Ahorro para el retiro en M�xico: Impacto de la densidad de cotizaci�n en el saldo de la cuenta individual y la pensi�n previsional

Savings for retirement in Mexico: impact of the contribution density on the balance of the individual account and old-age pension

Quetzalli Atlatenco-Ibarra[1], Mar�a Teresa De la Garza-Carranza[2], Eugenio Guzm�n-Soria[3]

 


Resumen

 

���� Hace poco m�s de 20 a�os, el financiamiento y el c�lculo de la pensi�n previsional del seguro de cesant�a en edad avanzada y vejez del r�gimen obligatorio de seguridad social m�s grande de M�xico fue modificado estructuralmente. En el modelo actual, el monto de la pensi�n previsional depende del saldo de la cuenta individual que cada trabajador que, a su vez, est� estrechamente ligado al tiempo de la vida laboral en el que el trabajador ha contribuido, es decir, la densidad de cotizaci�n. ����

���� En este documento se presentan c�lculos del saldo de las cuentas individuales y la pensi�n previsionales de diferentes cohortes de trabajadores en los que se aprecia c�mo influyen las respectivas densidades de cotizaci�n. Se concluye que �stas, en la mayor parte de los escenarios no son suficientes para obtener una pensi�n previsional por lo que los trabajadores tendr�an que postergar su retiro o recibir en una sola exhibici�n el saldo de su cuenta individual.

Palabras clave: Pensiones previsionales, densidad de cotizaci�n, tasas de reemplazo

Abstract

 

���� A little more than 20 years ago, the financing and calculation of the retirement pension for the old-age and old-age unemployment insurance of Mexico's largest social security system was structurally modified. In the current model, the amount of the pension depends on the balance of the individual account that each worker, in turn, is closely linked to the time of the working life in which the worker has contributed, that is, the density of quotation. This document presents calculations of the balance of individual pension accounts and pensions of different cohorts of workers in which the respective contribution densities influence. It is concluded these, in most of the scenarios, are not enough to obtain a pension so that the workers would have to postpone their retirement or receive in a single exhibition the balance of their individual account.

Key words: Pension plans, contribution density, replacement rates

 

Clasificaci�n JEL: J26, J32, J14

 

Introducci�n

 

���� En la actualidad, M�xico, al igual que gran parte del mundo, est� atravesando por un fen�meno demogr�fico en el que las tasas de natalidad disminuyen al mismo tiempo que la esperanza de vida se incrementa, lo que implica que aumentar� pronunciadamente el n�mero de adultos mayores y por ello deben vislumbrarse pol�ticas p�blicas que promueven entre otros aspectos, la seguridad econ�mica en la vejez, situaci�n que aborda este documento.

���� Es aun tiempo de realizar diagn�sticos de la problem�tica subyacente, as� como de proponer soluciones, considerando que, de acuerdo a Nava y Ham (2008), en M�xico se est� viviendo una etapa conocida como bono demogr�fico que durar� 40 a�os aproximadamente -desde 1990 y hasta 2030- que consiste en que hay un menor n�mero de personas dependientes (hasta 15 a�os de edad o mayores de 65 a�os de edad) con respecto a las personas que se encuentran en el rango de 15 a 65 a�os de edad, es decir, la poblaci�n econ�micamente activa. El bono demogr�fico es justamente la etapa en la que M�xico debiera ser m�s productivo y generar mayor crecimiento econ�mico que derive en ahorro e inversi�n que se ocupar� m�s tarde cuando la poblaci�n envejezca.

���� Una importante fuente ingresos en la tercera edad son las pensiones previsionales recibidas a trav�s de los sistemas de seguridad social, es por ello que este trabajo se enfoca al estudio de dichas pensiones, particularmente a las que se otorgan a trav�s del r�gimen obligatorio del sistema seguridad social m�s grande de M�xico: justamente a noviembre de 2017 se tienen registrados 19,755,991 trabajadores registrados (STPS, 2017a); cabe se�alar que este sistema en particular est� orientado hacia los trabajadores que prestan sus servicios en la iniciativa privada.

���� Parte del r�gimen obligatorio al que se hace referencia, es el seguro de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez que establece las condiciones para acceder a pensiones previsionales. El financiamiento y la forma en que se calculan dichas pensiones cambi� radicalmente el 1 de julio de 1997 porque pas� de ser un modelo de reparto y de

beneficio definido a uno de capitalizaci�n individual y de contribuci�n definida, esto es, las pensiones previsionales de las personas que iniciaron contribuciones antes de la fecha citada (generaci�n de Transici�n) se calculan por medio de una f�rmula en la que se toma en cuenta la edad del trabajador, el n�mero de semanas que contribuy� y si estas rebasan el n�mero m�nimo requerido, as� como el salario de las �ltimas semanas. Los recursos son administrados por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y provienen de las contribuciones al seguro de los trabajadores en activo.

���� Para los trabajadores que fueron inscritos en el r�gimen obligatorio posteriormente (generaci�n AFORE), su respectiva pensi�n previsional ser� calculada conforme al saldo de su cuenta individual la cual es administrada por entidades privadas denominadas Administradoras fondos de ahorro para el retiro (AFORE) y en las que se acumulan las contribuciones que cada trabajador realiza, las de su patr�n y las del gobierno Federal, as� como los rendimientos y que se disminuye por el cobro de comisiones, de manera que todos los riesgos que conlleva el modelo de financiamiento y c�lculo de las pensiones previsionales ahora son asumidos totalmente por el trabajador de forma individual.

