento. |
¿Cuál es el lugar donde
le gusta comprar la longaniza? ¿Qué es lo que más le
gusta de la longaniza? Antes de comprar
longaniza, ¿en qué piensa/siente/imagina? Durante la compra,
elaboración, transformación y comercialización de longaniza, ¿en qué piensa? Después de comprar, al
preparar el alimento/ llevar a cocción solo o en conjunto de otros alimentos,
¿en qué piensa/siente/imagina? ¿Considera que la
longaniza es un alimento saludable? ¿Por qué? ¿Considera que la
longaniza es un alimento nutritivo? ¿Por qué?... Durante el consumo de
la longaniza sola o preparada, ¿qué piensa/siente/imagina? |
Sostenibilidad social. Sostenibilidad
espiritual. Sostenibilidad
económica. |
Se contribuye a
mantener viva la tradición. El diseñador se
interesa en las necesidades de los usuarios. Cada pregunta surge de
la propia experiencia del diseñador. |
Fuente: Elaboración propia
Tercera fase: describir cómo el emprendimiento en el
diseño de nuevos productos alimenticios puede realizarse dentro de un enfoque
sostenible (propósito específico)
El equipo de diseño mantuvo un espíritu de empatía con el
usuario desde: 1) el inicio del proceso de diseño: origen de la motivación al
logro, al considerar elaborar un alimento más nutritivo y saludable y ponerlo
al alcance de las personas, hasta, 2) la obtención del producto mínimo viable:
prototipo de longaniza mejorada que atiende necesidades reales del usuario e
indicadores de éxito: humanamente deseable, técnicamente viable y
económicamente rentable. Los usuarios degustaron el prototipo tradicional (control)
y el mejorado (producto mínimo viable), considerando que son equiparables en
términos organolépticos de sabor, olor, color y textura, pero con la diferencia
de que el producto mínimo viable tiene un valor agregado por ser más nutritivo
y saludable. El equipo de diseño obtuvo conocimientos, ideas y formas de trabajo;
el acercamiento a los usuarios potenciales creó empatía y solidaridad con sus
expectativas, deseos y necesidades. En resumen, el equipo de diseño creció en
conocimientos y espiritualmente (Figura 7).
Figura
7
Tercera
fase: Emprendimiento en el diseño de nuevos productos alimenticios dentro de un
enfoque sostenible
Fuente. Elaboración propia con base en Alcántara (2022) y
Zampollo (2022)
Desde la perspectiva de la pirámide de la sostenibilidad,
el acto de diseñar un producto o servicio que llena las necesidades de
pertenencia y amor además de las necesidades fisiológicas de las personas es un
acto de autoactualización. El diseño es un acto consciente donde las decisiones
se toman con la moral y propósito, diseñar un producto que satisfaga
necesidades, que van desde lo fisiológico hasta la autorrealización (Taormina
et al., 2013; Zeigler-Hill et al., 2020) con un propósito superior, es una
herramienta para el desarrollo espiritual del diseñador (Zampollo, 2022). Además
de participar en el cultivo a las costumbres gastronómicas mexicanas y la
innovación culinaria, presenta una novedad en el mercado como un nuevo producto
alimenticio formulado con salvado de arroz en su composición, manteniendo así
los atributos tradicionales del embutido con un elemento adicional de valor
agregado por su mayor valor nutricional y beneficios para la salud, todo ello
manteniendo un costo de producción similar al de la versión convencional,
siendo accesible para la población en general. Se presenta como una versión
mejorada, que contiene un componente funcional como el salvado de arroz, que
proporciona, entre otras cosas, fibra dietética, lo que hace que su consumo sea
más nutritivo y saludable.
El diseñador de nuevos productos alimenticios pretende
convertir un alimento no recomendado en un alimento nuevo que satisfaga las
necesidades del usuario. Esto lleva al desarrollo de la innovación alimentaria
a través del pensamiento de diseño. El objetivo es hacer que la comida popular
mexicana tradicional sea asequible para la mayoría de las personas. Los
emprendedores necesitan ideas comerciales prácticas que surjan del análisis de
las oportunidades y de la creatividad. El modelo administrativo para la mejora
de los alimentos se basa en el conocimiento de diversas disciplinas centradas
en la alimentación, la nutrición, la salud y la asequibilidad.
