Cultura
de innovación: Una revisión de literatura
Innovation culture: A review
of the literature
Alexis Vera[1]
Resumen
La creciente
necesidad de innovación en las empresas ha llevado a los interesados a
investigar sus determinantes y características desde hace algunos años. Diversos
autores han identificado relaciones positivas entre cultura organizacional e innovación.
Aquellas características culturales que apoyan la generación de innovación
constituyen lo que se conoce comúnmente como cultura de innovación. El interés
por la investigación de este fenómeno ha incrementado, no obstante, aún queda
mucho por indagar. El presente trabajo muestra los resultados de una revisión
de lo publicado en los últimos diez años en ciertas bases de datos electrónicas
acerca del fenómeno cultura de innovación en las empresas. Los resultados
sugieren que ha sido relativamente escasa la investigación en el campo y
revelan oportunidad para ampliar y profundizar los conocimientos que se tienen
sobre las culturas de innovación, en especial desde enfoques metodológicos más
cualitativos que cuantitativos y desde paradigmas de investigación más
interpretativos o naturalistas que positivistas o neopositivistas. Este es
probablemente el primer ejercicio de su tipo sobre dicho fenómeno.
Palabras
clave: Cultura de
innovación, cultura organizacional, innovación, innovadora.
Abstract
The growing
necessity of innovation in business has led many actors to investigate its
determinants and characteristics from different angles. Many authors have
identified positive relationships between organizational culture and
innovation. The cultural characteristics that support the generation of
innovation constitute what is commonly known as innovation culture. Research
interest in this phenomenon have increased in the last two decades. However, it seems there is still a lot to be
studied in the field. This work presents the results of a review of published
empirical research in certain electronic data bases in the past ten years on
the culture of innovation phenomenon within companies. Findings suggest there’s
still a relatively small amount of research, which reveals great opportunities
to grow and dig on the current stock of knowledge, especially from a
qualitative research focus (as opposed to a quantitative one); and from an
interpretative or naturalist paradigm, as opposed to a positivist or
neopositivist one. This is probably the first exercise of its kind on the
previously mentioned phenomenon.
Key words: Innovation culture, organizational
culture, innovation, innovativeness, innovative.
Códigos
JEL: L000, L200, O310
Introducción
Desde
principios del siglo XX diversos autores han señalado la importancia de la
innovación para la sostenibilidad y competitividad de las empresas. Joseph
Schumpeter, autor clásico del tema, señaló a principios de la década de los
años 40 que “la innovación juega un rol clave en la supervivencia de las
firmas; la innovación ‘impacta no sólo los márgenes de ganancia y la producción
de las empresas existentes, sino también sus fundamentos y vida misma’” (Cefis & Marsili, 2005, p.1167).
Recientemente, en 2015, la consultora Boston Consulting
Group en una encuesta realizada a 1500 altos
directivos provenientes de una amplia variedad de industrias en todas las
regiones del mundo, identificó que el 79 % de los encuestados señaló la
innovación y el desarrollo de producto como la máxima prioridad o como una de
las 3 más importantes dentro de su compañía. Importancia que ha ido creciendo
desde un 66 % en 2005, fecha en que empezó a efectuar dicha encuesta (Ringel, Taylor & Zablit,
2015).
Por
otro lado, Cefis y Marsili
(2005) a través del análisis de una muestra de más de 3,000 firmas holandesas,
identificaron que la innovación es un factor que impacta de manera
significativa la supervivencia de las empresas en el mercado. De tal suerte que
ser una firma innovadora aumenta las probabilidades de supervivencia hasta en
un 25 % de acuerdo con su estudio. Sin embargo, la innovación no es el único factor
determinante del éxito o fracaso de una empresa: autores como Audretsch (1995) y Cefis y Marsili (2005) han demostrado que existen otras variables
que influyen con igual magnitud la probabilidad de permanencia en el mercado;
por ejemplo, tamaño de la empresa, tasa de crecimiento e intensidad tecnológica
de su sector industrial. Los autores de dichos estudios sugieren que la
importancia de la innovación para una compañía varía dependiendo de ciertos
factores, dos bien identificados son el tipo de industria en la que opera y
mercado al que sirve.
Por
otro lado, diversos investigadores han explorado los factores determinantes de
la innovación en las empresas, pero hay poca consistencia en sus hallazgos. Algunos
autores han asegurado que la cultura organizacional puede estimular la
innovación y que en muchos casos es un factor que determina considerablemente
la producción de innovación de una empresa (Gomes, Del Prá
& Alegre, 2015); Stock, Six y Zacharias (2013);
Calderón y Naranjo (2007); Satsomboon y Pruetipibultham (2014); Camio (2014);
(Wang, Guidice, Tansky &
Wang, 2010). No obstante, Büsgens,
Bausch y Balkin (2013) en su revisión de literatura
encontraron datos contradictorios para la relación cultura – innovación: “algunos
estudios han incluso revelado correlaciones negativas para variables culturales
como cultura de apoyo” (p.764).