���� La introducci�n del modelo de capitalizaci�n individual y de contribuci�n definida de administraci�n privada para el financiamiento y c�lculo de las pensiones previsionales inici� en Chile en el a�o 1980 y continu� su expansi�n en diversas partes del orbe ya que fue adaptado y establecido en 13 pa�ses de Am�rica Latina y 10 en Europa Central y Oriental, Mesa (2015). El argumento m�s empleado para justificar su instauraci�n es que los sistemas de reparto son financieramente insostenibles debido al aumento de esperanza de vida y a la falta de creaci�n de reservas suficientes, y, particularmente en el caso de M�xico, el Centro de estudios sociales y de opini�n p�blica (CESOP, 2017) especifica que se adujo que el cambio de modelo podr�a resarcir problemas como la alta informalidad, la ca�da del salario real y la falta de cultura de la poblaci�n en relaci�n al ahorro, aunado a ello, el nuevo modelo subsanar�a parte de la crisis financiera que estall� en diciembre de 1994 ya que las instituciones financieras administrar�an e invertir�an el ahorro interno generado para as� solucionar sus problemas de liquidez y solvencia. Al respecto cabe se�alar que el presidente de la Comisi�n Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) el organismo encargado de regular el sistema, Carlos Ram�rez Fuentes (citado por Rodr�guez, 2017), declar� que los m�s de 3 billones de pesos que acumula el sistema a diciembre de 2017 son �un ancla de estabilidad en periodos de volatilidad�, cabe se�alar que dicha cantidad representa el 15% del producto interno bruto del pa�s y 25% del ahorro interno del pa�s (M�rquez Rubio, citada por CONSAR, 30 octubre de 2017).

� ���A 20 a�os del cambio de modelo, se ha comprobado que varios de los problemas que se pretendieron resarcir a�n subsisten. Se ha reafirmado tambi�n que esos problemas impactan directamente en el saldo de las cuentas individuales para el retiro debido a que el periodo o los periodos en los que los trabajadores hayan hecho contribuciones al r�gimen obligatorio de seguridad social no ser�n suficientes para alcanzar pensiones que les permita continuar con un nivel de vida similar al que ten�an mientras eran econ�micamente activos, inclusive podr�an no recibir pensi�n previsional por el elevado n�mero de semanas de cotizaci�n m�nimas requeridas (1250 semanas). Factores tales como el bajo nivel de contribuciones al sistema con respecto al salario, los rendimientos del ahorro para el retiro y las todav�a altas comisiones que las AFORES cobran por la administraci�n de las cuentas, pero tambi�n los periodos de intermitencia entre el trabajo formal e informal, ser�n determinantes al momento de calcular el monto de la pensi�n previsional.

���� En este documento se estudia en particular el impacto que tendr� en el saldo de la cuenta individual, tambi�n conocido como saldo pensionario, y la pensi�n previsional el tiempo que las personas contribuyan al r�gimen obligatorio de seguridad social con respecto al periodo que son econ�micamente activos, a esa relaci�n se le denomina densidad de cotizaci�n y representa el tiempo que tuvieron un trabajo formal, es decir, con acceso a la seguridad social, factor que es el principal problema en M�xico para obtener inclusive una pensi�n m�nima en comparaci�n con otros factores como el porcentaje de contribuci�n, las comisiones y los rendimientos hist�ricos, de acuerdo a, Villag�mez (2015). Considerando que, de acuerdo con la Secretar�a de Trabajo y Previsi�n Social (STPS, 2017b), al tercer trimestre de 2017 la tasa de informalidad laboral es del 57.2% y que 2 de cada 10 trabajadores dejan de ser formales despu�s de aproximadamente a�o y medio de serlo (CONSAR, 2017a), es indispensable comprender el impacto que esa situaci�n tendr�a en la pensi�n previsional que los trabajadores recibir�n.

 

Seguridad social

 

���� El medio m�s factible para recibir una pensi�n previsional en M�xico es a trav�s del sistema de seguridad social, por esa raz�n se define en este apartado. De acuerdo a la Organizaci�n Internacional del Trabajo (OIT), es un derecho humano universal, a la vez que es es una necesidad social y econ�mica conformada por diversas ramas que tienen la finalidad de proteger a la poblaci�n en situaciones vulnerables relacionadas con la salud o los ingresos monetarios. La norma m�nima de seguridad social, conocida tambi�n como convenio n�mero 102, establecida en 1952 por la OIT, determina que las ramas que deben constituirla son las siguientes:

1.      �Asistencia m�dica

2.      Prestaciones monetarias por enfermedad

3.      Prestaciones de desempleo

4.      Prestaciones de vejez

5.      Prestaciones en caso de accidentes de trabajo y enfermedad profesional

6.      Prestaciones familiares

7.      Prestaciones de maternidad

8.      Prestaciones de invalidez

9.      Prestaciones de sobrevivencia� (OIT, 1996 � 2018)

���� Diversos pa�ses han suscrito y ratificado el convenio 102, entre ellos, M�xico. Sin embargo, no ha cumplido con todo lo establecido en dicha norma m�nima como, por ejemplo, lo relacionado a las prestaciones por desempleo.

Los sistemas de seguridad social, deben estar fundamentados en cinco principios b�sicos: la solidaridad, la uniformidad, la integralidad o suficiencia, la universalidad y la subsidiariedad Vald�s (2002), los cu�les se explican en la tabla 1.

 

Tabla 1

Principios b�sicos de Seguridad Social

Solidaridad

Todos los miembras aportan al sistema de acuerdo a sus capacidades

Uniformidad

Se debe atender a todas las personas por todas las contingencias y los riesgos estipulados.

Integralidad o suficiencia

La atenci�n m�dica y la protecci�n econ�mica debe ser adecuada en calidad y cantidad, adem�s de garantizar m�nimos.

