Impacto de las políticas de conservación sobre
la comunidad pesquera de San
Felipe, Baja California
Policy Impact
of Conservation on the fishing community of San Felipe, Baja
California
Virginia Margarita
González
Rosales*, Virginia Guadalupe
López Torres**
Resumen
El presente trabajo
es una reflexión sobre la situación actual del poblado de San Felipe,
el cual se sustenta sobre la actividad pesquera, sin embargo ante la modificación de la NOM-002-1993-PESC, donde se solicita cambiar el arte de pesca de chinchorro a red de arrastre, para posteriormente ampliar la zona donde específicamente dicha red está prohibida, los pescadores y
la comunidad en general se ven seriamente amenazados. Esto en aras de una supuesta
sustentabilidad para
la preservación de un mamífero marino que pese a llevarse años protegiéndolo, no
se ha logrado recuperar. El cuestionamiento central
de este trabajo es si las
políticas públicas conservacionistas son verdaderamente sustentables o solo están buscando
la sostenibilidad de una especie a costa de la sociedad .A través de esta lectura
se busca realizar un análisis reflexivo, abstracto a nivel de diagnóstico.
Palabras
Clave: Sustentabilidad, Áreas Naturales
Protegidas, Cooperativas
pesqueras.
Abstract
The present work is a reflection on the current situation of
the
village of San Felipe, which is based on fishing
activity, however, due to the modification of the NOM-002-1993-PESC, where asked to change the
current fishing art, the dinghy line,
to trawl fishing, and then expand the area where the trawl fishing
is specifically prohibited, fishermen and the community are seriously threatened. This for the sake of a supposed sustainability for the preservation of a marine mammal that
despite take years protecting it, it has not been able to recover. The central question of this paper is whether the
public policies conservationists
are truly sustainable or are only looking for the sustainability of a species at the expense of society .Trough this reading is
looking for a thoughtful analysis, abstract to level of diagnosis.
Keywords: Sustainability,
Protected
Areas, Fishing Cooperatives.
* Virginia
Margarita González Rosales
Licenciado en Oceanología, Maestría en Administración, Profesora de Asignatura de la
Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales,
Universidad
Autónoma de Baja California, Unidad Ensenada.
Email: margarita.gonzalez@uabc.edu.mx
** Virginia
Guadalupe López Torres
Ingeniero Industrial y de Sistemas,
Maestría en Ciencias en Administración Industrial, Doctora en Ciencias Administrativas, Profesora de Tiempo Completo de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales,
Universidad Autónoma
de Baja California, Unidad Ensenada.
Email: virginia.lopez@uabc.edu.
Artículo recibido: el 16 de Diciembre de 2014
Artículo aceptado: el 26 de Marzo de 2015
Introducción
En los últimos
años, la pertinencia e importancia de proteger al
medio ambiente natural, frenar el daño existente en el
entorno y salvaguardar a los recursos naturales
son
una necesidad
irrefutable. Sin embargo, lograr la conciliación entre el desarrollo económico y el medio ambiente, alcanzando un equilibrio que permita la coexistencia entre las actividades económicas y las de protección es el verdadero desafío para alcanzar la sustentabilidad comprendida en su más amplio sentido.
El crecimiento de la
población, la expansión desordenada de las actividades industriales, agropecuarias y urbanas, el incremento de la pobreza, una
visión política a corto plazo,
la falta de una aplicación efectiva de instrumentos de política y regulación
ambiental por
parte
del Estado y una ausencia
de cultura ambiental en la población, han ocasionado, entre otras cosas, una sobreexplotación de los
elementos naturales
del planeta (Rojas y Serafín,
2009).
En ese sentido, existe una creciente preocupación
de la comunidad internacional por tratar de
establecer mecanismos
efectivos para
lograr preservar la riqueza biológica
y diversidad de la tierra. La base fundamental del derecho ambiental surge ante la necesidad de regular o condicionar
las
conductas individuales y sociales,
para evitar
que éstas produzcan
efectos adversos en
el ambiente (Programa
de las Naciones Unidas para el medio ambiente, 2010)
y con dicha búsqueda del derecho ambiental, surge también el interés por
alcanzar la sustentabilidad.
Romero, Ramos, Solís, Vásquez y Vílchez
(2010) mencionan que las
dimensiones de la
sustentabilidad funcionan como pilares
que
soportan los aspectos económicos, sociales y ambientales
de las actividades humanas,
y por
lo
tanto deben de ser consideradas tanto por autoridades como por las personas, organismos y
empresas. Dichas dimensiones son la económica, la social y la ambiental.
La dimensión económica
es aquella que genera la capacidad para contribuir al desarrollo económico;
la dimensión social es la que está conformada por las necesidades básicas humanas y
la dimensión
ambiental es la compatibilidad entre la actividad social y la preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas. Cuando se relacionan el aspecto económico con el social da como resultado
lo equitativo, si se relaciona lo
económico con lo ambiental indica la viabilidad, mientras que la relación entre lo
social y lo
ambiental da como resultado un proyecto
sostenible. Mientras que si se relacionan las tres dimensiones se origina entonces la sustentabilidad (Ballesteros-Grijalva 2012).
El
desarrollo sustentable, según
Salcedo, Rebolloso y Barber (2010) es un modelo posible de lograr, que permite
el equilibrio entre el crecimiento y desarrollo
económico con el desarrollo social, mientras que protege al ambiente, logrando así una conciliación entre hombre, naturaleza y
economía.
Tomando como referencia este modelo de
trinidad es que surge el cuestionamiento sobre si las políticas públicas están considerando dicho enfoque tridimensional
o están siendo desarrolladas bajo una perspectiva unidimensional que deja de lado al hombre y la economía en aras de un proteccionismo o sostenibilidad
mal entendidos, tal
como la presente reflexión abstracta busca analizar a
fin de orientar las acciones públicas.
Considerando que la sustentabilidad es un constructo susceptible de ser mal
entendido y por ende mal aplicado, donde en muchos casos se le interpreta como una sostenibilidad, que encausa
a la conservación y la búsqueda de la perpetuidad de los recursos naturales a costa
del sacrificio del desarrollo económico
y social.
Esto concuerda con
la postura de De
La Rosa- Leal (2012)
quien considera
que la sustentabilidad abarca la
triple acción: social, ambiental
y
económica con el hoy y el futuro, mientras que la sostenibilidad se centra en la permanencia futura de la operación de un ente u organismo, contando con los medios para ello,
de manera
que es posible
ser sostenible sin ser sustentable.