De
esta manera tenemos que al día de hoy no ha sido consistente el entendimiento
de cómo ni cuánto influye la cultura de una empresa en la generación de
innovación al interior de esta. A ello se añade la complejidad proveniente de
la heterogeneidad cultural que existe en el conjunto de empresas de cualquier
sector; ésta se ve reflejada en los más de 40 valores culturales que, de
acuerdo con Büsgens et al. (2013), se han investigado
en los últimos años.
En la
última década se ha incrementado la atención que los investigadores han dado a
la relación entre cultura organizacional (CO) e innovación. Algunos autores
hablan específicamente del fenómeno cultura de innovación (CI); también la
llaman cultura innovadora, cultura promovedora de innovación, o cultura
orientada a la innovación (Camio, 2014; Jucevicius, 2007; Tejeiro, 2014; Stock et al., 2013; Zien y Buckler, 1997). Sin
embargo, no hay consenso sobre lo que caracteriza a las culturas de innovación
debido principalmente a que se trata de un fenómeno relativamente poco
estudiado hasta hoy. Existe incluso cierto disenso en aquello que conforma a
una CI. En efecto, dado que el concepto de cultura es muy amplio se presta a
múltiples interpretaciones, especialmente en el campo de la administración,
cuyo estudio ha sido importado de la antropología.
Considerando
que es poco discutible la importancia de la innovación en las empresas y que la
cultura de innovación es sustancial para que una organización innove, resulta
relevante prestar atención al fenómeno CI, en especial porque ha sido
insuficiente el análisis realizado hasta ahora. Así, el objeto de estudio del
presente artículo es la cultura de innovación en las empresas, conceptualizada de
manera general como el conjunto de rasgos culturales de una organización que
favorece su capacidad de innovar.
Aquí
lo cultural es concebido ampliamente como todo aquello que el sujeto aprende al
convivir como miembro de una organización. Típicamente, lo culturalmente
aprendido incluye aspectos cognitivos, como pueden ser valores y significados
que comparten los miembros de un grupo; así como aspectos materiales (expresiones
tangibles de lo cognitivo) tales como vestimenta y distribución física de las
oficinas, políticas, estrategias y métodos de organización –entre otros aspectos-
también pueden ser considerados expresiones de la cultura en tanto que se trata
de productos hechos, formulados o adoptados por los mismos colaboradores y
directivos de una empresa.
Posiblemente
se trata de un fenómeno relativamente poco investigado y porque su estudio
proviene de otra disciplina (la antropología), prevalece cierta heterogeneidad
en las concepciones e interpretaciones del término cultura organizacional en
general, y del término cultura de innovación en particular. Esto ha arrojado
resultados de investigación poco comparables entre sí, especialmente cuando se
estudia cultura de innovación. Investigaciones sobre CI se han enfocado en elementos
culturales que otros estudios ignoran. Cuando se habla de CI no hay consenso
sobre qué debe ser observado o analizado dentro de una empresa para producir
conocimiento que sume al campo.
De
esta manera, en la investigación sobre cultura de innovación se pueden distinguir
objetos de estudio diferentes a pesar de aludir al mismo fenómeno. Tal variedad
parece estar relacionada con la diversidad de conceptualizaciones e
interpretaciones que prevalece sobre CI. Esto sugiere que existe cierto enredo
conceptual que necesita ser atendido para organizar mejor la investigación en
el campo.
El objetivo
de la presente revisión de literatura es verificar qué se ha publicado
recientemente sobre el fenómeno cultura de innovación en las empresas e identificar
las características básicas de dicha producción. Esta tarea se realizó a través
de una revisión y análisis de literatura arbitrada disponible en diversas bases
de datos electrónicas.
La
innovación en las empresas
Tanto
en la literatura académica como en el mundo de los negocios existen múltiples
definiciones de innovación. No hay un consenso sobre lo que significa el
vocablo, sin embargo, hay ciertos elementos comunes que se pueden detectar en
la mayoría de las definiciones hoy empleadas. En una encuesta realizada por la
firma General Electric (2012) para identificar cómo el mundo de los negocios
definía la innovación, se encontró que la respuesta más citada fue la
siguiente: “la implementación de nuevos procesos, productos, cambios
organizacionales o cambios de marketing” (Vaughan, 2013, p.12). Así, el citado
autor nota que existen ciertos componentes fundamentales en prácticamente todas
las definiciones del fenómeno: a) hacer realidad una idea; b) cambiar algo para
hacerlo mejor; y c) la noción de novedad. Asimismo, Stauffer
(2015) precisa que lo innovador debe producir valor para alguien:
Para ser innovador, ese algo debe ser nuevo y
diferente de lo que previamente ha existido en tal contexto. Y debe de alguna
forma beneficiar a alguien o a algo (aunque también puede ser perjudicial).