Universalidad

Todos los miembros de la sociedad deben estar protegidos por el sistema

Subsidiariedad

El derecho a la seguridad social est� garantizado por el Estado y debe suplir las insuficiencias eventuales

 

 

���� Varios de esos principios no est�n vigentes en M�xico, como se explica a continuaci�n. El acceso a la seguridad social en M�xico se establece en el art�culo 123 de la Constituci�n Pol�tica de los Estados Unidos Mexicanos, en la que se estipula que debe haber una relaci�n laboral para tener derecho a quedar protegido por el seguro obligatorio, en esa protecci�n se incluye a los familiares. En esta naci�n, hay dos principales sistemas de seguridad social por la cantidad de personas que protege, una est� enfocada a los trabajadores al servicio del Estado y la otra, a las personas que prestan servicios subordinados a la iniciativa privada.

���� El sistema que ocupa este trabajo es el segundo, el cual es administrado por el Instituto Mexicano de Seguridad Social que fue creado en 1943. El r�gimen obligatorio est� conformado por los seguros de riesgos de trabajo; enfermedades y maternidad; invalidez y vida; retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez y guarder�as y prestaciones sociales. El sistema se financia mediante aportaciones tripartitas, es decir, tanto trabajadores, como patrones y gobierno Federal hacen contribuciones.

���� El seguro de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez es el que se estudia en este documento. Su prop�sito es otorgar pensiones, asistencia m�dica, asignaciones familiares y ayuda asistencial. Para su financiamiento, el trabajador aporta el 1.125% de su salario base de cotizaci�n, el patr�n aporta el 5.150% y el Gobierno Federal 0.234% adem�s de una cantidad espec�fica para salarios menores a 15 unidades de medidas y actualizaci�n. Esas cantidades son muy bajas y redundar�n en bajos saldos pensionarios y, por ende, pensiones previsionales exiguas.

 

Densidades de cotizaci�n y tasa de reemplazo

 

���� La modificaci�n del modelo de financiamiento y c�lculo de los sistemas de pensiones previsionales en varios pa�ses de Am�rica Latina fue promovida y auspiciada principalmente por el Banco Mundial entre 1980 y 1990, con el argumento de la necesidad de reforzar los seguros sociales y los sistemas de ahorro para el retiro, sin embargo, esa misma instituci�n ha reconocido que para que este modelo fuera exitoso, era necesario que los pa�ses reunieran una serie de requisitos b�sicos con la finalidad de que el problema de la insuficiencia de las pensiones y sus sostenibilidad financiera no se revirtiera, Orenstein (2011), inclusive, en reportes internos, ha reconocido que las reformas estructurales dejar�an a muchos asegurados excluidos y en situaci�n de pobreza en la vejez (Gill, Packard & Yermo, 2005; Holzmann & Hinz, 2005).

���� Dicho modelo, que se basa en cuentas individuales, cuya administraci�n est� a cargo de instituciones financieras privadas, est� sustentado en la teor�a del ciclo de vida, Villag�mez (2014), en la que se presupone que las personas tienen empleo estable a lo largo de su vida que le permite tomar decisiones �ptimas con respecto a sus gastos y ahorro, que est�n conscientes de que durante su vida laboral activa deber�n �suavizar� sus consumo con el objetivo de ahorrar para reunir el dinero que requerir�n cuando sean adultos mayores. Sin embargo, esas condiciones � empleo estable y remunerador-, no prevalecen en M�xico ni en general, en Am�rica Latina debido a que, como explica, Uthoff (2006), gran parte de la poblaci�n vive en pobreza, que los trabajos que encuentran son precarios e inestables y que estos solamente les son �tiles para cubrir necesidades inmediatas, adem�s, el modelo tiende a reproducir las desigualdades del mercado laboral, y en general, de la sociedad. De acuerdo a la Comisi�n Econ�mica para Am�rica Latina y el Caribe (CEPAL, 2017), el cambio de modelo tendr�a buenos resultados para �los hombres, trabajadores formales de las �reas urbanas, con altos ingresos y trabajos estables, que realizan cotizaciones durante la mayor parte de la vida laboral� pero, sin embargo, los trabajadores con estas caracter�sticas no son la mayor�a en Am�rica Latina, de ah� que �las caracter�sticas estructurales de los mercados laborales son m�s relevantes que el dise�o del sistema de pensiones como motores de la cobertura� (Calvo y otros, 2010).

���� Aunado a lo anterior, CONSAR (2017b) explica que el ahorro para el retiro genera un c�rculo virtuoso de la econom�a que inicia con el ahorro de los trabajadores, continua con financiamiento a empresas y proyectos que generan empleos, lo que da lugar a crecimiento econ�mico y trae como consecuencia estabilidad macroecon�mica y rendimientos para los trabajadores. Sin embargo, la generaci�n de empleos formales y estables no ha sido el suficiente si se considera que menos del 50% de las cuentas administradas por las AFORES est�n activas, es decir, recibieron al menos una aportaci�n en los �ltimos tres a�os. United Nations Population Fund & HelpAge International (2012) especifican que se ha demostrado que en los pa�ses de Am�rica Latina cuyos sistemas de pensiones son de capitalizaci�n no ha aumentado la cobertura y los costos de financiar los d�ficits operacionales son muy altos, Utohff (2016), abunda en lo anterior y explica que el modelo ha fallado debido a �la dificultad de cubrir la informalidad y a la ausencia de subsidios cruzados para aquellos con baja capacidad de ahorro� como lo son las personas con limitadas densidades de cotizaci�n y los bajos salarios de cotizaci�n. Al respecto, Cepal (2017), se�ala que, en Am�rica Latina ese modelo sustitutivo muestra claros signos de agotamiento y que es necesario transitar a esquemas solidarios y sistemas p�blicos, como lo est�n haciendo Chile, Bolivia y El Salvador, pa�ses en donde se han reincorporado la administraci�n p�blica para ampliar el otorgamiento de pensiones a su poblaci�n particularmente desprotegida.

