El Techo de Cristal en Universidades
Públicas de México. Un Análisis Exploratorio
The Glass Ceiling in Public Universities from Mexico: An Exploratory
Analysis
Martha
Luisa Puente Esparza[1], Guadalupe
del Carmen Briano Turrent[2] y Élfego Ramírez
Flores[3]
Este estudio tiene como
objetivo identificar el nivel de participación de mujeres en posiciones de
liderazgo a nivel central en las Universidades Públicas de México durante el
año 2018. Se recabó información de los sitios web de 37 Universidades Públicas,
así como de otros sitios web inherentes a la educación superior como CONACYT,
ANUIES y ANFECA. A través del uso de técnicas estadísticas descriptivas y de
correlación, los resultados muestran que en 2018, no se ha alcanzado la paridad
de género en posiciones directivas a nivel central, obteniendo un promedio de
36% de representación femenina. Además se concluye que el tamaño de la
Universidad no incide significativamente en el nivel de inclusión de mujeres en
posiciones de liderazgo a nivel central. Los resultados obtenidos sugieren que
es necesario fortalecer la política de paridad en posiciones de primer nivel en
las Universidades Públicas en México, por lo que este trabajo identifica áreas
de oportunidad y recomendaciones para incrementar la paridad de genero en las
Universidades Públicas mexicanas. Este estudio es pionero en México, por lo que
futuras investigaciones podrían analizar la influencia de las mujeres en
indicadores de desempeño académico o incluso extenderse a otras universidades
latinoamericanas.
Palabras clave: Paridad de Género, Universidad Pública,
México
This
study aims to identify the level of women representation in leadership
positions on the central level in the Public Universities of Mexico during the
year 2018. Information was collected from the websites of 37 Public
Universities in Mexico, as well as from other official pages related to higher
education such as CONACYT, ANUIES and ANFECA. Through the use of descriptive
statistical and correlation techniques, results show that in 2018, the gender
parity was not reached in the central level positions, obtaining an average of
36% of female representation. Furthermore, it is concluded that the size of the
University does not significantly influence the level of inclusion of women in
leadership positions at the central level. Obtained results obtained suggest
that it is necessary to strengthen the parity policy in top management
positions in Public Universities in Mexico, so this research identifies
opportunity areas and recommendations to increase gender parity in the Mexican
Public Universities. This study is a pioneer in Mexico and future research
could analyze the influence of women on the academic performance or even extend
this study to other Latin American universities.
Key words: Gender Parity, Public
Universities, Mexico.
Códigos JEL: I23, I28, J16
La brecha de género es el resultado de un
conjunto de factores culturales, sociales y económicos que ha representado una
barrera para el desarrollo económico de los países. Recientemente las presiones
sociales para promover la equidad de género en posiciones estratégicas dentro
de las organizaciones se han incrementado en los países desarrollados. Por
ejemplo, en la Unión Europea, los consejos de administración están actualmente
dominados por un género: el 86.3% de los miembros son hombres, mientras que las
mujeres solamente representan el 13.7% (15% entre los administradores no
ejecutivos). En el caso de la posición de presidente del consejo, un 96.8% son
hombres y solamente un 3.2% mujeres (Comisión Europea, 2012). Esta situación es
similar en los EE.UU., en donde la mujer sostiene alrededor del 16.6% de las
posiciones en el consejo en las empresas que integran el Fortune
500 y el 4.2% de los cargos de presidente del consejo (Soares y Mulligan-Ferry, 2013). Si bien, la inserción laboral de las
mujeres en México se ha incrementado en los últimos años, a nivel directivo su
participación es limitada, surgiendo el término de techo de cristal, el cual se
refiere al desequilibrio que se produce en las organizaciones al momento de
designar a los responsables de las posiciones directivas (Gaete-Quezada, 2015).
Conforme las mujeres avanzan en la escala
profesional y laboral, es más difícil alcanzar posiciones estratégicas dentro
de las organizaciones, y es lo que se conoce como techo de cristal. Uno de los
principales retos que enfrentan las Universidades Públicas en México y las de
casi todo el mundo, es el de erradicar la desigualdad de género que todavía se
manifiesta en su estructura, ya que desde sus orígenes las Instituciones de
Educación Superior han sido espacios históricamente desfavorables para las
mujeres (Rosales-Mendoza y Flores-Soriano, 2009).