Implícito en su definición está el hecho de que para
ser una innovación, ese algo debe ser efectivo, es decir ha de funcionar. De
otra forma ningún valor es producido. (p.170).
Por
otra parte, de acuerdo con Anderson, De Dreu y Nijstad (2004), una definición ampliamente aceptada de
innovación en el “lugar de trabajo” es la de West y Farr
(1990), quienes la explican como “la introducción intencional y aplicación
dentro de un rol, grupo u organización, de ideas, procesos, productos o
procedimientos nuevos para la unidad relevante de adopción, designados para
beneficiar significativamente al individuo, grupo, organización o sociedad más
amplia” (p.9).
Damanpour (1991) afirma que la “innovación es un medio para
cambiar una organización, ya sea como respuesta a cambios en sus ambientes
interno o externo, o como acción preventiva tomada para influir el ambiente”
(p.556). Asimismo, McLean (2005) en su trabajo hace o cita los siguientes
planteamientos:
Sin embargo, innovación trata acerca del
“proceso de desarrollo e implementación de una nueva idea” (Van de Ven & Angle, 1989, p. 12).” Ellos continúan escribiendo que
“innovación se refiere al proceso de traer y emplear cualquier nueva idea de
resolución de problema… es la generación, aceptación e implementación de nuevas
ideas, procesos, productos o servicios” (p. 20).” “Este proceso puede ocurrir
en muchos dominios diferentes; puede ser técnico, para estar seguros, pero
también organizacional (e.g. mejoras de proceso) o
incluso social (e.g. círculos de calidad). (p. 227)”
Para
Büschgens et al. (2013) la innovación puede ser
definida como un proceso o como el resultado de este, es decir, innovación
puede ser no sólo un bien (tangible o intangible) destinado al consumo, sino
también el proceso a través del cual se produce ese bien. Por otro lado, Stauffer (2015) distingue innovación de “innovatividad”, definiendo a la primera como “novedad
valiosa” y la segunda como “la capacidad de producir novedad valiosa” (p.169).
Estas últimas definiciones parecen dar luz definitiva a la discusión del
concepto dada su sencillez, precisión y universalidad.
Cultura
organizacional
El
término cultura de innovación se deriva del concepto de cultura organizacional
y se ha estudiado mucho menos que este último, por lo que su protagonismo es
relativamente nuevo en la literatura. Los estudios culturales en las empresas
crecieron de manera significativa a principios de la década de los 80 y,
naturalmente, desde entonces existen varias conceptualizaciones de lo que es cultura
en una organización.
Desde
el campo de la antropología, Geertz (1973), define cultura como “las redes de
significados” de las cuales se sostiene un grupo (p. 5). Otras definiciones,
provenientes de diversos autores que él mismo cita en su ya clásico trabajo, son:
“el estilo de vida total de un pueblo”; (2) “el legado social que el individuo
adquiere de su grupo”; (3) “una manera de pensar, sentir, y creer”; (4) “una
abstracción del comportamiento”; (5) “una teoría de parte del antropólogo sobre
la manera en que un grupo de personas se comporta de hecho”; (6) “un almacén de
aprendizaje recolectado”; (7) “un set de orientaciones estándar para problemas
recurrentes”; (8) “comportamiento aprendido”; (9) “un mecanismo para la
regulación normativa del comportamiento; (10) “un arreglo de técnicas para
ajustarse tanto al ambiente externo como a otras personas” (pp.5 – 6).
En
su obra cita también los siguientes conceptos de otros autores: “la cultura
[está localizada] en las mentes y corazones de los hombres”; “la cultura está
compuesta de estructuras psicológicas por medio de las cuales los individuos o
grupos de individuos guían su comportamiento”; y “’la cultura de una sociedad’,
para citar a Goodenough de nuevo” […] “consiste en todo aquello que uno debe
saber o creer para operar de manera aceptable para sus miembros” (p.11).
Los
aportes de Joanne Martin
En el
ámbito de la administración probablemente una de las revisiones y reflexiones más
completas sobre la investigación de la cultura en las organizaciones es la de
Martin (2002). Ciertamente ya no puede ser considerado un trabajo reciente, sin
embargo, las claridades que trajo al campo son notablemente vigentes. Para ella
existen 3 “tradiciones intelectuales” diferentes que han contribuido a los
estudios culturales en la empresa: a) neopositivismo; b) enfoque interpretativo
y c) posmodernismo. Cada una de ellas lo ha hecho desde muy diferentes
“teorías, supuestos políticos, métodos y epistemologías” (p.22), produciendo
así resultados fragmentados para el campo. De esta manera se tiene que la
investigación cultural neopositivista:
usa el
método científico para desarrollar y probar teoría, trabajando desde hipótesis
derivadas deductivamente que pueden ser empíricamente evaluadas y
potencialmente probadas como falsas. Por tanto, las conclusiones empíricamente
basadas de los estudios culturales neopositivistas están usualmente descritas
como objetivamente verdaderas (¨Nuestro estudio demostró que…”), con la meta de
desarrollar teoría generalizable. (Martin, 2002, p.18)
Esta
corriente -que normalmente adopta un punto de vista funcionalista- es la que ha
predominado la investigación en el campo de la administración y la que parece
atraer más las miradas y atención de los directivos en las empresas. En
contraste, los estudios interpretativos típicamente incorporan un “enfoque
simbólico” que generalmente describe “un contexto a gran detalle, usualmente
buscando desarrollar entendimientos específicos de contexto más que encontrar
teoría generalizable. Los estudios interpretativos se enfocan en el
conocimiento socialmente construido -cómo la gente interpreta lo que le ocurre-
“(Martin, 2002, p.18).