El desarrollo sustentable para Ballesteros-Grijalva (2012) inicia con la búsqueda del equilibrio
entre el medio ambiente y el aparato productivo, originándose por
la preocupación por
el medio ambiente al que se le considera
como un aspecto separado de la propia actividad humana que hay que preservar, y la mejor forma de hacerlo es a través de considerarlo dentro de todas las decisiones que se tomen. Es decir no se puede decidir sin considerar al medio ambiente, pero también se debería ver que no se puede decidir sobre el medio ambiente sin considerar a la actividad humana.
El aspecto social de la sustentabilidad se relaciona con el deterioro ambiental
asociado con la riqueza y estilos
de vida de países desarrollados y con la pobreza y disputa
por la supervivencia en los seres humanos marginados.
Escobar-Delgadillo (2007) asegura que el concepto de desarrollo
sustentable no debería
estar enfrentado al de desarrollo
económico, sin embargo, la inadecuada valorización del stock de capital natural y el crecimiento basado en el mismo, hace que por el momento estos dos
conceptos: desarrollo económico y desarrollo sustentable sean incompatibles, pese a los esfuerzos
hechos en esta materia.
Al respecto Vázquez (2010) menciona que la conservación y manejo de los recursos naturales, no deben centrarse
de manera exclusiva
en la permanencia de especies silvestres, sino que debe buscar la
mejora en las condiciones de vida de los
pobladores locales, especialmente donde
los objetos de conservación son el sustento no solo alimenticio de las personas,
si no parte importante de su cosmovisión, los
cuales proporcionan los
insumos necesarios
para la satisfacción de sus
necesidades básicas y culturales. Por ejemplo, Saavedra y
Macías (2012) destacan el fuerte arraigo
histórico-cultural de la pesca artesanal en Chile. Los conflictos con respecto a la sustentabilidad
no son nuevos, sin embargo su trascendencia
ha ido cambiando de modo que las situaciones
ambientales actuales han
dejado de ser locales
para convertirse
en globales,
han pasado de
agudas a crónicas,
de impredecibles a obvias,
de
inmediatas a multigeneracionales y de discretas a complejas (Mihelcic y Zimmerman, 2012 en De La Rosa-Leal, 2012).
Al ser la preservación de la diversidad biológica, factor esencial
para la evolución y el mantenimiento del planeta, es fundamental
establecer mecanismos que permitan su conser vación y aprovechamiento sustentable. Por ello, el establecimiento y manejo de las Áreas Naturales Protegidas (ANP),
se ha convertido en herramienta clave para la protección de este patrimonio natural
(Rojas y Serafín,
2009).
Empero, debiera bajo el
enfoque de desarrollo endógeno construir
vida
económica desde la tradición identificando las fuentes de dinamismo
económico del territorio (Saavedra
y Macías, 2012).
Las ANP se definen
en el artículo tercero de la Ley
General de
Equilibrio Ecológico y Protección
al Ambiente como las zonas del territorio nacional,
en donde los ambientes originales
no han sido significativamente alterados por
la actividad del ser humano o que requieren ser preservadas y restauradas.
En México, de acuerdo a la Comisión de Áreas
Naturales Protegidas (CONANP), existen en el país
176 ANP que cubren poco más de 23 millones de hectáreas
y representan alrededor del 12.9% de la superficie territorial. De forma
particular, en Baja California se documenta la existencia de tres zonas geográficas consideradas como reserva de la biosfera, igual número de parques nacionales y dos áreas de protección de flora y fauna.
En el caso particular
de las ANP, existe una tendencia a la implementación de estrategia
de políticas públicas
para el cuidado medioambiental sin considerar los impactos socioeconómicos que estas pueden ocasionar en las poblaciones locales que dependen y se benefician de los recursos que ante otra regulación son explotables.
Las estrategias de regulación
empleadas en estas áreas de protección ciertamente buscan
el desarrollo armónico entre el medio ambiente
y las actividades productivas, sin embargo pareciera prevalecer una contraposición entre los objetivos de conservación y
la disponibilidad del recurso, que en muchas
ocasiones es su principal o única fuente de ingreso, lo que provoca el surgimiento evidente de disconformidades.
Con este marco se presenta la actual problemática que se vive en San Felipe, Baja California. Desde
2013 el gobierno de México ante la presión de organismos internacionales y nacionales hizo modificaciones que afectan a los sanfelipenses, primero cambió la NOM-002-PESC-1993 y a principios de este 2015 decidió implementar una veda por dos años prohibiendo
el uso de redes agalleras, cimbras y/o palangres en el
Alto Golfo de California y el Delta del Río
Colorado a fin de proteger
a la vaquita marina1 afectando
principalmente la pesca ribereña
de camarón.
La veda iniciaría
el primero de marzo del presente año. En principio se infiere
que
esta veda
acarreará daños económicos
a los pescadores sanfelipenses y a los miembros
de la comunidad
indígena Cucapah, así como a los prestadores de
servicios. Si
bien
es cierto que se tiene previsto
proporcionar una compensación económica a los permisionarios y pescadores, la cadena productiva
1 Es
importante señalar que
la vaquita
marina es una pequeña marsopa endémica del
Alto Golfo. La estadística indica que hasta antes de la reserva morían
al menos 35 vaquitas incidentalmente cada año durante
la pesca de la totoaba, debido a que los dos animales comparten el
mismo hábitat (McGuire y Valdéz-Gardea, 1997 en Valdéz-Gardea, 2007: 85-87).
Según la Procuraduría de Federal de Protección al Ambiente (Profepa) solo
existen
97 ejemplares de
esta especie
endémica y en los últimos dos
años se perdieron 145 ejemplares.
también se verá
afectada por esta estrategia, siendo la economía del puerto de San Felipe
la que sufriría
un duro golpe.
Al
respecto Vásquez (2012) manifiesta
que los
beneficios de preservar el ecosistema son a
costa de los
beneficios sociales y económicos, expresados en la
contracción de empleos e ingreso; además argumenta que es políticamente impopular cerrar áreas de pesca y parar flotas
–como está sucediendo
actualmente en San
Felipe-, hechos que contraen la economía regional y dejan a los pescadores
sin empleo a costa de
la conservación.