Gaete-Quezada (2015) refiere que el techo
de cristal describe el desequilibrio que habitualmente se produce en las
organizaciones laborales a la hora de designar a los responsables de los
puestos directivos de mayor jerarquía dentro de las empresas, instituciones
públicas, organizaciones educativas y similares. El citado autor afirma que, si
bien hay una evolución favorable hacia el acceso a estudios universitarios, no
se traduce necesariamente en un mayor acceso a los cargos directivos más
importantes dentro de los gobiernos universitarios, del universo de 60
universidades estatales chilenas objeto de estudio encontró que, en el cargo de
rector el 100% son hombres y nunca han tenido una mujer ocupando ese cargo.
Barberá et al. (2002), se refieren al techo de cristal como aquellas barreras
invisibles que obstaculizan el ascenso de las mujeres hasta los puestos de trabajo
de la alta dirección, como resultado de prácticas conscientes e inconscientes
de discriminación y desigualdad de género al interior de las organizaciones.
En el Informe 2018 de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se
establece que: Una educación inclusiva, de calidad y equitativa en cuanto al
género es una de las principales maneras de alcanzar el objetivo de igualdad de
género. Este informe afirma que la desigualdad de género cobra formas diversas,
que pueden residir en la insuficiente representación femenina en los puestos de
liderazgo en el sector educativo, la inadecuación de las instalaciones
escolares o los sesgos de género en los libros de textos (UNESCO, 2018).
La Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE, 2017) estableció que México ha emprendido acciones
muy importantes en las políticas para promover la igualdad de género, como la
decisión de elevar a nivel ministerial el Sistema Nacional para la igualdad entre
hombres y mujeres, se indica también que México registra una de las tasas más
bajas en cuanto a participación de la mujer en el mercado laboral. Solo 47% de
las mexicanas en edad productiva son parte de la fuerza de trabajo, en
comparación con el promedio del 67% de los países que forman parte de la OCDE.
Además de ser un derecho fundamental, la igualdad de género, tiene importantes
consecuencias para la mujer en el ámbito social, económico y político (OCDE,
2017).
En este contexto, esta investigación
pretende analizar dentro del marco de las Universidades Públicas en México, el
nivel de participación de las mujeres en posiciones de liderazgo y si el tamaño
de la Universidad incide en el criterio de inclusión de mujeres en posiciones
de liderazgo a nivel central. El estudio es de carácter exploratorio y se
realiza un análisis de correlación para identificar los factores significativos
que inciden en la variable de estudio. Para integrar la información, se
consultaron los sitios web de las Universidades Públicas y de instituciones
relacionadas con Instituciones de Educación Superior (IES) tales como el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), la Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y la Asociación
Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración (ANFECA). La
motivación principal de este trabajo deriva de los escasos estudios enfocados
en México que analicen la participación de mujeres en puestos directivos en
Instituciones de Educación Superior y del cual se pueden desprender
recomendaciones para promover e incrementar su participación. La investigación
se divide en cuatro secciones. En la primera se detalla el marco teórico, en la
segunda se describe la metodología de investigación. En la tercera se analizan
y discuten los resultados y la cuarta concluye.
El sistema de Educación Superior en México
es complejo y heterogéneo, y el marco normativo está conformado por diferentes
leyes y normativas, tales como la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, la Ley General de Educación, la Ley para la Coordinación de la
Educación Superior, la Ley Reglamentaria del Artículo 5to. Constitucional,
Leyes Estatales de Educación Superior, el Reglamento Interior de la Secretaría
de Educación Pública (SEP), las leyes orgánicas de las Universidades Públicas
Autónomas y no Autónomas, los decretos gubernamentales de las universidades no
autónomas, los Acuerdos 93, 243, 279, 286 y 328 de la SEP, los convenios de
coordinación, operación y apoyo financiero entre la Federación, Estados e
Instituciones, y la Ley Federal del Trabajo que rige las relaciones de trabajo
en las IES (Cruz y Cruz, 2008).
Las citadas autoras también indican que,
las IES se clasifican de acuerdo a su naturaleza de la oferta educativa y de
las funciones que éstas realizan y que, en 1999, la ANUIES categorizó a las
universidades autónomas en la dimensión de Subsistema de universidades públicas
federales, las cuales se sostienen con recursos federales o estatales pero
gobernadas por sí mismas. Sus funciones se centran en la docencia, generación y
aplicación innovadora del conocimiento, extensión y difusión de la cultura.