En
otra tradición, los “estudios culturales posmodernos […] usan la deconstrucción
para mostrar cómo la retórica textual de un estudio esconde sus propias e
inevitables debilidades si intenta proclamar un lugar inviolable desde el cual
la verdad objetiva puede ser presentada” (p.18).
Definiciones
de cultura organizacional
Por
otro lado, en relación a las definiciones de cultura organizacional, las más
recientemente empleadas en la investigación datan -en su mayoría- de la década
de los 80. Ciertamente las definiciones poco han cambiado desde entonces. Martin
(2002), analizó 12 diferentes definiciones de cultura organizacional y
distinguió dos enfoques y tipos de estudios que se derivan. Casi todas las
definiciones tienen más de 30 años de haber sido publicadas y, no obstante,
siguen siendo utilizadas en el campo (algunas con pequeñas variaciones); lo que
de cierta forma refleja la natural estabilidad del concepto de cultura.
Dicha
autora identificó definiciones cognoscitivas y materialistas. Las primeras
consideran como componentes de la cultura exclusivamente los aspectos de tipo
mental de las personas, por ejemplo: significados, valores, creencias y
pensamientos. En contraste, las segundas consideran expresiones tangibles o
materiales de la organización (aunque algunas definiciones materialistas sólo
incluyen estas expresiones como elementos importantes para el estudio de una
cultura, pero no como parte de la misma). Otras
definiciones materialistas sí toman en cuenta estas expresiones como parte de
la cultura. Ejemplo de manifestaciones materiales en la empresa son: limpieza o
suciedad de un lugar, ruido, escala salarial de los empleados, vestimenta,
etcétera. En esta línea, también hay enfoques que consideran que lo material
tiene que ver más con la estructura de la organización que con los aspectos
visibles de la vida laboral. Así, dichas definiciones toman en cuenta
artefactos tales como descripciones de puestos, organigramas, procedimientos y
políticas formales, más que las expresiones puramente materiales.
Un
ejemplo de definición cognoscitiva es la siguiente que aparece en Martin (2002):
“[Cultura es] un conjunto de entendimientos o significados compartidos por un
grupo de personas. Los significados son ampliamente tácitos entre los miembros,
claramente relevantes para un grupo particular, y son distintivos del grupo” (p.69).
Otro ejemplo en esa línea es la definición de Álvarez (2006): “conjunto de
creencias y significados que han sido naturalizados por los miembros de la
organización (hábitos de pensamiento), en el marco de un orden hegemónico” (p.173).
En
otro plano, un ejemplo de definición que incluye elementos materiales y que
también aparece en el estudio de Martin (2002) es: “el sistema de valores,
símbolos y significados compartidos de un grupo incluyendo la incorporación de
estos valores, símbolos y significados en objetos materiales y prácticas
rituales” (p.69). En esta misma línea, Joanne Martin emplea las siguientes
palabras para explicar el concepto de cultura organizacional:
Cuando las organizaciones son
examinadas desde un punto de vista cultural, la atención se pone en aspectos de
la vida organizacional que históricamente han sido ignorados continuamente o subestudiados, tales como las historias que la gente cuenta
a los recién llegados para explicar “cómo se hacen las cosas por aquí”, la
manera en la cual las oficinas están dispuestas y cómo los objetos personales
están o no exhibidos, chistes que la gente se cuenta, atmósfera de trabajo
(silenciosa y lujosa o sucia y ruidosa), relaciones entre personas (afectivas
en ciertas áreas de una oficina y evidentemente conflictuadas y quizá
competitivas en otro lugar), y así. Los observadores culturales también se
fijan seguido en aspectos de la vida de trabajo que otros investigadores también
estudian, tales como políticas oficiales de la organización, cantidad de dinero
que diferentes empleados ganan, relaciones de reporte, etc. Un observador
cultural está interesado en las superficies de estas manifestaciones culturales
porque los detalles pueden ser informativos, pero él o ella también busca una
comprensión a profundidad de los patrones de significados que vinculan a estas
manifestaciones, algunas veces en armonía, algunas en amargos conflictos entre
grupos, y algunas veces en redes de ambigüedad, paradoja, y contradicción”.