Considerando este panorama desolar
el objetivo del presente
es realizar un análisis
reflexivo, abstracto a nivel
de diagnóstico. Para ello
se construyen cinco apartados,
en el primero se presenta la región de estudio, un recorrido histórico de las
políticas públicas
aplicadas que rigen su desarrollo. En segundo lugar se plantean
las aproximaciones teóricas para enmarcar la discusión desde el enfoque del desarrollo endógeno. En tercer lugar se ilustra el método utilizado. Se presenta de forma resumida la caracterización de la población pesquera en el cuarto apartado y por último se exponen las reflexiones finales.
San Felipe,
Baja California. Descripción de la problemática
La región del Alto Golfo de California
y Delta del Río Colorado ha sido desde finales del siglo XIX reconocida ampliamente
por
su biodiversidad, alta productividad, y trascendencia para la reproducción y crianza de especies
marinas, lo que ha fomentado
el surgimiento de estrategias para la protección de dichos atributos que la vuelven una zona distintiva.
A
mediados de los años setenta se decreta como “Zona de Reserva, cultivo y/o repoblación para todas las especies de pesca, al
área del
Delta del Río Colorado, en el Golfo de California” posteriormente se establece la
veda de la totoaba y la creación del Comité Técnico para la Preservación de la Vaquita y la Totoaba, especies marinas endémicas
de dicha región. Tales medidas dieron lugar a que en 1993
se decretara de manera oficial la Reser va de la
Biosfera (CONANP, 2014).
La declaratoria de la Reserva y el Programa de Manejo han sido considerados en la elaboración de varios ordenamientos legales, entre ellos se destacan:
• la Norma Oficial Mexicana
NOM-012- PESC-1994, por la que se establecieron
medidas para la protección de las
especies de totoaba
y vaquita en aguas de jurisdicción federal del Golfo de California;
•
l a N o r m a Of i c i
a l M e xi c an
a N O M -
002-PESC-1993, para ordenar
el aprovechamiento de
las especies de camarón en aguas de jurisdicción federal de
los Estados Unidos
Mexicanos;
• la Carta Nacional Pesquera (SEMARNAT,
2008) y los Avisos Secretariales referentes a las temporadas de veda de camarón,
así como las restricciones a la pesca en la Zona Núcleo en los permisos que expide la Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca
y Alimentación (SAGARPA) para el aprovechamiento de recursos pesqueros
dentro de las ANP.
Dichas políticas son una muestra
de que la
constitución de la reserva tuvo y tiene un impacto importante en la
comunidad de San Felipe, al limitar su actividad pesquera, principalmente en la captura de camarón, sin
embargo dicho cambio fue aceptado y acatado principalmente por las sociedades cooperativas y si bien la creación de la reserva tuvo como interés primero la protección de las especies endémicas, surgió también
como signo de buena voluntad de México
para responder a los llamados internacionales para el
fomento de la conciencia ecológica
(López, Moreno y Marín, en prensa).
Es importante mencionar que la comunidad de San Felipe
está
fundada sobre la actividad pesquera, su origen y
desarrollo como localidad se ha vinculado históricamente al desarrollo de la actividad, que además de ser una importante fuente de ingresos da identidad
y rige en gran medida los usos y costumbres al transferir a través de generaciones, los
conocimientos, prácticas y habilidades pesqueras (Cabrera y González,
2006 en López et al., en prensa).
Es importante destacar que en San Felipe se
explotan diversas especies marinas,
pero
sin
duda la de mayor importancia en términos no solo económicos, sino también sociales es la pesquería del camarón.
Especie de gran importancia para
la pesca mexicana,
alcanza aproximadamente el
31% del valor del sector
y el 5% del volumen
de la
pesca de captura
(CONAPESCA, 2011).
Al 2013, de acuerdo
con la Comisión Nacional de
Pesca, en
San
Felipe se extrajeron alrededor de
580,000 kg de peso de producto
desembarcado,
siendo las especies con mayor volumen la sierra y el chano. Sin embargo,
a pesar de que el camarón no es el producto más capturado
en cuanto a su volumen, si es el que representa el mayor valor monetario con más de cincuenta millones de pesos para el mismo año (ver
tabla 1).
Pese a la importancia de este crustáceo en la economía no solo de los pescadores,
sino también de las
personas que
dependen de manera indirecta
de la explotación del organismo, en diciembre del 2011
la SAGARPA publicó el dictamen final
del Proyecto
de Modificación a la Norma Oficial Mexicana NOM-002-PESC-1993, para ordenar el aprovechamiento de las especies de camarón en aguas de Jurisdicción Federal (DOF, 2012).
Tabla 1. Principales especies pescadas es la
región de San Felipe, volúmenes y
valor, 2013.
Especie |
Peso Vivo |
Peso Desembarcado |
Valor (miles de pesos) |
Almeja |
65,474.79 |
62,805.55 |
29,260,634.57 |
Baqueta |
3,896.32 |
3,896.32 |
1,874,856.88 |
Chano |
193,948.99 |
193,948.99 |
36,092,724.19 |
Bonito |
11,924.32 |
11,924.32 |
173,702.76 |
Cabrilla |
639.41 |
639.41 |
42,241.62 |
Camarón |
42,282.29 |
30,637.44 |
57,429,993.35 |
Caracol |
5,195.82 |
2,849.82 |
233,037.63 |
Curvina |
38,092.43 |
37,881.72 |
22,064,012.94 |
Jaiba |
6,348.79 |
6,343.99 |
532,073.91 |
Lenguado |
6,077.91 |
6,077.45 |
2,864,629.71 |
Lisa |
1,552.54 |
1,548.79 |
108,561.83 |
Mojarra |
642.33 |
642.33 |
31,062.50 |
Pámpano |
682.93 |
682.93 |
26,887.43 |
Pargo |
421.70 |
421.70 |
62,991.62 |
Pulpo |
686.24 |
686.24 |
210,548.60 |
Rayas |
8,449.29 |
5,799.49 |
2,496,964.35 |
Sierra |
205,286.65 |
205,284.95 |
35,896,379.66 |
Tiburón |
10,004.71 |
8,140.81 |
3,425,871.87 |
TOTAL |
601,607.45 |
580,212.24 |
192,827,175.42 |
Fuente: Elaboración propia
con datos de CONAPESCA
Proyecto promovido
por organismos no gubernamentales (ONG’s) ambientalistas con el fin de proteger a la vaquita marina (Phocoena sinus). Según la SAGARPA, el proyecto tiene como propósito contribuir a la conservación, la preservación y el aprovechamiento sustentable de los diferentes tipos de camarón.