Olvera, Piña y Mercado (2009) sostienen
que “las Universidades Públicas son instituciones del Estado Mexicano dotadas
de autonomía académica y administrativa, cumpliendo la función que la
Constitución les asigna como rector de la educación en el país, que a su vez
reconoce, respeta y promueve, gracias a la autonomía, el espíritu libre,
creador y crítico. Están dotadas de recursos públicos proveídos por la sociedad
a través de sus representantes en un pacto explícito a favor de la educación;
lo hace por ser estos lugares laicos y públicos que fomentan la ciencia y la
cultura, ofreciendo opciones educativas para la juventud, además de ser un
elemento primordial de la movilidad social para transformar al país”.
La autonomía universitaria que
está sustentada en la ley fundamental —fracción VII del artículo tercero
constitucional—, el alcance de esta norma deriva en las atribuciones que le son
conferidas a las instituciones de enseñanza superior. Dicha fracción señala que
las universidades a las que la ley otorgue autonomía tendrán la facultad y
responsabilidad de autogobernarse, realizando sus fines propios de educar,
investigar y difundir la cultura conforme a los principios (fines generales) y
criterios, respetando —condición
obligatoria— la libertad de cátedra, de investigación, el libre examen y la
discusión de las ideas.
Gobierno y Gestión Universitaria
Para Abello-Romero (2015) la gestión de las
Universidades Públicas, y particularmente de las Autónomas es un proceso
complejo, producto de un contexto de rápidos cambios en la sociedad, y en donde
la sociedad exige respuestas lo que conlleva a la necesidad de repensar las
estructuras de gobierno de la universidad. Y que esto ha implicado generar
diversos retos, como el claro aumento de la autonomía institucional, junto con
un aumento del control social externo y la rendición de cuentas. Para los
responsables de tomar el liderazgo de las instituciones, representa un reto importante
el promover la transparencia, la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres y los procesos de cambio, ya que deben abordarse diferentes aspectos de
la vida institucional como son los aspectos laboral, económico, tecnológico y
de relaciones humanas.
De acuerdo a la Comisión Europea (2008),
hay que distinguir entre gobierno y gestión universitaria. El gobierno se
enfoca en el proceso por el cual se establecen las políticas y objetivos a
largo plazo, así como a las estrategias para alcanzarlos. Por su parte, la
gestión universitaria pone en marcha el conjunto de objetivos que pretende
alcanzar la institución basándose en las normas ya establecidas. En la misma
línea, Lolas (2006), afirma que el gobierno universitario ejerce la generación,
fundamentación, legitimación y distribución del poder, mientras que la
gobernabilidad constituye una situación real eficaz y eficiente que se basa en
un modelo determinado de gestión declarado. Según Castro y Tomás (2010), los
órganos de gobierno universitario se pueden clasificar a los órganos del
gobierno universitario, según su composición, en unipersonales (Rector,
Vicerrectores, Directores de Área, Secretario General, Decanos) o colegiados
(Junta Directiva, Consejo Académico, Consejo de Facultad, Consejo de
Departamento), y de acuerdo al ámbito de influencia, en generales (Junta
Directiva, Consejo Académico, Rector, Vicerrectores, Directores de Área,
Secretario General) o periféricos (Consejo de Facultad, Consejo de
Departamento, Decano, Director de Escuela o de Departamento).
La tendencia actual es la gobernanza
universitaria, la cual se centra en la forma en que las instituciones están
organizadas y son operadas internamente, desde las perspectivas de gobierno y
gestión, y sus relaciones con entidades y actores externos para garantizar el
logro de los objetivos de educación superior (Brunner, 2011). Dentro de este
modelo de gobernanza, la transparencia cobra gran relevancia, por lo que la
transparencia universitaria, debe generar los sistemas necesarios que permiten
presentar a la sociedad, de manera transparente, accesible y entendible la
información de sus actividades y la estructura orgánica bajo la cual opera
(Guevara, 2009) indica que la Universidad. El rol de las Universidades Autónomas
es generar conocimiento y posicionarse como las principales promotoras del
ejercicio del derecho a la información.