���� Como se mencion� anteriormente, las densidades de cotizaci�n son uno de los principales factores que afecta el saldo de la cuenta individual y, por lo tanto, el monto de la pensi�n previsional que reciben los trabajadores. Bajo el nuevo modelo, se ha comprobado que las densidades de cotizaci�n son bajas en los pa�ses en los que se ha implementado.

���� En M�xico se han realizado algunos estudios para determinar las densidades de cotizaci�n a lo largo de las dos d�cadas en las que ha estado en funcionamiento el nuevo modelo. As�, Alonso y otros (2015), determinaron que la densidad de cotizaci�n es mayor para los hombres con alto nivel de estudio y de ingresos, mientras que es menor para las mujeres j�venes con bajo nivel de estudios e ingresos; hallaron tambi�n que, en el caso de los trabajadores regulares, la densidad de cotizaci�n es de 70% con base en una muestra aleatoria que les fue proporcionada por CONSAR y que completaron con la encuesta nacional de ocupaci�n y empleo (ENOE), dicha muestra estuvo compuesta por 4 millones de trabajadores que realizaron aportaciones entre 2009 y 2011, mientras que, a partir de una muestra de trabajadores irregulares cotizantes de AFORE Bancomer a 2011, encontraron que su densidad promedio es de 17%.

���� Por otro lado, Herrer�as y Zamarripa (2017), analizaron una base de datos de 40,000 trabajadores que representan a la poblaci�n cotizante a Sistema de Ahorro al Retiro y que ingresaron al sistema entre 1997 y 2007 con la finalidad de determinar qu� factores influyen en la densidad de cotizaci�n para diferentes cohortes como son el g�nero, el nivel salarial, la entidad federativa en la que residen y si tienen alguna hipoteca otorgada por el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT). Demostraron que los hombres con salarios m�s altos y los que tiene hipoteca contratada con el INFONAVIT, son quienes tienen mayores densidades de cotizaci�n. En general, la densidad de cotizaci�n promedio que hallaron fue de 42.2%, mientras que para las mujeres dicho indicador es de 52.1% y para los hombres de 57.6%. En dicha investigaci�n tambi�n se hace una distinci�n entre los trabajadores asignados y los registrados, los primeros son las personas a las cu�les se les asign� una AFORE para administrar su ahorro para el retiro, los segundos son las personas que eligieron AFORE. La densidad de los trabajadores asignados en la muestra fue de 15.8% y de los trabajadores registrados fue de 55.1%

���� Un estudio m�s, el cual es fuente primaria de este trabajo, es el realizado por Casta��n y Ferreira (2017) quienes analizaron 52.8 millones historiales de cotizaciones de trabajadores que han hecho aportaciones desde julio de 1997 a diciembre de 2017, de los cu�les 32.3 millones corresponden a la generaci�n AFORE. Analizaron el indicador para distintas cohortes: g�nero, edad, antig�edad en el sistema, estatus, nivel salarial e inclusive por cuentas con ahorro voluntario o sin �l.

 

Tabla 2

Nota: Adaptado de Dur�n Valverde, F. & Pe�a, H. (2011). Determinantes de las tasas de reemplazo de pensiones de capitalizaci�n individual: escenarios latinoamericanos comparados.
Densidades de cotizaci�n (porcentajes)

 

Entre sus hallazgos se encuentran que, para la poblaci�n estudiada correspondiente a la generaci�n AFORE, es decir, las personas registradas, la densidad promedio es de 42.9%, para los hombres 53.7% y para las mujeres, 46.1%, mientras que las personas asignadas tienen una densidad de 32.7%. Por otro lado, los trabajadores con ahorro voluntario hacen aportaciones a la rama de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez el 73% de su vida laboral, en comparaci�n con el 42.6% correspondiente a quienes no realizan ahorro voluntario en el sistema. De ese an�lisis tambi�n resalta que la densidad de cotizaci�n para quienes perciben entre 1 y 2 salarios m�nimos es de 35%, hallazgo sumamente relevante si se considera que aproximadamente el 50% de los trabajadores formales se encuentran en ese nivel salarial.

���� Un comparativo internacional en el contexto latinoamericano efectuado por Dur�n y Pe�a (2011) muestra densidades de cotizaci�n por actividad econ�mica y g�nero en Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Rep�blica Dominicana, El Salvador, M�xico, Per� y Uruguay que realizaron con base en encuestas de hogares de cada uno de esos pa�ses y cuyos resultados est�n en la tabla 2.

���� Encontraron que para M�xico el indicador es mayor para los trabajadores formales del sector comercial y tur�stico que para los del sector agr�cola y ganadero (incluye caza y selvicultura), la situaci�n se replica como en los estudios que se mencionaron en los p�rrafos precedentes: la densidad de cotizaci�n es mayor para hombres que para las mujeres.

 

 

 

���� En el caso de Chile, Acu�a (2015), reporta que la cotizaci�n al sistema es de 56% para los hombres y 43% para las mujeres y que, a mayor edad y salarios, mayor probabilidad de cotizar. Datos coincidentes con los mostrados por Arenas et al. (2004) en los que se encuentra que la densidad promedio es de 52.4%, para los hombres de 59.8% y para las mujeres 43.8%. Por otro lado, Argueta y otros (2015), realizaron un an�lisis de las densidades de cotizaci�n en El Salvador y encontraron que el promedio de ese indicador es del 23%, para los hombres de 25% y para las mujeres de 22%. Para Argentina, Bertranou y S�nchez (2004), determinaron que la densidad promedio en el sistema de capitalizaci�n individual en el periodo de 1994 a 2001 es de 49.8%, para los hombres 50.5% y para las mujeres, 48.2%.