Contemplando
modificaciones sobre las especificaciones en las artes y zona de pesca. Ello, en virtud de evaluaciones realizadas por
el Instituto Nacional
de Pesca (INAPESCA),
donde se determinó
era
necesario contar con los instrumentos denominados Dispositivos Excluidores de Peces (DEP) en las redes de arrastre
camaroneras, mismos que según SAGARPA contribuyen a la
exclusión o liberación
de
la fauna de acompañamiento (FAC) constituida en su mayor parte por peces, sin afectar la eficiencia en la captura de camarón (COFEMER, 2013).
Dicha modificación surge a partir de que el
INAPESCA estableció que durante las operaciones
de pesca de camarón de embarcaciones menores
con chinchorro de línea existe
riesgo de captura
de vaquita marina, por lo cual se diseñó la red de arrastre prototipo denominada RS-INP-MEX
para su uso en la Zona de Amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado (Diario
Oficial de la Federación, 2013).
Sin embargo, se pronostica
que el cambio en el arte de pesca tendrá implicaciones socioeconómicas,
ya que según los propios
pescadores, en su respuesta a los comentarios efectuados al proyecto de modificación,
la norma busca preservar el ecosistema a costa de los beneficios sociales y económicos expresados en la
contracción de empleos e ingresos. Ya que se
cerrarán áreas de pesca parando flotas, contrayendo la economía regional y
dejando a pescadores
sin empleo a costa de la conservación (Comunidad
Pesquera en San Felipe,
Baja California, 2013).
Estas decisiones han polarizado
a la población sanfelipense la cual se ha organizado bajo el liderazgo de la Federación de Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera
Ribereña del Puerto de San Felipe, S. de R.L. de C.V. buscando
ser incluidos en las mesas de análisis,
aportar su experiencia para el diseño de políticas públicas, dado que reconocen que lejos de favorecer la sustentabilidad el nuevo arte de pesca atenta contra ella.
Para los pescadores, la modificación del arte de pesca genera dos impactos negativos principales.
El primero una reducción en sus ingresos
económicos, ya que el chinchorro, arte de pesca actual, es una red
estática, mientras que la de arrastre, requiere del funcionamiento constante
de la embarcación y por
consecuencia un mayor desgaste
del motor y costo por consumo de combustible.
El
segundo impacto negativo se da sobre el lecho marino, ya que la red
de arrastre barre el fondo acarreando toda clase de organismos, por lo que existe un mayor volumen de FAC y un menor volumen
de captura del camarón. Por
lo anterior, la comunidad pesquera de San Felipe, se manifiesta preocupada por
el futuro de la pesca de la región y temen por el futuro de sus fuentes de ingreso.
En tal sentido los argumentos de Orlando, Díaz- Vesga, Cuello y Manjarrés
(2013) señalan que la
pesca de arrastre es un problema a nivel global,
por sus efectos
adversos para con el ecosistema y la perdida acelerada de biodiversidad, al afectar a especies no objetivo en hasta un 27%, equivalente a siete millones
de toneladas de biota que a nivel mundial
se desechan, lo cual coincide
con lo dicho por
Alverson et al., 1994; y Hall,
1999, citados por Duarte, Gómez-Canchong, Manjarrés, García,
Escobar, Altamar, Viaña, Tejada, Sánchez, y Cuello (2006) quienes señalan
que a nivel mundial
la pesca con redes de arrastre es la que más descartes produce, el cual es un efecto negativo importante que influye directamente en la estructura y funcionamiento del ecosistema.
Complementariamente, con base en el análisis de Bjordal (2005) se ilustra cómo evaluó 14 artes de pesca, considerando sus propiedades en términos de su selectividad y
efectos sobre el ecosistema, asignando una calificación desde el 1 (no favorable) al 10 (favorable), resultando
en un índice general del
efecto promedio
sobre el ecosistema. La tabla
2 resume sus planteamientos, misma que según su autor debe ser considerada como una guía y ejemplo de cómo enfocar una evaluación
de los diferentes artes
de pesca y de las pesquerías desde el punto de vista de la
ordenación, para
posteriormente analizar a detalle la
pesquería específica de un área y los factores propuestos del ecosistema también
deberían ser ponderados de acuerdo a su importancia en el caso local o regional.
Como se puede observar la red de arrastre de camarón es la que presenta
los menores valores en cuanto a la selección de tallas y selección
de especies con el mínimo valor otorgado (1), estos dos efectos son de gran importancia, ya que una baja selectividad en tallas puede generar que se pesquen organismos
juveniles que no sean sexualmente maduros y por consiguiente no lleguen a reproducirse, lo que impacta en el stock del organismo. Por otro lado, la baja selectividad en especies provoca que se capturen especies que no sean de interés comercial pero sí importantes para el ecosistema, además de que al ser un arte poco selectivo requerirá
de mayor número de lances para poder
alcanzar el mismo volumen
de camarón que se alcanzaría con una red
diferente.
Efectos ecosistema y artes de pesca Selección de tallas Selección de especies Mortalidad incidental Pesca fantasma Efectos hábitat Eficacia energética Calidad de la captura Índice de efecto sobre Agalleras 8 4 5 1 7 8 5 5.4 Trasmallos 2 3 5 3 7 8 5 4.7 Línea de mano 4 4 6 10 9 9 9 7.3 Palangres 6 5 6 9 8 8 8 7.1 Nasas 7 7 9 3 8 8 9 7.3 Trampas 5 5 8 8 9 9 9 76 Lanza, arpón 8 9 5 10 10 8 9 8.4 Arrastre pelágico 4 7 3 9 9 4 8 6.3
Tabla 2. Estimación de los efectos de la pesca
sobre el ecosistema
San Felipe, que prácticamente se acabaría con
el poblado, que los pescadores
buscan se les escuche e integrar a la mayoría de los involucrados en el tema para realizar consultas
públicas a fin de que todas las
voces
sean escuchadas, y posteriormente, implementar las medidas.
Arrastre demersal 4 4 6 9 2 2 6 4.7 Arrastre de viga 4 4 6 9 2 1 6 4.6 Arrastre camarón 1 1 7 9 4 2 6 4.3 Red de tiro 5 5 6 9 4 5 8 6.0 Red de cerco - 7 5 9 9 8 8 7.7 Chinchorro 2 2 5 10 6 9 9 6.1
Fuente: Tomado de Bjordal (2005).
De todos los artes de pesca presentados, la red de arrastre
de camarón es la que tiene un valor menor, es decir, es el
arte de pesca que de acuerdo a esta clasificación es menos favorable. Por otro lado el chinchorro es mejor evaluado
en los rubros antes descritos y tiene una evaluación
general mayor que el de la red de arrastre.