Las Universidades Autónomas y la Equidad de Género
Rosales-Mendoza y Flores-Soriano (2009)
establecen que uno de los principales retos que enfrentan las Universidades
Públicas en México, es el de erradicar la desigualdad de género que todavía se
manifiesta en su estructura, ya que desde sus orígenes las IES han sido
espacios históricamente desfavorables para las mujeres, quienes ni siquiera
tuvieron derecho a acceder a este nivel educativo. La Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y ESPAN, 2015 citados por UNESCO
(2018) establecen que la feminización del personal docente en la mayoría de los
países es un fenómeno bien conocido; en cambio, se presta menos atención al
desequilibrio persistente que impera, a favor de los hombres, en los puestos de
dirección de la enseñanza y otros cargos directivos conexos. Este desequilibrio
tiene un contexto: la mayoría de los funcionarios públicos son a menudo
mujeres, pero tienden a concentrarse en puestos de nivel inferior. En los
países de la OCDE, las mujeres representan el 57% del personal estatal, lo que
comprendía en 2010 un 65% de puestos a nivel Secretaría, 35% de mandos
intermedios y 27% de posiciones directivas.
En el citado informe, la UNESCO (2018)
establece que si bien la proporción de directoras de escuela está aumentando,
una cantidad aún menor de mujeres ejerce funciones de dirección en la enseñanza
superior. En 2009, solo el 13% de las instituciones de nivel terciario de 27
países de la Unión Europea estaban dirigidas por mujeres. Una encuesta en los
países de la Common Wealth
mostró que, en 2006, las mujeres eran directoras ejecutivas en el 9% de 107 instituciones
de enseñanza superior de la India, y solo en el 1% de 81 instituciones de nivel
terciario en los países del África subsahariana de habla inglesa. La
representación femenina aumenta si se baja de nivel de dirección: en la India
el 20% de los decanos y el 23% de jefes o directores de departamento eran
mujeres; en los países del África subsahariana de habla inglesa, los
porcentajes eran del 13% y el 18% respectivamente.
En el apartado “la participación
femenina en los consejos de gestión de las escuelas es también limitada” indica
que las mujeres están habitualmente poco representadas en dichos comités de
gestión y, cuando forman parte de ellos, se les confían a menudo funciones
relacionadas con el bienestar o los asuntos sociales y no aquellas vinculadas
con decisiones financieras o de tipo ejecutivo. Además, aun cuando son miembros
de estos comités, las mujeres no siempre se sienten capaces de participar
plenamente en los debates o pueden ser renuentes a ello. En Europa, el 18% de
los profesores universitarios son mujeres; el 26% en la India, y de 27% en
Australia. En los Países Bajos, se asignó una partida adicional de 5 millones
de euros en 2017 para reducir las disparidades contratando a 100 profesoras más
(OCDE, 2017). En la Universidad Makerere de Uganda,
si bien la proporción de mujeres ayudantes de cátedra pasó del 19% en 1996 al
33% en 2008, el porcentaje de profesoras y profesoras adjuntas pasó del 4% a no
más del 12%.
El estudio comparativo realizado por
Barrón, Madera y Cayeros (2018) evidencia que los
cargos directivos ocupados por mujeres en las Universidades Públicas en México,
está lejos de alcanzar la paridad, sobresaliendo la Universidad Veracruzana
(40.6%), la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (36.8%) y la Universidad
Autónoma de Yucatán (33.3%), mientras que las más rezagadas son la Universidad
Autónoma Metropolitana (6.7%), la Universidad de Guanajuato (7.7%) y la
Universidad e Zacatecas (11.5%). Además, en su estudio presentaron un
comparativo entre 29 universidades, la composición de los espacios de decisión
a nivel central (rectorías, secretarías y direcciones) que dan rumbo a las
funciones sustantivas, destacando que solamente una Universidad ha alcanzado la
paridad. Concluyen que de las 8 Secretarías detectadas, solamente 3 son
encabezadas por una mujer (Investigación y Posgrado, Docencia y Educación media
superior) que, de las 25 direcciones con que cuentan esas secretarías solo 7 son ocupadas por
mujeres
De Garay y Del Valle (2016) coinciden en
su estudio relacionado con la presencia de las mujeres en las IES que los
hombres dominan los puestos de dirección, confirmando el efecto del techo de
cristal. El trabajo realizado por Ortiz, Góngora y Alonso (2018) sobre rezagos
en la igualdad sustantiva en el contexto universitario, demuestra que, en las
universidades públicas analizadas existe una toma de postura de género que no
ha logrado destrabar jerarquías existentes, las cuales resultan en un techo de
cristal. De ahí que la baja participación de mujeres en altos mandos (no sólo
rectoras) en las universidades públicas se ha interpretado en la literatura
como un ascenso basado en méritos personales y trayectorias excepcionales en
las que se trata de encontrar los factores de éxito. En otras palabras, al no
existir políticas públicas en la materia, lo subyacente es una cultura
institucional que se resiste a la paridad. Otro hallazgo del citado estudio, es
que no existe una política pública orientada a la paridad, y que se observan
diferencias en las regiones. Por ejemplo, en la región norte el promedio es de
23% de mujeres en posiciones de liderazgo, el Centro registra 40%, el Sureste
60%.