���� La densidad de cotizaci�n es un factor decisivo para determinar la suficiencia individual del monto de la pensi�n previsional, la cual es generalmente medida a trav�s de un indicador conocido como tasa de reemplazo que muestra, en t�rminos relativos, el monto de la pensi�n con respecto al salario del trabajador. Dur�n y Pe�a (2011), distinguen distintos tipos de tasas de reemplazo de acuerdo a diferentes criterios que se muestran en la tabla 3.

 

 

Tabla 3

Clasificaci�n tasa de reemplazo

Criterio

Divisi�n

Descripci�n

Fuentes de datos utilizadas

Te�ricas

Patrones t�picos de carrera

Emp�ricas

Datos reales

Simuladas

Resultado de un modelo de simulaci�n

Horizonte temporal

Reales

Relaciona el salario efectivo durante la etapa activa

Prospectivas

Se proyecta la evoluci�n de los salarios

Salario

Transversal

Se calcula con datos de un momento determinado

Longitudinal

Compara los ingresos en diferentes etapas de la vida activa

Nivel de agregaci�n

Individual

Ingresos de cada individuo

Promedio

Ingreso de un grupo de individuos

Unidad de an�lisis

Individual

Se calcula con base en los ingresos del individuo

Basada en la familia

Se calcula con base en los ingresos de la familia

Tratamiento Fiscal

Neta

Despu�s de impuestos

Bruta

Antes de impuestos

 

Nota: Adaptado de Dur�n Valverde, F. & Pe�a, H. (2011). Determinantes de las tasas de reemplazo de pensiones de capitalizaci�n individual: escenarios latinoamericanos comparados.

 

���� Por su parte, Villag�mez (2014), detalla algunas razones por las que se espera que la tasa de reemplazo sea menor que el 100%: disminuci�n de los gastos asociados a la vida laboral como transporte y vestimenta, el tratamiento fiscal de la pensi�n es distinto al de los salarios, omisi�n de aportaciones a la seguridad social, disminuci�n o ausencia del ahorro para el retiro, ajustes de patrones de consumo tienden a la producci�n dom�stica e inclusive cambio de domicilio a inmuebles m�s peque�os.

���� No existe un consenso sobre cu�l es la tasa de reemplazo ideal. Seg�n el convenio 102 de la Organizaci�n internacional del trabajo (OIT), la tasa de reemplazo m�nima debe ser de 40% del total de los ingresos anteriores del trabajador de una pensi�n previsional de vejez, mientras que para la Organizaci�n para la Cooperaci�n y Desarrollo Econ�mico (2009, 2012) expresa que una tasa de remplazo del 70% es la m�s recomendable para que los individuos promedio mantengan un nivel de vida similar al anterior al retiro y que en sus c�lculos realizados en 2017, las tasas de remplazo bruta (antes de impuestos) promedio para los hombres de sus 35 pa�ses miembros que reciben una

 

 

 

 

 

 

 

pensi�n previsional de 52.9% de su salario y para las mujeres, de 52.3%. Esos mismos indicadores, en el caso de M�xico, es de 26.4% para los hombres y de 24.8% para las mujeres, los cuales son menores que en Chile porque las respectivas tasas son 33.5% y 30.3% (OCDE, 2017).

 

 

M�todo

 

���� Los c�lculos del saldo pensionario se realizaron con base en la f�rmula empleada por CONSAR (2017c) que se muestra y describe a continuaci�n:

En donde,

�es el saldo final de la cuenta individual, es decir, la cantidad de dinero que cada trabajador ha acumulado a lo largo de su vida laboral y que corresponde a su ahorro para el retiro junto con los rendimientos netos (sin comisiones).

�es el saldo inicial de la cuenta individual, corresponde al monto que tiene acumulado el trabajador al inicio del ejercicio del c�lculo saldo final de la cuenta individual.

�= es el rendimiento real mensual antes de comisiones

�= es la comisi�n mensual que cobran las AFORES a cada trabajador por concepto de administraci�n de su cuenta individual.

���� �= es la densidad de cotizaci�n. En los c�lculos de la calculadora de CONSAR, este par�metro se encuentra fijo al 80% de semanas cotizadas al r�gimen obligatorio de seguridad social, en este documento var�a conforme a diferentes cohortes.

�= es la aportaci�n mensual obligatoria al seguro de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez, equivale al 6.5% del salario base de cotizaci�n del trabajador consistente en las aportaciones del trabajador (1.125%), su patr�n (5.15%)y el gobierno federal (0.225%).

�= es la aportaci�n mensual voluntaria a la cuenta individual.

�= es el monto mensual que el Gobierno Federal aporta a la cuenta individual de cada trabajador. Depende del nivel salarial y de las veces �ste que corresponde a la unidad de medida y actualizaci�n (UMA) hasta quince veces, el valor de la UMA a noviembre de 2017 es de $75.49 pesos. El monto de la cuota social fue modificado a partir de mayo de 2009 y se actualiza trimestralmente conforme al �ndice Nacional de Precios al Consumidor.

�= es el n�mero de meses que restan para llegar a la edad de retiro.

���� Para el c�lculo de la pensi�n previsional en la modalidad de retiro programado, en los casos en los que las semanas de cotizaci�n son al menos 1,250, tambi�n se emple� la siguiente f�rmula:

���� De esa f�rmula, es el valor de la unidad de renta vitalicia a la edad x calculada de acuerdo a la metodolog�a establecida en el anexo C de la circular Disposiciones de car�cter general aplicables a los retiros programados de CONSAR (2012, 26 de junio). La unidad de renta vitalicia es el valor presente de una pensi�n equivalente a $1 peso desde la fecha de retiro hasta la �ltima edad de la tabla de mortalidad. La f�rmula es la siguiente:

De donde,

�= es la edad actual

�= es la �ltima edad de la tabla de mortalidad para trabajadores activos

�= es el valor presente

�= es la probabilidad de que una persona de edad x alcance la edad x+k

���� Es necesario recalcar que, en el c�lculo de la unidad de renta vitalicia, el g�nero es importante ya que las probabilidades de sobrevivencia son mayores para las mujeres que para los hombres, por ello, las pensiones de las mujeres son menores ya que se espera que vivan m�s que los hombres de manera que el saldo pensionario que hayan reunido las mujeres tendr�a que repartirse por m�s a�os que entre los hombres.