Cabe señalar que para valorar
un método de pesca se debería
prestar atención a dónde,
cuándo y cómo se está usando.
Por
ello la e v a l u ac i ó n y e l ab o r a c i ó n d e r e g l a m en t o s técnicos debería
hacerse en cooperación con los pescadores, para lograr una mejor comprensión de su parte del propósito de la regulación, para escuchar y considerar sus opiniones con respecto
al reglamento y su ejecución
(Bjordal, 2005).
En relación al caso San Felipe,
la CONANP presenta una postura rígida, pese
a
las evaluaciones negativas
a nivel internacional sobre la red de arrastre, asegura que no se dará marcha atrás a la implementación de la NOM-002- PESC-1993, y a su vez los pescadores presentan ya posturas rígidas también que han derivado en el cierre de carreteras, que afectan otras actividades y actores,
pero sobre todo degradando el tejido social de la comunidad. En una nota publicada por
el periódico Zeta, el secretario de pesca de Baja California:
Matías Arjona Rydalch, aseguró que desde su perspectiva, se eliminaría de tajo el sustento económico de cientos de
familias de
Siguiendo a Calvillo
(2009) este acto es una
muestra de la ausencia de una voluntad
política clara para transferir competencias efectivas a las entidades federativas. Dado que deberían
ser las autoridades de Baja California las que establezcan el control sobre las especies en el Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. Considerando que en México se vive el federalismo y se trata de un legítimo derecho constitucional de la comunidad sanfelipense.
Además es pertinente tomar
en
cuenta los
señalamientos de la Food and Agriculture Organization (FAO, 2001): los conflictos de interés son inevitables
en
todas las sociedades, cuando las personas que utilizan los recursos lo hacen cada quien de diferente
forma, o porque se determina un cambio
en la forma de manejarlos.
Al respecto, Castaño
(2005) argumenta que en las reservas naturales
de los países del tercer mundo, la mayoría de los conflictos que se afrontan se relacionan con la cacería y comercio de vida silvestre, con los asentamientos humanos y sus relaciones constitutivas con respecto a los recursos naturales, con la perturbación y transformación de
los
hábitats y hasta del ecoturismo; otros autores como Hansen y Rotella (2002) han revisado como la alteración y destrucción de los hábitats remanentes productivos por
fuera de las reservas naturales, pone en posición
de una considerable amenaza a muchas poblaciones silvestres que habitan en las reservas.
Para el caso específico
de México, Von Bertrab (2010) argumenta que bajo el
escenario de la conservación, las acciones no consensuadas no solamente no resuelven el deterioro ambiental sino
que lo pueden agravar, pues por un lado se debilita el tejido social necesario para desatar un proceso de desarrollo comunitario sustentable, y por otro, la conservación se transforma
en una actividad o interés ilegítimo para la
población local, lo que endurece las posturas y dificulta la búsqueda conjunta de
soluciones. Agrega además que los conflictos suelen asociarse con la inestabilidad, los disturbios, la violencia, el estancamiento en las relaciones y la falta de cooperación
Aunado al problema del arte de
pesca, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), solicitó
crear una zona de exclusión de la pesca con redes agalleras a partir de septiembre
de 2014 (CIRVA, 2014).
Un área de más de 8 mil kilómetros cuadrados
para proteger a esta especie de marsopa
endémica del Alto Golfo de California, que abarcaría toda la desembocadura del Delta del Río Colorado, pasaría
frente a las costas de San Felipe,
unos 65 kilómetros mar adentro,
y se extendería hacia el sur a más de 120
kilómetros. Esto, ante la presión a nivel
internacional que existe
para la protección de dicho organismo (ver figura
1), ya que de acuerdo
a la World Wild Foudation (WWF) más de 38 mil personas de 127 países han firmado una petición para pedirle al presidente de México, que instrumente medidas que salven a la vaquita.
El problema radica en que al ampliar la zona de protección de la vaquita marina,
se amplía también
el área donde la
pesca
no está permitida, ya que en el Programa de Conservación y Manejo de la Reserva que incluye la
definición de zonas núcleo y de amortiguamiento, y de subzonas de preservación como el Área de Conservación Vaquita, marcan
la exclusión de la pesca (CONANP, 2007). Además de tener que acatar los acuerdos entre la autoridad y los
usuarios sobre procedimientos particulares para la pesca, que incluyen limitación al esfuerzo de pesca y uso de
artes con adaptaciones especiales.
Figura 1. Ampliación de la zona de protección
de Phocena sinus.
Fuente: Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita,
2014.
Referentes teóricos
El análisis reflexivo sobre los hechos anteriormente
descritos se realiza desde el enfoque del desarrollo endógeno y la sustentabilidad sistémica, considerando primariamente los argumentos de Vazquez (2007), de Laire (2002) y Saavedra
y Macías (2012). Partiendo
de reconocer que las principales fuentes de ventaja competitiva del futuro son aquellas capacidades y recursos que contribuyan a la conservación del medio ambiente, el desarrollo económico
y social; el fin es que puedan contribuir de manera significativa a una actividad económica
sostenible (Tansuhaj, Mouri, y Mariadoss, 2011).
Según Vázquez (2007), el desarrollo endógeno
se asocia con la capacidad de una comunidad
local para utilizar el potencial de desarrollo existente en el territorio y dar respuesta a los desafíos
que se
le plantean en un momento histórico determinado.
Dicho momento para San Felipe es
hoy,
su comunidad debe a través del capital social
aludir a
Figura 2. Sustentabilidad sistémica del sector
pesquero artesanal
las capacidades de su población
para formar redes y apoyarse mutuamente, sea en aspectos económicos, sociales, culturales, laborales, entre otros, con el fi n de buscar su desarrollo (Solano, 2007).
Adicionalmente debe considerarse que el desarrollo económico se consigue
utilizando las capacidades que las personas, los recursos materiales
y humanos, y la cultura que posee el territorio. Lo que cuenta son las capacidades de los habitantes, su
SUSTENTABILIDAD PRODUCTIVA
SUSTENTABILIDAD SOCIAL
SUSTENTABILIDAD SISTEMICA
SUSTENTABILIDAD
ECOLOGICA
SUSTENTABILIDAD TERRITORIAL
SUSTENTABILIDAD ECONOMICA
espíritu emprendedor, creatividad, y capacidad
de
ahorro (Vázquez, 2007).
Para De Laire (2002) en el caso de los pueblos pesqueros también
es necesario generar sinergias
a partir de inversiones sectoriales y conciliar diversos equilibrios. Donde sí uno de ellos
falta, la actividad en su conjunto pierde sustentabilidad.