Con respecto a las mujeres que pertenecen
al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Olavarría (2011) sustenta que la
situación de las investigadoras en las universidades mexicanas se incrementó de
1,295 en 1991 a 4,805 en 2007 (del 21% al 32.7%), sin embargo, no superaba un
tercio de los investigadores vigentes en el SNI en 2007. El INEGI (2018) en su
informe sobre hombres y mujeres describe que en 2016 se registró un padrón con
más de 25 mil investigadores vigentes y candidaturas al SNI, de los cuales el
36.2% eran mujeres. Conforme aumenta el escalafón en los niveles, la
participación femenina desciende considerablemente hasta llegar al nivel 3 con
una participación de tan solo 21.6%.
Zubieta y
Marrero (2005) en su investigación que abarcó los 90’s, indican que, en
el caso de los varones, el número de directivos en instituciones dedicadas a la
Ciencia y Tecnología ha aumentado año con año, sin mostrar retroceso
alguno. La participación masculina
promedio en los mandos superiores durante los años analizados es 82.5% y la
representación promedio de mujeres en el total nacional era del 16%. Las cifras
anteriores inducen la reflexión sobre la mayoría masculina en puestos de
decisión y sus posibles razones: o bien no están dispuestos a compartir el
poder o se resisten a confiar en la capacidad de las mujeres para ocupar dichos
puestos. Los autores concluyen que es necesario adoptar medidas para garantizar
la igualdad de la mujer en el acceso y participación en la toma de decisiones y
en las estructuras de poder. No hacerlo sería continuar desaprovechando la
oportunidad de contar con un capital humano calificado, cuyo potencial podría
representar grandes beneficios para la educación superior.
De acuerdo a lo discutido anteriormente,
se establecen las siguientes hipótesis:
1. La representación de las
mujeres en posiciones de liderazgo a nivel central en las Universidades
Públicas de México no ha alcanzado la paridad.
2. El tamaño de la Universidad
motiva a una mayor participación de mujeres en puestos de liderazgo a nivel
central de las Universidades Públicas en México.
Metodología de Investigación
Población de Estudio
Para realizar el estudio se revisaron
los sitios web de las Universidades Públicas en México. Se analiza la población
conformada por 37 Universidades, de las cuales 29 son Autónomas. El estudio
incluye las universidades de Colima, de Guadalajara, Guanajuato, de Quintana
Roo, de Sonora, de Juárez del Estado de Durango, la Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo y la Veracruzana, que a pesar de que no tienen el nombramiento de
Autónomas, realizan su desenvolvimiento institucional dentro del régimen
autónomo puesto que, disponen de su patrimonio, establecen su reglamentación
interna, diseñan su currículo y tienen derechos equivalentes a las autónomas.
Una vez seleccionadas las universidades se procedió a integrar una base de
datos con las variables de género en las posiciones de liderazgo dentro de la
administración central y el tamaño de la Universidad (número de carreras,
número de alumnos de licenciatura y posgrado). La tabla 1, muestra las
Universidades que componen la población de estudio.
Tabla
1
Población
de Estudio
|
|
Fuente:
Elaboración propia basada en información de ANUIES (2017).
Acercamiento
Metodológico
Para integrar la base de datos con las
variables de estudio, se recurrió al análisis de contenido, como técnica para
estudiar y analizar la comunicación de una manera objetiva, sistemática y
cuantitativa (Krippendorff, 1990). Además se llevará
a cabo el análisis descriptivo y correlacional para identificar los factores
que inciden en una mayor o menor representación de mujeres en posiciones de
liderazgo en las Universidades Autónomas Mexicanas. La variable de inclusión de
mujeres en posiciones de liderazgo, se obtiene dividiendo el número de mujeres
que ocupan los cargos de Secretarías y Direcciones a nivel central (General,
Académica, de Investigación, Vinculación, Planeación, Contraloría, Desarrollo
Humano, entre otras), entre el total de cargos de este nivel que tiene cada
universidad analizada. Por su parte, el tamaño de la Universidad se mide de
acuerdo al número total de estudiantes y el número de estudiantes de posgrado.