Bajo este contexto, el emprendedor puede crear nuevos
productos alimenticios, servicios, procesos, mercados, industrias o
conocimientos, en diferentes dimensiones y con diversos niveles de impacto. El
emprendimiento, en este contexto, debe contemplar: 1) la innovación como
proceso que convierte ideas y conocimientos disponibles en cambios que son
reconocidos por el mercado y la sociedad por el valor generado (Valdés et al.,
2019); 2) al emprendedor (Azqueta, 2019), como la figura que comprende al
emprendimiento como una relación directa entre oportunidad y acierto (Civila,
2017); y 3) al conocimiento como medio para el cambio y la generación de valor.
En una siguiente etapa se deben definir las estrategias
para poner a prueba el producto mínimo viable en el mercado. Desde luego que en
este momento se tiene claridad sobre cuáles son los recursos físicos y
financieros necesarios para elaborar el producto. La longaniza mejorada o producto
mínimo viable fue elaborada de manera artesanal, con recursos de fácil acceso y
con un procedimiento sencillo, de tal manera que los interesados en esta
investigación puedan tomar la decisión de emprender un desarrollo comercial
similar. Este prototipo fue elaborado con recursos tecnológicos básicos que no implican
una limitante en el arranque del proyecto. Un proceso de elaboración de
embutidos de tipo artesanal puede ser sostenible desde varias perspectivas por
ser de baja escala, comparado con un sistema altamente productivo y tecnificado.
Desde la perspectiva de sostenibilidad ambiental es un
proceso mediante el cual se elabora un alimento que como parte fundamental de
su diseño y mejora sustituye ingredientes de origen animal por un ingrediente
de origen vegetal, disminuyendo de modo marginal su huella de carbono al
generar menos desperdicios sólidos y líquidos, y que además dentro de su
composición contiene a un alimento funcional (salvado de arroz) que usualmente
se ofrece como alimento para animales, siendo revalorizado.
Desde la perspectiva de la
sostenibilidad social, el procesamiento de alimentos promueve la formación en
conocimientos tecnológicos alimentarios y fomenta el autoempleo y el
emprendimiento. Produce una opción alimenticia más saludable al reducir la
grasa animal y aumentar la fibra dietética, las proteínas vegetales y los
compuestos bioactivos. Además, promueve el consumo de alimentos nativos y
populares, fortalece la cultura culinaria local y apoya a la industria
morelense. Al utilizar salvado de arroz, un recurso nutritivo, contribuye a
alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible relacionados con el hambre y la
salud.
Desde el punto de vista de
la sostenibilidad económica, ya que se ha identificado como un medio de
procesamiento de alimentos que no solo fomenta el autoempleo y el espíritu
empresarial, sino que también estimula la cadena de suministro de materias
primas y otros componentes esenciales, genera ingresos y promueve la
comercialización, se puede argumentar que la aplicación de la metodología
Design Thinking tiene un valor significativo. Al emplear esta metodología, se
puede lograr un cierto grado de certeza con respecto a los indicadores de éxito
al comprender de manera integral las necesidades genuinas de los usuarios, lo
que resulta en una reducción de los costos y el tiempo de inversión. Además,
este enfoque también mitiga el riesgo asociado a la introducción de un producto
que carece de demanda en el mercado. Además, su objetivo es contribuir
activamente a mejorar la nutrición y la salud de la población, en particular de
los segmentos más vulnerables, mediante la reducción efectiva de los costos
asociados y derivados del tratamiento de las enfermedades en la población
mexicana.
Desde la perspectiva de la
sostenibilidad espiritual, al participar en la exploración y búsqueda de
soluciones alternativas que faciliten y mejoren eficazmente las condiciones
nutricionales y de salud de la población, en particular de las personas más susceptibles
a las vulnerabilidades, las personas pueden lograr una profunda trascendencia
personal que abarca inherentemente un conjunto de principios y normas que
promueven los esfuerzos empresariales con la intención de tener un impacto
positivo en la sociedad. Esta motivación, al tiempo que emplea intervenciones
tecnológicas para abordar las necesidades de una comunidad y desafía las normas
y creencias establecidas, va acompañada de la dedicación de los diseñadores que
están comprometidos con su oficio y que buscan la excelencia no solo para ellos
mismos sino también para el beneficio final de los usuarios.