Finalmente, la tasa de reemplazo se calcula de la siguiente manera:

���� Las densidades de cotizaci�n que se utilizaron para las diferentes cohortes analizadas en este trabajo fueron publicadas por Casta��n y Ferreira (2017), su relevancia radica en que emplearon el historial de aportaciones de todos los trabajadores que han cotizado al seguro social de julio de 1997 a diciembre de 2015, se centraron en 32.3 millones de trabajadores de la denominada generaci�n AFORE.

Para todas las cohortes analizadas se emplearon las siguientes hip�tesis demogr�ficas y financieras

Edad actual: 25

Saldo inicial pensionario: $0

Salario base diario de cotizaci�n: $333.01 pesos, el cual es salario promedio de cotizaci�n del seguro social a noviembre de 2017 (STPS, 2017a).

Rendimiento real anual: 5.51% correspondiente al periodo de 1997 a noviembre de 2017 (CONSAR, 2017d).

Comisi�n anual: 1.035% que es la comisi�n anual promedio que las AFORES cobran a cada trabajador por concepto de administraci�n de su cuenta individual (CONSAR, 2017e).

Resultados y discusi�n

���� En la cohorte de la generaci�n AFORE en su conjunto, la densidad de cotizaci�n que se emple� es de 42.9% (Casta��n & Ferreira, 2017).

���� Dado que las semanas de cotizaci�n son menos de 1250, los trabajadores que se encuentran en estos casos no tendr�an derecho a una pensi�n previsional del seguro de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez de acuerdo a los art�culos 154 y 162 de la ley del seguro social, aunque podr�a retirar su saldo final de la cuenta individual pero no tendr�an acceso a la asistencia m�dica a menos de que re�na 750 semanas de cotizaci�n como se puede apreciar en la tabla 4.

 

Tabla 4

Saldo pensionario en el caso de la densidad promedio. Generaci�n AFORE

Edad de retiro

Semanas de cotizaci�n

Saldo Pensionario

60

823

$387,138.4

65

940

$503,068.16

70

1,058

$645,639.63

75

1,176

$827,737.28

 

 

���� En el escenario diferenciado por g�nero se encuentra en la tabla 5, se modific� el salario base de cotizaci�n, se emple� $348.95 pesos para los hombres y $306.07 pesos para las mujeres, los cu�les son datos registrados a noviembre de 2017 (STPS, 2017a). La densidad de cotizaci�n de los hombres es de 53.7% y de las mujeres, de 46.1% (Casta��n & Ferreira, 2017).

���� De la tabla 5 se aprecia que solamente los hombres que se retiren a los 75 a�os de edad podr�an alcanzar las semanas de cotizaci�n requeridas y que su pensi�n representar�a el 57.07% de su salario. En todos los dem�s casos, no se re�nen el periodo m�nimo necesario para tener acceso a una pensi�n previsional. Cabe se�alar que para el c�lculo de la pensi�n previsional se utiliz� la unidad de renta vitalicia reportada por CONSAR (2017f) para hombres correspondiente al periodo del 27 de noviembre al 3 de diciembre de 2017.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tabla 5

Saldo pensionario y pensi�n previsional diferenciados por g�nero

 

Edad de retiro

G�nero

Semanas de cotizaci�n

Saldo pensionario

Pensi�n Previsional

Tasa de Reemplazo

60

Masculino

902

$440,682.56

N/A

N/A

Femenino

774

$334,592.16

65

Masculino

1,031

$572,818.16

Femenino

885

$438,291.72

70

Masculino

1,159

$735,381.28

Femenino

995

$567,077.10

75

Masculino

1,288

$942,789.86

$5,974.49

57.07%

Femenino

1,106

$727,016.80

N/A

N/A

 

 

���� Se realizaron m�s c�lculos del saldo pensionario y de la pensi�n previsional para diferentes cohortes de salarios: 2, 5, 10 y 15 salarios m�nimos. Las densidades de cotizaci�n empleadas fueron 35%, 64%, 74% y 77%, respectivamente, las cu�les son los porcentajes hallados por Casta��n y Ferreira (2017). Se utiliz� el salario m�nimo a noviembre de 2017, el cual equival�a a $80.04 pesos, y las unidades de renta vitalicia para los hombres reportadas por CONSAR (2017f). Los resultados se muestran en las tablas 6, 7, 8 y 9.

 

Tabla 7

Saldo pensionario y pensi�n previsional para trabajadores con 5 salarios m�nimos

 

Edad de retiro

Semanas de cotizaci�n

Saldo pensionario

Pensi�n previsional

Tasa de reemplazo

60

1,075

$580,004.25

N/A

N/A

65

1,229

$759,673.94

70

1,382

$983,009.06

$5,499

45.80%

75

1,536

$1,260,259.14

$7,986

66.52%

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tabla 6

Saldo pensionario y pensi�n previsional para trabajadores con 2 salarios m�nimos

Edad de retiro

Semanas de cotizaci�n

Saldo Pensionario

60

588

$158,278.04

65

672

$207,332.87

70

756

$268,254.50

75

840

$343,913.59

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tabla 8

Saldo pensionario y pensi�n previsional para trabajadores con 10 salarios m�nimos