(p.3)
Desafortunadamente
en muchas investigaciones la operacionalización de las definiciones de cultura
no se ha hecho adecuadamente. En efecto, un gran número de trabajos en el
terreno organizacional ha estudiado aspectos culturales que no
son congruentes con las definiciones adoptadas.
Tipos
de investigación cultural
De
acuerdo con Martin (2002), dos tipos de investigaciones culturales pueden ser
identificadas en el campo de la administración dependiendo de su cobertura:
a) estudios culturales
generalistas,
b) estudios culturales
especialistas.
En
los primeros “muchos tipos de manifestaciones culturales son estudiadas,
incluyendo normas informales, rituales, historias, arreglos físicos, y prácticas
formales e informales” (p.72) y en los segundos se asume que “una o unas
cuantas manifestaciones pueden mostrar, o representar, a una cultura completa
porque las interpretaciones de más tipos de manifestaciones serían
consistentes” (p.72).
Notablemente
la investigación en el campo de los estudios culturales empresariales es
diversa en cuanto a enfoques epistemológicos, métodos, cobertura y conceptos
empleados. Esto a su vez genera una variedad de resultados que refleja la
riqueza del área y también su complejidad.
Cultura
de innovación en las empresas
De
acuerdo con Jucevicius (2007), “Cultura de innovación
es uno de esos conceptos frecuentemente empleados pero
raramente definidos que se encuentran en la rampante literatura sobre
innovación” (p.8). Para dicho autor una definición “balanceada”, porque combina
la “estabilidad de cultura y su dinamismo innovador”, es la de conceptualizar a
la CI como “modos relativamente estables de reflexión, comportamiento y
organización dirigidos hacia la ‘modernización’ y el ‘desarrollo’, basados en valores
compartidos” (p.7).
Más
recientemente, Stock et al. (2013) definieron a la “cultura corporativa
orientada a la innovación como el grado al que los valores culturales, normas y
artefactos apoyan la innovatividad de la compañía”
(p. 285). De acuerdo con Kahzanchi, Lewis y Boyer
(2007) otros autores han descrito a las “culturas que apoyan la innovación”
como aquellas que “incentivan expectativas y guías para la creatividad,
experimentación y toma de riesgos por parte sus miembros” (p.872). Asimismo,
según Wang et al. (2010):
Las
firmas con culturas de innovación y emprendimiento son aquellas que usan
apropiadamente las recompensas y toleran las fallas, en donde los miembros
comparten valores tales como la apertura a nuevas ideas, creatividad, cambio,
aprendizaje continuo, autonomía, colaboración, flexibilidad y comunicación
informal. (p.770)
McLean
(2005), y varios autores más sugieren que hay ciertas características
organizacionales que apoyan la creatividad y la innovación, mientras que otras
la obstruyen. Así, de acuerdo con dicho autor, los apoyos organizacionales de
la creatividad e innovación son:
Aliento
organizacional: “aliento al riesgo y generación de ideas, evaluación en apoyo a
ideas, flujo de ideas colaborativo, gestión y toma de decisiones participativa”
(p.235).
Aliento
supervisor: “claridad de metas de equipo, apoyo supervisor del trabajo e ideas
de equipo, y un ambiente donde las interacciones abiertas son apoyadas” (p.236).
Aliento
al trabajo en grupo: “se enfoca en la diversidad entre miembros de grupo (…) y
en el reto constructivo entre los miembros del equipo” (p.236).
Libertad
y autonomía: “dar y permitir libertad y autonomía a los empleados para
determinar los medios por los cuales lograr una meta” (p.237).
Recursos:
“tiempo y dinero. Cuando se refiere a tiempo, no dar suficiente puede llevar a
la desconfianza y sobre fatiga (…) En cuanto al dinero, suficiente debe ser
proveído de tal forma que los empleados no tengan que poner su enfoque creativo
en encontrar más recursos; sin embargo, proveer recursos ‘por encima de la
“frontera de suficiencia” no impulsa la creatividad’” (p.237).
En
contraste, el mayor impedimento a la creatividad y la innovación es el control,
según McLean (2005). “Puede ser el control en la toma de decisiones, control
del flujo de información, o incluso el control percibido en forma de sistemas
de recompensas que ponen demasiado énfasis en una creciente motivación
extrínseca” (p.238).
Analizando
los conceptos de innovación, cultura organizacional y cultura de innovación, se
puede concluir que este último es producto de los dos primeros. Así, sus
componentes esenciales son, en efecto: a) cultura; b) innovación. De acuerdo
con la tradición antropológica lo cultural proviene de todo aquello que el
sujeto aprende viviendo en sociedad. Sus formas de pensar, actuar, resolver
problemas, relacionarse con otros e incluso de entender el mundo, están
fuertemente determinadas por la convivencia social.