Dichos equilibrios se resumen en una propuesta
de visión
sistémica de la sustentabilidad aplicada
a la pesca (ver figura 2): 1) sustentabilidad productiva, que debe propiciar
la explotación racional del recurso,
permitiendo su gestión económica sin derivar en su extinción; 2) sustentabilidad territorial, plantea ver
a la pesca artesanal como una actividad
complementaria a la actividad turística;
3) sustentabilidad económica, destaca la necesidad de otorgar apoyos para la instalación de plantas
procesadoras y campañas de fomento de consumo de pescado y marisco;
4)
sustentabilidad ecológica,
de importancia estratégica para mantener
los ecosistemas; y 5) sustentabilidad social,
factor clave para asegurar el arraigo de las comunidades, lo que demanda servicios básicos, infraestructura
habitacional, escuelas con capacitación para actividades procíclicas y contracíclicas.
Fuente: Elaboración propia con información de de Laire (2002)
La propuesta de de Laire (2002) coincide con Arocena (2001), citado
por Vázquez (2007),
quien
puntualiza que el desarrollo endógeno
es un proceso que combina
la sostenibilidad económica con la social, ya que los actores
públicos y privados toman
las decisiones de inversión con un enfoque holístico
que incluye mejorar la productividad y la competitividad de
las empresas,
resolver los problemas
y mejorar el bienestar de la sociedad.
Empero este enfoque parte de la idea de que no
hay verdadero
desarrollo si los ciudadanos,
no participan en el diseño, ejecución
y control de las iniciativas de desarrollo (Vázquez, 2007).
Metodología
La investigación tiene un diseño no experimental
transversal, definido como exploratorio descriptivo, se utilizó
la investigación documental y un cuestionario para caracterizar a la población ligada a la pesca ribereña
del camarón. La consistencia interna del cuestionario se valoró
con Alfa de Cronbach, obteniendo un resultado de 0.808, que indica una alta confiabilidad. El estudio incluyó a
271 pescadores
.
Resultados
El desarrollo endógeno tiene sus particularidades
dependiendo de si el territorio se define como rural o urbano. Tratándose del primero se
recomienda la
diversificación de la economía rural y la combinación con actividades distintas, a fin de favorecer su desarrollo, sobre todo cuando la economía y el sistema productivo local
están bien conectados
a la red de transportes y comunicaciones, dentro de un contexto
urbano dinámico (Vázquez,
2007).
Empero, cómo diversificar
la
economía de San Felipe,
qué nuevas actividades podrían impulsarse. Para dar respuesta a estas interrogantes en
primer lugar se discierne a partir de un análisis
de contenido
de la normatividad jurídica. Las reflexiones se enuncian a continuación.
La subzona de preservación de la vaquita
marina permite como actividades
compatibles con sus objetivos las de conservación e investigación científica, la educación ambiental,
el ecoturismo o turismo de bajo impacto, el
tránsito de embarcaciones, la captura manual
de moluscos y la instalación de señalización (ver
tabla 3).
No se permiten
actividades productivas que
modifiquen el hábitat de la vaquita ni
de las especies que se
alimenta,
tales como el establecimiento de arrecifes
artificiales, la
exploración y explotación minera,
la modificación de flujos de marea, la perforación de pozos, ni las actividades pesqueras que utilicen artes
de baja selectividad y alto
riesgo de captura incidental (redes de arrastre);
debe
cuidarse que los niveles de ruido
generados por motores y otras actividades no ocasionen perturbaciones sobre la población de
vaquita y otras especies presentes (CONANP, 2007).
Un primer análisis permite
establecer que resulta vejatorio que se obligue a
cambiar el chinchorro por la red
de arrastre, al mismo tiempo que se
propone ampliar la
zona de protección, área
donde el nuevo arte de pesca se encuentra prohibido, ello es la base de la primera reflexión:
las nuevas políticas son resultado de estudios científicos y una muestra legítima
de interés por la sustentabilidad de la reserva a fin de proteger
a las especies endémicas como la vaquita marina o lo que se busca es eliminar de
raíz
a la actividad pesquera sin tomar en consideración los derechos más fundamentales de los pescadores.
Actividades permitidas Buceo (autónomo o libre) Pesca de fomento Captura manual de moluscos Pesca deportivo recreativa Control de especies nocivas Pesca didáctica Ecoturismo o
turismo de bajo impacto Recorridos en embarcaciones con fines turísticos Educación ambiental Señalización Investigación y monitoreo Turismo Navegación en tránsito Uso de embarcaciones con motor fuera de borda a gasolina Pesca con alta selectividad
multiespecífica Actividades prohibidas Arrecifes artificiales Pesca con baja selectividad
multiespecífica y alto riesgo de captura incidental Exploración minera Pesca con baja selectividad multiespecífica y bajo riesgo de captura incidental Explotación minera Perforación de pozos Modificar flujos de marea
Tabla 3. Actividades permitidas, prohibidas e
incompatibles en la Subzona
de Conservación de la Vaquita
Marina
“A
ninguna persona podrá impedirse
que se dedique a la
profesión, industria,
comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad
sólo podrá vedarse por determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero, o por resolución gubernativa, dictada en los términos
que marque la ley, cuando se ofendan los derechos
de la sociedad. Nadie puede ser privado
del producto de su trabajo, sino por
resolución judicial”
Actividades incompatibles Actividades acuático recreativas Desarrollos inmobiliarios en zona costera Actividades cinegéticas Encender fogatas Acuacultura de
fomento y didáctica Extracción de
tule o carrizo Agricultura Ganadería Apertura de brechas o
caminos Maricultivo comercial Aprovechamiento de bancos de
material Modificación de dunas Aprovechamiento forestal no maderable Modificación de
la línea de
costa Cambio de
uso de suelo Pesca de consumo doméstico Campamentos pesqueros temporales Recorridos o
carreras con vehículos motorizados Confinamiento de residuos Remover o
extraer subproductos de
flora y fauna silvestre Construcción de infraestructura turística Senderos interpretativos Construcción de
obra pública o
privada Sitios de
campamento turístico Cultivo comercial de crustáceos, moluscos o peces en
estanquería Sitios de uso de vehículos todoterreno Cultivo de
especies halófitas Uso de
aerobotes o pateras
Fuente: Elaboración propia con información del Programa de
Manejo del Alto Golfo de California de la CONANP.