Edad de retiro

Semanas de cotizaci�n

Saldo pensionario

Pensi�n previsional

Tasa de reemplazo

60

1,243

$1,233,722.44

N/A

N/A

65

1,420

$1,616,087.85

$8,159.20

33.98%

70

1,598

$2,090,950.79

$11,696.84

48.71%

75

1,776

$2,680,687.23

$16,987.60

70.75%

 

 

 

 

 

 

Tabla 9

Saldo pensionario y pensi�n previsional para trabajadores con 15 salarios m�nimos

Edad de retiro

Semanas de cotizaci�n

Saldo pensionario

Pensi�n previsional

Tasa de reemplazo

60

1,293

1,869,658.59

8,668.38

24.07%

65

1,478

2,455,491.61

12,397.12

34.42%

70

1,663

3,177,000.64

17,772.24

49.34%

75

1,848

4,073,049.01

25,811.04

71.66%

 

 

 

 

 

 

���� De lo anterior se desprende que, para los trabajadores con dos salarios m�nimos, en ning�n caso se alcanzan las semanas m�nimas necesarias, pero, para los dem�s escenarios la densidad de cotizaci�n si es suficiente para recibir una pensi�n previsional que alcanza una tasa de reemplazo de 70.75% si el trabajador se retira a los 75 a�os con un salario de 10 veces el salario m�nimo y de 71.66% con un salario equivalente a 15 veces el salario m�nimo.

���� Tambi�n se efectuaron c�lculos para los trabajadores que realizaron aportaciones voluntarias a su cuenta individual. Se consider� una densidad de cotizaci�n de 73% (Casta��n & Ferreira, 2017) y ahorro voluntario mensual del 3% del salario base de cotizaci�n. Se utilizaron las unidades de renta vitalicia para hombres reportados por CONSAR (2017f) y el salario base diario de cotizaci�n correspondiente fue de $333.01 pesos.

���� De la tabla 10 se observa que, a partir de los 65 a�os de edad, la densidad de cotizaci�n que se alcanza es suficiente para cumplir con el requisito de semanas de cotizaci�n, y que, a los 70 a�os, la tasa de reemplazo ya rebasa el m�nimo sugerido.

 

 

 

����

De los escenarios mostrados, se aprecia que, para la mayor�a de los casos, las semanas de cotizaci�n ser�n insuficientes para recibir una pensi�n de acuerdo a los requisitos establecidos en la ley del seguro social. Tambi�n se advierte que se encuentran en situaci�n particularmente vulnerable las mujeres y las personas que reciben menos de 5 salarios m�nimos. Al respecto cabe se�alar que CONSAR (2018) especifica que el salario promedio de los trabajadores afiliados al sistema de seguridad social aqu� analizado, es de 3.76085 unidades de medida y actualizaci�n (UMAS) al cuarto trimestre de 2017. El valor de las UMAS es inferior al del salario m�nimo, ya que, en el periodo especificado era de $75.49 pesos diarios, mientras que el del salario m�nimo era de $ 88.36 pesos diarios a diciembre de 2017.

���� Las mujeres se encuentran tambi�n en una situaci�n muy vulnerable porque su densidad de cotizaci�n es menos del 50% y, adem�s, corresponden al 39.6% de los trabajadores cotizantes al seguro social (CONSAR, 2018), lo que contrasta con la proporci�n que representan con respecto a la poblaci�n total de M�xico, el 51.7%. A su vez constituyen el mayor sector de la poblaci�n econ�micamente inactiva porque de 37 millones de personas, las mujeres son 27 millones aproximadamente (STPS, 2017b).

 

Tabla 10

Saldo pensionario y pensi�n previsional para trabajadores con ahorro voluntario

Edad de retiro

Semanas de cotizaci�n

Saldo pensionario

Pensi�n previsional

Tasa de reemplazo

60

1,226

$782,637.14

$3,628.58

N/A

65

1,401

$1,025,198.48

$5,175.95

51.81%

70

1,577

$1,326,437.52

$7,420,13

74.27%

75

1,752

$1,700,548.93

$10,776.43

107.87%

 

 

 

 

 

 

���� A lo anterior es necesario agregar que, en la actualidad, la pensi�n previsional promedio que las mujeres reciben de los sistemas de seguridad social es de $5,128 pesos mensuales en comparaci�n con los $6,602 pesos mensuales de los hombres (CONSAR, 2018). En la figura 1, elaborada con informaci�n de CONSAR se expone, qu� proporci�n de mujeres recibe una pensi�n de alg�n sistema de seguridad social y de sistemas de asistencia social (no contributivas) las cu�les son mucho menores a las primeras, $611 pesos mensuales en promedio (�dem).

 

Figura 1: Tipos de pensi�n previsional por g�nero

 

���� Aunque, el reciente modelo de pensiones previsionales tiene algunas caracter�sticas positivas para los trabajadores como la propiedad de los recursos de la cuenta individual y la portabilidad que permite a los trabajadores continuar aportando a su cuenta individual sin importar sus cambios de trabajo y de sistema de seguridad social, en este documento se muestra que la densidad de cotizaci�n para diferentes cohortes es insuficiente, por lo que en pocos casos, se alcanza el n�mero m�nimo requerido para

 

 

 

obtener una pensi�n previsional y en el escenario en el que se tenga acceso a �sta, su monto representa un porcentaje bajo del salario del trabajador, es decir, la tasa de reemplazo es menor a la recomendada.