En
efecto, lo cultural tiene que ver con aspectos de orden mental compartidos, como
valores, creencias y significados; así como con aspectos de orden material, tales
como herramientas, productos y otros objetos que los individuos elaboran o
utilizan y son expresión visible de su mentalidad.
Considerando
lo anterior, un constructo relativamente completo de cultura de innovación se
puede derivar de los trabajos de Stauffer (2015),
Martin (2002) y Stock et al. (2013), a saber: Cultura de innovación es el
sistema de valores, símbolos y significados compartidos de un grupo que apoyan
su capacidad de generar novedades valiosas (innovaciones), incluyendo la
incorporación de estos valores, símbolos y significados en objetos materiales y
prácticas rituales.
Los
colaboradores de una empresa aprenden dentro de ella cierta manera común de
pensar y de hacer las cosas que normalmente es diferente en mayor o menor
medida a la de otras empresas; esa es su cultura. Así, el concepto de CI se
puede sintetizar de la siguiente forma: cultura de innovación es el conjunto de
rasgos culturales propios de una organización que favorecen su capacidad de
innovar.
Paradigmas
de investigación
En
la esfera de las ciencias administrativas tradicionalmente se ha hecho la
distinción entre dos grandes tipos de investigación: la cuantitativa y la
cualitativa. Existe incluso cierta rivalidad entre los profesantes de cada una
de las dos posturas. Sin embargo, lo que en realidad parece rivalizar no es el
enfoque cuantitativo o cualitativo de la investigación sino el paradigma desde
el cual se investiga (Páramo y Otálvaro, 2006). Un paradigma es “el sistema
básico de creencias o visión del mundo que guía al investigador, ya no sólo al
elegir los métodos, sino en formas que son ontológica y epistemológicamente
fundamentales” (Guba y Lincoln, 2000, p.113).
De
hecho, es posible ver cierto consenso respecto a la utilidad de ambos enfoques
(cuantitativo y cualitativo), aunque algunos investigadores tienen preferencia
por sólo uno de ellos. Hay incluso autores que trabajan con métodos
cuantitativos y cualitativos, aunque muchos de los más ortodoxos consideran que
eso es espurio.
No
hay consenso universal sobre cuántos y cuáles son los paradigmas desde los
cuales se hace investigación en la ciencia administrativa, sin embargo, es
posible distinguir dos fundamentales: el positivismo y los alternativos a éste.
Algunos de los paradigmas alternativos al positivismo son: constructivismo,
teoría crítica, fenomenología y naturalismo, entre otros. Probablemente los dos
más frecuentemente empleados en la investigación administrativa son el positivismo
y el constructivismo. El primero:
Supone la existencia de una realidad
aprehensible, impulsada por leyes y mecanismos naturales inmutables. El
conocimiento de cómo son las cosas queda convencionalmente resumido en la forma
de generalizaciones libres de temporalidad y contexto, algunas de las cuales
cobran forma de leyes causa – efecto. En principio, la investigación puede
converger en el estado real de las cosas. (Guba & Licoln,
2000, p.125)
En el segundo:
Las realidades son comprensibles en la forma de
construcciones mentales múltiples e intangibles, basadas social y experiencialmente, de naturaleza local y específica (aunque
con frecuencia hay elementos compartidos entre muchos individuos e incluso
entre distintas culturas), y su forma y contenido dependen de los individuos o
grupos que sostienen esas construcciones. Las construcciones no son más o menos
“verdaderas” en ningún sentido absoluto; simplemente son más o menos informadas
y/o sofisticadas. Las construcciones son alterables, como lo son también sus
realidades relacionadas. (Guba & Lincoln, 2000, p.128)
De
estos dos paradigmas el más usado en la investigación administrativa -por
mucho- es el positivismo, tal como se puede ver en la sección de resultados de
este trabajo.
Metodología
Para
la elaboración de este trabajo se hizo una revisión bibliográfica en fuentes
arbitradas publicadas entre 2007 y 2017 que estuviesen disponibles en internet con
acceso libre y que abordaran la cultura de innovación o la relación entre
cultura organizacional e innovación como objeto de estudio.
La
búsqueda se realizó principalmente en las bases de datos EBSCO, DOAJ y REDALYC
artículos de texto completo en español, inglés o francés[2] que contuvieran las
siguientes palabras clave o palabras en el título: innovation,
innovación, culture, cultura. Con estos términos los motores de búsqueda arrojaron
un total bruto de 451 artículos distribuidos de la siguiente manera: EBSCO = 378;
DOAJ = 57; REDALYC = 16.