Derechos que en el
marco
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos emitida por la
Organización de las Naciones Unidas establece en el
artículo 23 que toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección
de su
trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Complementariamente el artículo 5°
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece:
Empero, estas propuestas eliminarían de tajo el
sustento económico de cientos de familias
de
San Felipe,
y prácticamente acabarían con el
poblado. Dado que el gobierno no tiene previsto algún programa
de desarrollo económico complementario, y/o reconversión económica que emplee a los pescadores y les permita
tener un ingreso lícito.
Ello genera vacíos normativos
y contradicciones legales en términos
de reservas naturales, lo que puede provocar,
de acuerdo con Díaz (2008) violaciones en los derechos
fundamentales de las comunidades asentadas en
las
áreas de protección o
zonas de influencia. Al respecto Vázquez (2010) menciona que la ineficacia en las
acciones de conservación, que dejan de lado
al contexto social y económico pueden evidenciarse
en varias áreas protegidas de México, en las que se pretende proteger
a los recursos por
decreto sin consultar
ni involucrar de manera efectiva a las poblaciones locales,
de tal forma que no solo no se ha logrado
mantener la diversidad biológica si no que se ha imposibilitado el adecuado manejo de los recursos naturales, lo que a su vez
ha conllevado
al descontento social y aumento de
conflictos en
torno al manejo y acceso a los recursos.
Este mismo escenario comienza
a vivirse en San Felipe, la población esta incierta
de su futuro y con sus políticas
el gobierno federal estaría propiciando que los pescadores incurran en la pesca furtiva.
En otra línea de ideas, es pertinente señalar que la
vaquita marina es un pequeño cetáceo, especie
poco abundante y restringida que presenta
poca variabilidad genética lo que provoca malformaciones y presuntamente problemas reproductivos en las hembras (biodiversidad. gob.mx), esto
debido a que es la especie con la distribución histórica y actual
más restringida en el mundo (Instituto Nacional
de Ecología y Cambio Climático, 2012).
Para la
cuantificación de su
población
y determinación de su distribución se utilizan técnicas acústicas como medidas indirectas,
ya que su avistamiento es prácticamente imposible. Actualmente se presume
existen un aproximado de
97 ejemplares, de los cuales,
se estima que menos de 25 son hembras
sexualmente maduras (CIRVA,
2014) y se utiliza
el término presuntamente ya que existen varias declaraciones sobre la inexistencia e incluso mitificación del mamífero, al respecto López, Moreno y
Marín
(2014) señalan que solamente
el
14% de los pescadores han manifestado
haber visto al organismo, mientras que la mayoría (86%) manifiesta nunca haber visto a la vaquita. Considerando a las personas
que aseguran haberla visto, existen
83 avistamientos totales, los cuales
sucedieron hace 36 meses o más.
Dada su importancia inherente a su endemismo, han existido
diversas medidas de protección hacia
la especie a través del establecimiento del área de refugio para la protección de la vaquita marina, con su correspondiente programa
de protección y el establecimiento del órgano de evaluación
y seguimiento al programa (CONANP, 2011).
A la par de estas estrategias legales de protección, se han retirado
370 permisos de pesca, 303 pangas y 219 permisos han sido reconvertidos
tecnológicamente. Desde 2008 el Área de Refugio está libre de redes agalleras y de enmalle, 250 permisos han reemplazado las redes agalleras y de enmalle por artes y métodos que evitan la captura incidental de vaquita o han optado por la explotación de otras pesquerías; además
tomando como línea base 1,200 embarcaciones
autorizadas en 2007, a través del PACE: Vaquita
se han reducido
las
redes existentes en el Alto Golfo en un 58.92%,
lo cual ha generado
un costo superior a los 455 millones de pesos. A pesar de ello, las posibilidades de recuperación por
cada
100 vaquitas es de que podría
haber cuatro crías cada año, por
tanto la mortalidad debe
tender a cero (CONANP, 2012).
Es importante hacer mención de que la WWF sugiere que la pesca ribereña de camarón es la responsable de la extinción de la vaquita; señalamiento que realiza sin sustento científico. Si bien es cierto que, autores como Carvalho y
Bessa (2009) siguiendo
a Beck (1994),
plantean que la sociedad industrial se ha convertido en un
riesgo al generar peligros ambientales y sociales. También indican que la
crisis ecológica expresa en realidad una crisis institucional profunda
de la misma sociedad
industrial. Por lo cual las decisiones deben ser tomadas bajo nuevas reglas y bases, que acepten el diálogo y reconozcan
la ambigüedad y ambivalencia
de
los procesos
sociales (López
et al., en prensa).
Por
otro lado, los pescadores ribereños de camarón son en su mayoría
miembros de una sociedad cooperativa, que de acuerdo con Ceballo (2005) en Pedrosa y Hernández
(2011) su gestión se basa en principios
que definen su cultura empresarial, su forma de gestionar y de hacer empresa,
son una actitud ante la vida. Principios entre los que se destaca la
promoción de la cultura ecológica. Es decir la preservación del medio ambiente
y los recursos
naturales.
En San Felipe el 90% de los pescadores pertenece a una cooperativa y
todos
ejercen la actividad con permiso, ello es una muestra del respeto por la Reserva.
Las sociedades cooperativas son organizaciones
de carácter empresarial,
con
una serie de
principios que constituyen su propia cultura. La
Declaración de Identidad
Cooperativa expresa que las cooperativas se basan en los valores de solidaridad, ayuda mutua, responsabilidad,
democracia, equidad e igualdad, valores que sirven como guía para el
comportamiento de una gestión responsable y la base para cualquier
desarrollo sostenible (Puentes-Poyatos y Velazco Gámez, 2009).
Al respecto, la Asamblea General
de las Naciones Unidas proclamó el 2012 como el Año Internacional
de las Cooperativas, resaltando su contribución al desarrollo económico y social, especialmente su
y algunos
tienen un máximo de ocho.
De ahí que las decisiones que afecten a la actividad incidan directamente en la comunidad y su desarrollo. Respecto a la escolaridad, la mayoría de los pescadores cuenta con estudios de secundaria (51.70%), un 23.6% solo posee estudios primarios y 19.9% estudios de bachillerato.
Figura 3. Tipo de permiso
con el que cuentan
los pescadores (especie)
impacto en la reducción de la pobreza, la creación de empleos y la integración. Buscando con ello, hacer notar la contribución de las cooperativas al logro de los
objetivos de Desarrollo
del Milenio y a construir
un mundo
mejor (Organización de las Naciones Unidas, ONU, 2011).