���� Es pertinente mencionar que en los casos en los que los trabajadores tengan al menos 60 a�os de edad para el ramo de cesant�a en edad avanzada o de 65 a�os para el ramo de vejez y no re�nan al menos 1250 semanas de cotizaci�n, podr�an seguir laborando para alcanzar el tiempo requerido de aportaciones, pero tambi�n podr�a optar por retirar su saldo pensionario en una sola exhibici�n lo que representa un gran riesgo puesto que no podr� contratar alguna renta vitalicia ni recibir una pensi�n a trav�s del esquema de retiros programados. Los trabajadores tambi�n pueden retirarse antes de las edades establecidas si su saldo pensionario es mayor en 30% al monto necesario para recibir una pensi�n m�nima garantizada, lo cual es poco probable considerando los escenarios presentados en este documento. �

���� Por lo previamente expuesto, el r�gimen obligatorio de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez ser�n insuficiente para proteger a los trabajadores afiliados y para lo poblaci�n en general. Es necesario que se complemente con un pilar solidario y/o un piso de protecci�n social universal porque, aunque en M�xico si existen programas de pol�ticas p�blicas para la protecci�n econ�mica en la vejez como la �Pensi�n para adultos mayores de 65 a�os y m�s�, est�n focalizados a grupos de la poblaci�n muy vulnerables y limitado por cuestiones presupuestales, as� mismo, en algunas entidades federativas y municipios hay algunos programas que otorgan ayudas econ�micas a los adultos mayores de sus �reas de circunscripci�n, �stas dependen de diversas variables ya que no son obligatorias porque no est�n debidamente legisladas, a diferencia de la �Pensi�n alimentaria para personas mayores de 68 que residen en la Ciudad de M�xico�� la cual es un derecho respaldado por la legislaci�n respectiva que data del a�o 2003. No obstante lo anterior, es indispensable que se creen las reservas suficientes que impidan que las pensiones sean pagadas con cargo al gasto corriente.

���� Igualmente es necesario fomentar y promover otros mecanismos de ahorro voluntario para los sectores de la poblaci�n que pueden destinar parte de sus ingresos para tal fin y deciden recurrir a planes de retiro como los ofrecidos por empresas de seguros. Tambi�n se sugiere que los patrones implementen planes ocupacionales de pensiones en beneficio de sus trabajadores, que en M�xico existen, sin embargo, los incentivos fiscales disminuyeron a ra�z de la reforma financiera de 2013.

 

 

Conclusiones

 

���� En este documento se ha presentado un an�lisis del impacto que las densidades de cotizaci�n tienen en el saldo pensionario y en la pensi�n previsional que recibir�an los trabajadores, se realiz� para algunos casos representativos y sus hip�tesis tanto financieras como actuariales permanecen constantes a lo largo del tiempo. Se encontr� que en la mayor�a de los casos analizados no se alcanzar�n las semanas necesarias para recibir una pensi�n previsional y que, por lo tanto, los trabajadores tendr�an la opci�n de retirar sus recursos en una sola exhibici�n al llegar a las edades m�nimas establecidas en el seguro de retiro, cesant�a en edad avanzada y vejez. En los escenarios que muestran que los trabajadores recibir�an una pensi�n previsional porque cumplen los requisitos de edad y semanas cotizadas, �sta ser� exigua porque las tasas de reemplazo son menores al est�ndar propuesto por la OCDE.

���� La baja cobertura, es decir, el n�mero de personas que tienen acceso a la seguridad social, es un factor que debe atenderse por ello es imperativo que el modelo del sistema de pensiones previsionales que impera en M�xico sea complementado con pisos de seguridad social que al menos proporcionen cierta seguridad a la poblaci�n mayormente empobrecida, como lo ha sugerido reiteradamente la OIT. Tambi�n es imperioso analizar la experiencia internacional, ya que, por ejemplo, en 2008, Chile implement� un pilar solidario en su sistema de pensiones en el que se incluyen a las personas que no lograron ahorrar lo suficiente o que no estaban cubiertos por el sistema de seguridad social para obtener una pensi�n previsional digna.

���� Por otro lado, el financiamiento y otorgamiento de pensiones previsionales de los trabajadores independientes, no ha sido atendido a profundad, ya que, aunque, tienen derecho a crear y aportar a una cuenta individual para el retiro, no se han creado mecanismos que hagan obligatorio generar el ahorro suficiente.

Algunos temas de investigaci�n para futuros trabajos son la creaci�n de un sistema nacional de pensiones para los adultos mayores, en el que se complementen los diferentes pilares que lo conformen, as� como implicaciones de modificaciones a los modelos de financiamiento y otorgamiento de pensiones, pero, adem�s, los indispensables incentivos para el ahorro voluntario y mecanismos de apoyo a sectores particularmente vulnerables en el mercado laboral.

 

 

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La Dra. Quetzalli Atlatenco Ibarra, agradece a la SEP-SES por el apoyo posdoctoral recibido a trav�s del Programa para el Desarrollo Profesional Docente otorgado al cuerpo acad�mico de Gesti�n Organizacional del Departamento de Ciencias Econ�mico Administrativas del Instituto Tecnol�gico de Celaya.

 



[1]Doctora en Ciencias de la Administraci�n, Profesora de asignatura, Departamento de Ciencias Econ�micas Administrativas, Instituto Tecnol�gico de Celaya, L�nea de investigaci�n: Estudios prospectivos del desempe�o organizacional, e-mail: qatlatenco@yahoo.com.mx

[2] Doctora en Ciencias Administrativas, Profesora Investigadora, Departamento de Ciencias Econ�micas Administrativas, Instituto Tecnol�gico de Celaya, L�nea de investigaci�n: Estudios prospectivos del desempe�o organizacional, e-mail: teresa.garza@itcelaya.edu.mx

[3] Doctor en Ciencias en Econom�a, Profesor Investigador, Departamento de Ciencias Econ�micas Administrativas, Instituto Tecnol�gico de Celaya, L�nea de investigaci�n: Estudios prospectivos del desempe�o organizacional, e-mail: eugenio.guzman@itcelaya.edu.mx

 

Art�culo Recibido: 1 de Febrero de 2018

Art�culo Aceptado: 13 de Abril de 2018