Tabla
1
Criterios de selección
de los artículos
Aspecto |
Incluido |
Excluido |
Base de datos |
EBSCO, DOAJ, REDALYC y artículos disponibles
libremente a texto completo en internet. |
Bases de datos y artículos arbitrados
que no son de acceso libre a texto completo en EBSCO o en internet. |
Periodo |
2007 – 2017 |
Todo lo publicado antes del 2007 |
Objeto de estudio |
Cultura de innovación en empresas
privadas (EP); cultura organizacional e innovación en EP. |
Cultura nacional e innovación;
determinantes de la innovación; otros estudios sobre innovación; otros estudios
sobre cultura organizacional; estudios efectuados en el sector público,
educativo y en organizaciones no gubernamentales. |
Tipo de investigación |
Empírica |
Revisiones de literatura o ensayos. |
Idioma |
Español, inglés y francés |
Cualquier otro idioma |
Tipo de publicación |
Artículos arbitrados y disponibles en
texto completo. |
Publicaciones no arbitradas o no
disponibles en texto completo. |
Sin embargo, estos resultados tenían un volumen
importante de artículos que no cumplían con los criterios de selección, a
saber: a) que estuviesen arbitrados, b) realizados en empresas privadas, c)
disponibles en texto completo, d) que fuesen investigaciones empíricas.
Esto
redujo el conjunto a 232 artículos, cuyos títulos y resúmenes fueron revisados
para descartar aquellos que no tenían como objeto de estudio cualquiera de los
siguientes fenómenos:
I.
Cultura de innovación
II.
Relación entre cultura organizacional e
innovación
Dicho
ejercicio arrojó un total de 13 textos útiles para este trabajo. La tabla 1
sintetiza los criterios de inclusión y exclusión que se siguieron. Finalmente, se procedió a revisar la lista
de referencias de esos artículos y se detectaron 32 nuevas investigaciones que
parecían coincidir con todos los criterios de selección. Se buscaron esos
artículos y se encontraron 17 disponibles de manera libre a texto completo, ya
sea en las bases de datos antes referidas o a través de Google. En seguida se
revisaron los resúmenes de cada uno de ellos y se descartaron los que no
cumplían con los criterios de inclusión expuestos en la tabla 1. De esta manera
se llegó a un total final de 20 artículos (detallados en la tabla 2) que cubrieron
todos los criterios de inclusión y, por lo tanto, se revisaron a texto completo
para los fines del presente trabajo.
Tabla 2
Artículos incluidos en la revisión
Abdullah, Shamsuddin,
Wahab, Aziati y Hamid (2014) |
Relación entre cultura organizacional e innovatividad
de producto. |
Inn: “transformar una idea en un producto o servicio, método de nuevo
o mejorado de manufactura/distribución o método nuevo de servicio social que
sean mercadeables" (p.141). CO: “es una herramienta importante para que las organizaciones
acomoden las ideas, valores, normas, rituales y creencias para asegurar la
sostenibilidad de la organización” (p.142). |
ps |
c |
“Directivos–propietarios” de 36 pequeñas empresas de 2 parques
industriales en el sur de Malasia. |
Una encuesta. |
|
2 |
Arancibia, Donoso, Venegas y Cárdenas (2015) |
Cultura de innovación |
Inn: “la innovación, es un proceso dinámico a través del cual una
nueva idea o un nuevo conocimiento se implementa para crear valor el cual es
significativo para el cliente y para la empresa” (p.134). CI: ningún concepto es explícitamente adoptado; implícitamente
entienden CI como “la cultura de innovación impulsa los mecanismos necesarios
para mejorar los diversos procesos que aportan a la sustentabilidad y a la
competitividad de la industria” (p.133). |
ps |
q |
8 “expertos” del sector minero en Chile |
Una discusión en panel de expertos. |
3 |
Asgari, Bagheri, Nazari, Tavassoli y Rezaeipour (2013) |
Cultura de innovación |
El autor hace referencia a otros estudios que abordan la innovación o
la cultura de innovación, pero no cita definiciones o conceptos ni adopta
explícita o implícitamente alguno en particular. |
ps |
c |
345 "expertos" de la industria de la construcción. |
Una encuesta. |
4 |
Calderón y Naranjo (2007) |
“Carácter organizacional” en empresas innovadoras |
Inn: “una práctica socio técnica que genera nuevas formas de hacer en
los diversos ámbitos de la vida social y que se traducen en diversos
resultados: mejoras, adaptaciones y modificaciones de varios niveles. Son
prácticas que se concentran en herramientas, máquinas, productos y procesos
operativos y organizacionales para la producción de un bien o servicio en
sociedades con predominio de relaciones de mercado” (p.163). CO: “formas organizativas de los procesos de trabajo y de los
elementos constitutivos de la gestión empresarial, con un énfasis en la
unidad y homogeneidad de las prácticas y comportamientos de todos los
miembros de una organización” (p.164). |
ps |
c |
Gerentes de 6 empresas metalmecánicas (o un empleado designado por
ellos) en Caldas, Colombia. |
Dos encuestas. |
5 |