Resultados
y Discusión
Una vez recopilada la información académica y
administrativa de las Universidades Públicas de México, se procedió a realizar
el análisis descriptivo para alcanzar el objetivo de la investigación. Con los
datos del género del personal que ocupa puestos en la administración central de
las universidades se elaboró la tabla 2, que muestra un estudio comparativo por
cada universidad que integra la población de estudio. La tabla 2 muestra el
grado de inclusión de género que se manifiesta en su organización.
Dividiendo el número de funcionarios de sexo
femenino entre el total de puestos de administración central, se encontró que
la Universidad Autónoma de Querétaro, con un 75%, es la que muestra una notable
participación de las mujeres en la administración central, y con unos índices
de inclusión mayores del 50% las Universidades Autónomas de Durango, Michoacán,
Veracruz, Aguascalientes, Quintana Roo y Guadalajara, como se describe en la
tabla 2. Por el contrario, Universidades como la de Sinaloa, Antonio Narro y
Puebla reportaron índices muy bajos del 11, 17 y 18%, respectivamente.
Tabla 2
Índice de inclusión femenina en la administración Central
de Universidades Públicas en México
Nombre de la universidad |
% |
Universidad
Autónoma de Querétaro |
75.0 |
Universidad
Juárez del Estado de Durango |
72.7 |
Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo |
72.7 |
Universidad
Veracruzana |
60.0 |
Universidad
Autónoma de Aguascalientes |
60.0 |
Universidad
de Quintana Roo |
52.8 |
Universidad
de Guadalajara |
51.1 |
Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez |
46.7 |
Universidad
Autónoma del Carmen |
44.7 |
Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco |
41.2 |
Universidad
de Colima |
38.5 |
Universidad
Autónoma de Baja California Sur |
38.5 |
Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo |
35.3 |
Universidad
Autónoma del Estado de Morelos |
33.3 |
Universidad
Autónoma de Baja California |
33.3 |
Universidad
Autónoma de Chiapas |
33.3 |
Universidad
Autónoma de Coahuila |
33.3 |
Universidad
Autónoma de Tlaxcala |
32.0 |
Universidad
Autónoma de Yucatán |
30.8 |
Universidad
Autónoma de Nayarit |
30.8 |
Universidad
Autónoma de San Luis Potosí |
30.0 |
Universidad
Nacional Autónoma de México |
29.4 |
Universidad
Autónoma de Campeche |
29.2 |
Universidad
Autónoma de Chapingo |
28.6 |
Universidad
Autónoma Benito Juárez de Oaxaca |
27.3 |
Universidad
de Guanajuato |
26.9 |
Universidad
Autónoma Metropolitana |
26.3 |
Universidad
Autónoma de Zacatecas |
25.0 |
Universidad
de Sonora |
25.0 |
Universidad
Autónoma de Chihuahua |
25.0 |
Universidad
Autónoma de Guerrero |
25.0 |
Universidad
Autónoma de Tamaulipas |
23.2 |
Universidad
Autónoma de Nuevo León |
20.0 |
Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla |
18.2 |
Universidad
Autónoma Agraria Antonio Narro |
16.7 |
Universidad
Autónoma de Sinaloa |
11.1 |
Universidad
Autónoma del Estado de México** |
ND |
**
NOTA. La Universidad Autónoma del
Estado de México no reporta datos sobre el personal de su administración
central. |
Fuente.
Elaboración propia con datos obtenidos de ANUIES (2017).
La Tabla 3 muestra las estadísticas
descriptivas del perfil académico y administrativo de las Universidades
Públicas en México. Al recopilar información sobre aquellos indicadores
administrativos y académicos, que de acuerdo con la teoría pudieran estar
relacionados con el fenómeno de la integración de la mujer en las tareas administrativas
y académicas universitarias, se encontraron datos interesantes como que el
índice promedio de integración femenina, medida como el porcentaje de mujeres
que ocupan puestos en la administración central, es del 36%, claramente por
debajo del 51% que es la proporción de mujeres en la población nacional, con un
rango desde el 11% hasta el 75%. Lo anterior nos lleva a aceptar la hipótesis
1, la cual afirma que la representación de las mujeres en posiciones de
liderazgo a nivel central en las Universidades Públicas de México no ha
alcanzado la paridad.
Se observa que el número de puestos
administrativos centrales reportado por las Universidades Públicas es variable,
pues va desde 5 hasta 95 puestos y el número de mujeres va desde 1 hasta 25, lo
que indica una gran variabilidad pero sesgada hacia una baja proporción.