En la pesca ribereña, las cooperativas son una
80.00
70.00
60.00
50.00
40.00
30.00
20.00
10.00
0.00
0.40
73.80
10.00
1.50 0.4 4.8
Almeja
Camaron
Camaro
y Camaron, Camaron,
Escama
manera de maximizar los beneficios comunitarios;
generosa
Escama
Escama y Escama y
tienen el potencial de dotar a los pescadores
Trampa
Tiburón
de los medios para hacer frente a
las crisis medioambientales y socioeconómicas como un
descenso de las capturas, la
enfermedad y la muerte en las familias, los desastres naturales o el hambre. Además existe el reconocimiento general de que las cooperativas podrían aumentar la estabilidad y la capacidad de reacción
de las comunidades pesqueras (FAO, 2012).
En San Felipe la pesca la ejercen tanto hombres (97%) como mujeres (3%), cuyo promedio de edad es de 36.78 años, con un promedio de 14 años de experiencia pescando en
pangas. Con base en los datos se
infiere que la cultura pesquera se transmite entre la comunidad sanfelipense dado que el más joven de los pescadores tiene 18 años y el de mayor edad cuenta con 64.
El 74% de los pescadores depende de la captura de
camarón el 26% restante además
cuenta con permiso para capturar otras especies como almeja generosa, escama, trampa y tiburón
(ver figura 3).
La pesca de camarón
en San Felipe representa el sustento de la comunidad, dado que en promedio cada pescador cuenta con cuatro dependientes
Fuente: Elaboración propia
con datos de trabajo de campo
Reflexiones finales
San Felipe
es una comunidad
pesquera viva, cuya población se organiza
en cooperativas,
agrupaciones socialmente responsables, y respetuosas del medio ambiente, la limitación o eliminación de su actividad, en aras de
la conser
vación de una especie no debe considerarse una política pública sustentable, sino más bien una medida de imagen
para evidenciar ante la
comunidad internacional que se toman acciones para proteger a una especie
en extinción,
aunque dicha medida no garantice
la recuperación de la especie.
Es importante
destacar que de acuerdo a un
estudio realizado por
López el 100% de los pescadores sabe que hay
regiones restringidas
para la pesca y que el 18.10% ha participado en actividades
de vigilancia. Para evitar infringir la normativa el 100% utiliza GPS para ubicar las zonas prohibidas,
además se auxilian
con
las boyas y marcas en tierra, y la totalidad de las pangas usan motores
ecológicos. Esto ilustra que
los pescadores están enterados de la problemática y acatan los lineamientos
de
protección de la vaquita, sin embargo y pese a que cada vez se encuentra más limitada
y vigilada la pesca, la tasa poblacional de la marsopa ha disminuido en un
18.5% anual (CIRVA, 2014).
Es decir, como se ha mostrado anteriormente,
se ha invertido
en
términos económicos en la protección de
la vaquita, se han cambiado artes de pesca, se han delimitado zonas de exclusión, y se controla la actividad pesquera;
empero la especie continúa
extinguiéndose. Eso permite inferir que
quizás la causa de la extinción no es la pesca, y sobretodo que la solución al problema no radica en el cambio o eliminación de la actividad.
Debe reconocerse que San Felipe
es una
comunidad cuya economía
de pesca artesanal
con fuerte arraigo
histórico-cultural constituye
un sistema de producción local (SPL),
debe
propiciarse desarrollo local endógeno a partir
del saber-hacer del territorio, involucrando a su
población, la
cual ciertamente
ha protestado y se ha resistido a las políticas
pero también las ha
respetado y solo pide participar y ser escuchada
a fin de que se valore su capacidad para resignificar y reinventar la dinámica de desarrollo.
Además es preciso detonar la
expansión de capacidades para permitir
re-imaginar la economía local de San Felipe a partir de las condiciones contemporáneas (Siguiendo a Saavedra
y Macías,
2012).
Asimismo la reflexión deja dudas sobre algunas políticas, no se concibe una
respuesta lógica a una serie
de cuestionamientos, entre ellos: ¿Por qué cambiar
el uso del arte de pesca a pesar de
que en diversos
lugares del mundo investigadores han ilustrado el daño que ocasionan a los ecosistemas? ¿Por qué buscar
establecer la prohibición de la pesca, sin previamente
haber definido e impulsado la práctica de otras actividades económicas? ¿Por qué creer que los pescadores sanfelipenses dejarán de lado la
actividad que los ha forjado en su propia forma
de vida?, ¿qué derecho tiene el
gobierno para prohibir a la gente realizar la única actividad que sabe y disfruta
hacer? ¿Quién ha determinado que el valor de conservar 97 marsopas es mayor al de los cientos de pescadores y sus familias?
No se trata de desproteger a un
organismo que
sin lugar a dudas tiene
gran importancia a nivel
mundial, sino más bien se trata de modificar las estrategias para su repoblamiento, vigilancia y protección. No se trata de descuidar lo ambiental por lo social, ni viceversa,
se trata de buscar la verdadera sustentabilidad –que para los autores es la
propuesta por de Laire-
no la sostenibilidad
o sustentabilidad sesgada al aspecto ambiental. No se debe olvidar que para
ser
sustentable se requiere de la comunión entre el ámbito social, económico y ambiental.
Por lo cual se considera que debería
realizarse un análisis riguroso sobre el verdadero impacto de la pesca sobre el organismo, un
comparativo real sobre los
dos
artes de pesca, el chinchorro y la red
de arrastre para evaluar si el chinchorro verdaderamente pudiese
afectar al organismo y si la red
de arrastre
no generará un impacto negativo
mayor que el del arte de pesca actual.
Además se considera pertinente evaluar
si
los
métodos de protección son los ideales o deberían
emplearse otras estrategias para
la repoblación del organismo
que no restrinjan la actividad económica local,
además de la integración de los pescadores en la toma de decisiones referentes a su actividad y región.
Se debe buscar una solución
verdaderamente sustentable a través de un análisis multidisciplinario, holístico, tomando
como marco los derechos fundamentales de los pescadores y de la comunidad de San Felipe.
Por
último, se puntualiza
en la urgencia de construir “desarrollo
endógeno desde el ámbito de la comunidad local” (Saavedra y Macías,
2012, p. 35), dar lugar a respuestas innovadoras construidas desde San Felipe, con la visión de diversificar e innovar
la actual economía de pesca artesanal. Pero considerando que San Felipe es un ecosistema referente de identidad y fuente de cultura y vida.
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