El emprendimiento en la producción y venta de un alimento
novedoso ya sea a través de un plan de negocio individual o un proyecto de
inversión de alcance organizacional, es un desafío que involucra múltiples
factores generadores y potenciadores. En este contexto, la utilización de
metodologías de prospección como el Design Thinking se destaca por su
flexibilidad, aplicación a corto plazo y relativa facilidad de implementación.
Este enfoque, a través de sus procesos iterativos, coloca en el centro de la creación
del producto a las necesidades del usuario, lo cual se convierte en uno de los
elementos clave para el desarrollo exitoso del emprendimiento.
El uso del Design Thinking, especialmente cuando se
aplica con un enfoque basado en la pirámide de la sostenibilidad, brinda una
valiosa oportunidad para satisfacer las expectativas fundamentales del
consumidor final. La empatía que caracteriza a esta metodología se traduce en
un mayor éxito comercial en el lanzamiento de un nuevo alimento, ya que se
logra una comprensión profunda de las necesidades y deseos del consumidor. Lo
más destacado es que esta metodología de diseño de alimentos incorpora los
cuatro pilares de la sostenibilidad: espiritual, ambiental, social y económica.
Ser sostenible en este contexto implica que todas las partes involucradas se
beneficien de múltiples maneras.
Se promueve el crecimiento espiritual tanto en quienes
diseñan como en quienes consumen estos alimentos, y se fomenta el desarrollo de
la cultura culinaria y la tecnología alimentaria. Además, se contribuye al
aprendizaje, al bienestar económico, a la nutrición y a la salud de la sociedad
en su conjunto. Al mismo tiempo, se busca minimizar el impacto en el entorno a
través de prácticas como la circularidad de materiales y el uso de energías
renovables. Diseñar alimentos nuevos teniendo en cuenta los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU representa una contribución significativa
a la mejora de la calidad de vida de toda la humanidad. Este enfoque se vuelve
aún más poderoso cuando se aplica en procesos pequeños y artesanales, ya que
permite una mayor atención a los detalles y una mayor personalización, lo que a
su vez puede tener un impacto significativo en la satisfacción de los
consumidores y en la promoción de un modelo de negocio sostenible a escala
local y global.
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*
Los autores agradecen las facilidades otorgadas a la Especialidad en Nutrición
y Alimentos Funcionales (ENAF) del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos
(CeProBi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México y a la Facultad de
Estudios Superiores Cuautitlán (FESC) de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
1
Maestro en Administración (Organizaciones) por la Universidad Nacional Autónoma
de México y Especialista en Nutrición y Alimentos Funcionales por el Instituto
Politécnico Nacional; Profesor Ordinario de Asignatura A; Departamento de
Ciencias Administrativas; Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán; Universidad
Nacional Autónoma de México; Diseño y desarrollo de alimentos con valor
agregado y de bajo costo; prar.unam@gmail.com;
ORCID: 0000-0002-5384-1570.
2
Doctora en Economía y Gestión de la Innovación y Política Tecnológica; Profesora
Asociada C; Departamento de Ciencias Administrativas; Facultad de Estudios
Superiores Cuautitlán; Universidad Nacional Autónoma de México; Administración
del Conocimiento y Emprendimiento Académico; gcalderon@cuautitlan.unam.mx;
ORCID: 0000-0002-8257-9057.
3
Doctor en Ciencias de los Alimentos; Profesor de Tiempo Completo; Departamento
de Desarrollo Tecnológico; Cuerpo Académico de la Especialidad en Nutrición y
Alimentos Funcionales; Centro de Desarrollo de Productos Bióticos; Instituto
Politécnico Nacional; Diseño y desarrollo de alimentos; clopezgo@ipn.mx;
ORCID: 0009-0002-0163-4622.