Otros datos interesantes son por ejemplo
la gran diversidad en el tamaño de las Universidades Públicas, desde 5,663
hasta 243,942 alumnos de nivel licenciatura, el número de maestros, desde 464
hasta 41,769, el número de carreras desde 19 hasta 192.
Tabla 3
Estadísticos descriptivos de las variables de Estudios
|
N |
Rango |
Mínimo |
Máximo |
Media |
Desv. Std. |
Número
de puestos en la administración central |
36 |
90 |
5 |
95 |
24.61 |
17.31 |
Número
de mujeres en la administración central |
36 |
23 |
1 |
24 |
8.61 |
6.74 |
Índice
de inclusión femenina en la administración central |
36 |
63.9% |
11.1% |
75.0% |
36.2% |
15.9% |
Personal
de administración central con doctorado |
37 |
24 |
0 |
24 |
7.27 |
4.96 |
Personal
de administración central con maestría |
37 |
25 |
0 |
25 |
7.70 |
5.98 |
Personal
de administración central con especialización |
37 |
18 |
0 |
18 |
0.49 |
2.96 |
Personal
de administración central con licenciatura |
37 |
54 |
0 |
54 |
6.32 |
9.94 |
Número
total de alumnos de la universidad |
33 |
238279 |
5,663 |
243,942 |
45,535 |
47,990 |
Número
total de maestros de la universidad |
26 |
41305 |
464 |
41,769 |
5,229 |
8,215 |
Fuente: Elaboración propia
De
acuerdo a la hipótesis 2, que plantea que existen factores como el tamaño de la
Universidad, que motiva a una mayor participación de mujeres en puestos de
liderazgo a nivel central de las Universidades Públicas en México. En este
contexto, se realiza un análisis de correlación entre el tamaño de las
universidades, medido con distintos indicadores, como el número de alumnos de
licenciatura, el número de maestros, el número de carreras, el número de
programas de posgrado y el nivel de estudios promedio del personal
administrativo central. Aplicando la técnica de correlación y regresión para
probar la posible relación entre tamaño e inclusión, se encontró que en las
universidades de menor tamaño, se incrementa el número de mujeres en posiciones
de liderazgo a nivel central de las Universidades Públicas. Sin embargo, el
resultado no es significativo estadísticamente como se observa en la tabla 4 y
la gráfica 1.
Tabla 4
Correlación bivariada entre el tamaño de la Universidad y el grado de
inclusión de mujeres en posiciones de liderazgo
Variable |
|
Índice de inclusión femenina
en la administración central |
Total de alumnos de la universidad |
Índice
de inclusión femenina en la administración central |
Correlación
de Pearson |
1 |
-0.186 |
|
Sig.
(bilateral) |
0.308 |
|
|
N |
36 |
32 |
Número
total de alumnos de la universidad |
Correlación
de Pearson |
-0.186 |
1 |
|
Sig.
(bilateral) |
0.308 |
|
|
N |
32 |
33 |
Fuente:
Elaboración propia
La
correlación encontrada fue de solo 0.186, una relación débil pero de signo
negativo, indicando que hay una relación inversa entre el tamaño de la
universidad, medida por el número de alumnos de licenciatura, y el índice o
grado de inclusión de género, aunque el nivel de significancia es de 0.308,
mayor que el valor crítico del 5%, lo que sugiere que el resultado no se puede
generalizar, y por tanto, no es significativa la relación encontrada. La figura
1 muestra la gráfica de dispersión, que relaciona el tamaño de la universidad
con el grado de inclusión.
Fuente:
Elaboración Propia
Figura 1.
Gráfica de
correlación entre el número de alumnos de la Universidad (tamaño) y el índice
de inclusión de mujeres
Se puede observar en la figura 1 que en
las universidades de menor tamaño se promueve una mayor inclusión o
participación de las mujeres ocupando los puestos de liderazgo en la
administración central de su universidad, aunque la amplia dispersión de los
datos nos indica que la inclusión es de carácter indicativo, concluyendo que se
deben buscar otros factores que puedan influir sobre una mayor participación de
las mujeres.
Se
realizó un análisis adicional, para confirmar el impacto del tamaño de la Universidad
en el nivel de inclusión de mujeres en posiciones de liderazgo, a través de la
variable de número de alumnas en los posgrados de las Universidades bajo
estudio pudiera, y como se observa en la tabla 5, la hipótesis se rechaza, es
decir, no existe una incidencia significativa.
Tabla 5
Correlación bivariada entre el tamaño de la Universidad (estudiantes
mujeres a nivel posgrado) y el grado de inclusión de mujeres en posiciones de
liderazgo
Variable |
|
Índice de inclusión femenina
en la administración central |
Número de alumnos de
posgrado mujeres |
Índice
de inclusión femenina en la administración central |
Correlación
de Pearson |
1 |
-0.12 |
|
Sig.
(bilateral) |
0.568 |
|
|
N |
36 |
25 |
Número
de alumnos de posgrado mujeres |
Correlación
de Pearson |
-0.12 |
1 |
|
Sig.
(bilateral) |
0.568 |
|
|
N |
25 |
26 |
Fuente:
Elaboración propia
El coeficiente de correlación de Pearson
obtiene un índice de -0.12, lo que indica una relación muy débil y de signo
negativo entre la variable número de mujeres alumnas de posgrado y la inclusión
femenina en la administración central. El nivel de significancia de 0.568 nos
señala claramente que tal relación pueda deberse al azar definitivamente, por
lo que se debe rechazar esa hipótesis.
Finalmente es interesante reportar el
hallazgo de que los Posgrados de las Universidades muestran una alta
participación o matrícula de mujeres, como se puede ver en la tabla 6, aunque
eso parece ser que no se refleja en la inclusión administrativa del género
femenino. La proporción de mujeres alumnas en el posgrado es de 51.2%, siendo
el rango de proporción desde el 44% hasta el 58% para las 20 universidades que
reportaron el dato, lo cual contrasta con la proporción de mujeres en la
administración central que solamente alcanza un 36%.
Tabla
6 Proporción de mujeres estudiando
posgrados en las universidades públicas |
|||||
Variable |
N |
Mínimo |
Máximo |
Media |
Desv. Std. |
PROPORCIÓNMUJERESPOSGR |
20 |
.44 |
.58 |
.5123 |
.03520 |
N válido (por lista) |
20 |
|
|
|
|
Fuente:
Elaboración Propia
Las Universidades Públicas en México, al
igual que en el sector empresarial o sector público, deben enfrentar los nuevos
desafíos que demanda el entorno global, como es la diversidad y la paridad de
género. El término de techo de cristal, es un concepto que ha tomado relevancia
en la última década, y se refiere al techo invisible que enfrentan las mujeres
al momento de tratar de escalar en la estructura organizacional. De ahí que
este estudio analizó el nivel de inclusión de mujeres en las posiciones de liderazgo
en la administración central de las Universidades Públicas en México. Los
resultados confirman la hipótesis propuesta, referida a que no se ha alcanzado
la paridad de género en estas instituciones. En este contexto, avanzar hacia la
igualdad y equidad de género en dichos cargos es un reto para las universidades
públicas mexicanas. Es necesario promover una política de inclusión de género
en posiciones de liderazgo en las Universidades Autónomas en México, con el
objetivo de sensibilizar y preparar a las mujeres que aspiren a este tipo de
cargo. Este estudio tiene implicaciones
para los responsables de promover las políticas de diversidad de género en
México, así como para los directivos de las Universidades y aquellos
responsables de implementar su buen gobierno. El proyecto de investigación
identifica interesantes futuras líneas de investigación que relacionan la
participación femenina con otras variables futuras de estudio y que inciden en
el quehacer de las Universidades. Por ejemplo, sería interesante analizar los
factores o barreras culturales que impiden que las mujeres en las universidades
rompan con el techo de cristal, o cuál es el impacto de la representación de
mujeres en las Universidades en indicadores de desempeño académico.
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[1] Doctora en
Administración; Profesor Investigador de Tiempo Completo; Facultad de
Contaduría y Administración; Universidad Autónoma de San Luis Potosí; línea de
investigación: Estudios Organizacionales; correo electrónico: martha@pfca.uaslp.mx
[2] Doctora en
Contabilidad y Auditoría; Profesor Investigador de Tiempo Completo; Facultad de
Contaduría y Administración; Universidad Autónoma de San Luis Potosí; línea de
investigación: Gobierno Corporativo y Empresas Familiares; correo electrónico: guadalupe.briano@uaslp.mx
[3] Maestro en
Administración; Profesor Investigador de Tiempo Completo; Facultad de
Contaduría y Administración; Universidad Autónoma de San Luis Potosí; línea de
investigación: Economía, Finanzas; correo electrónico: elfegorf@gmail.com