Camino (2014) |
Emociones, cultura e innovación |
Inn: “un proceso de cambio, tanto incremental como sustancial, en
productos, procesos, organización y/o mercadotecnia” (p.11). CI: “La cultura que impulsa la generación de la creatividad y potencia
la innovación a nivel de la organización” (p.13). |
cn |
q |
2 directivos y 1 empleado de una PYME de informática en Argentina. |
Observación directa y entrevistas en profundidad. |
6 |
Fernández-Jardón, González-Loueiro y
Pita-Castelo (2016) |
Relación entre “orientación cultural hacia la innovación” y otras
características organizacionales con el desempeño innovador. |
Inn: “fenómeno colectivo desarrollado en sociedad por las personas
imbuidas en un contexto histórico-cultural concreto” (p.28). CO: “conjunto complejo de valores, creencias, asunciones y símbolos
que definen la manera en que una empresa desarrolla su negocio” (p. 28). CI: referida como “orientación cultural hacia la innovación” es
conceptualizada como “carácter distintivo que impulsa a la organización a
innovar de forma constante como filosofía de funcionamiento que lleva a un
proceso de obtención de innovaciones de forma continua” (p.28). |
ps |
c |
441 empresas del Sistema Regional de Innovación de Galicia. |
Una encuesta. |
7 |
Khazanchi, Lewis y Boyer
(2007) |
Valores organizacionales y cultura de apoyo a la innovación. |
Inn: “la innovación de producto, por ejemplo, conlleva el desarrollo
de nuevos bienes y servicios. […] De la misma manera, la innovación de
proceso involucra crear o mejorar métodos de producción, de servicio u operaciones
administrativas” (p.871). CO: “una colección de valores, creencias y normas compartidas por sus
miembros que se refleja en las prácticas organizacionales y en sus metas” (p.872). CI (“cultura de apoyo a la innovación”): “fomentar directrices y
expectativas para promover la creatividad de los miembros, la experimentación
y la toma de riesgos” (p.873).
|
ps |
c |
Gerentes y operadores de equipos tecnológicos avanzados de manufactura
(ATM) en 110 plantas dentro de Estados Unidos. |
Una encuesta. |
8 |
Mazur y Zaborek (2016) |
Cultura de innovación y desempeño de las empresas |
Inn: ningún concepto es explícitamente adoptado ni citado. CI: “capacidad de una cultura organizacional para fomentar
innovaciones”, que consta de tres dimensiones: “(1) creatividad y toma de
riesgos”, (2) cooperación interna y (3) enfoque en el aprendizaje.” (p.113). |
ps |
c |
473 directivos de PYME de manufactura y servicios en Polonia |
Una encuesta. |
9 |
Naranjo-Valencia y Calderón-Hernández (2011) |
Relación entre cultura organizacional e innovación. |
Inn: “la implementación de una idea o comportamiento —bien sea
pertinente a un aparato, sistema, proceso, política, programa o servicio— que
es nueva para la organización al momento de su adopción” (p.64). CO: “los valores, creencias y principios fundamentales que comparten
los miembros de la organización” (p.64). |
ps |
c |
Gerentes de 446 empresas de más de 15 empleados en varias industrias
del sureste de España. |
Entrevistas realizadas para otro estudio (información secundaria). |
10 |
Naranjo-Valencia y Calderón-Hernández (2015) |
Cultura organizacional e innovación |
Inn: ningún concepto es explícitamente adoptado ni citado. CO: “el modelo de presunciones básicas, inventadas, descubiertas o
desarrolladas por un grupo dado al ir aprendiendo a enfrentarse a sus problemas
de adaptación externa e integración interna y que han ejercido la suficiente
influencia para ser consideradas válidas y, en consecuencia, para ser enseñadas
a los nuevos miembros como el modo correcto de percibir, pensar y sentir esos
problemas” (p.225). |
ps |
c & q |
Alrededor de 120 empleados y directivos de 1 empresa colombiana
fabricante de insumos industriales. |
9 entrevistas en profundidad; 3 grupos focales 1 encuesta y análisis
de un documento de la empresa. |
11 |
Naranjo-Valencia y Jiménez-Jiménez (2016) |
Cultura organizacional, innovación y desempeño de las empresas. |
Inn: “la implementación de un producto (bien o servicio), proceso,
método de marketing, método de práctica organizacional, organización del
trabajo o relaciones externas nuevo o significativamente mejorado” (p.31). CO: “los valores, creencias y supuestos ocultos que los miembros de
una organización tienen en común” (p.32). |
ps |
c |
Gerentes de 446 empresas de más de 15 empleados en varias industrias
del sureste de España. |
Entrevistas realizadas para otro estudio (información secundaria). |
12 |
Padilha y Gomes (2016) |
Cultura de innovación y el desempeño en la innovación de productos y
procesos. |
Inn: sólo citan el concepto de innovación de proceso (no de producto)
el cual se “refiere a la modificación de una rutina como cambios en las
operaciones e intercambio de materiales (…) vinculado a la aplicación de
tecnología para mejorar la eficiencia de desarrollo” (p.287). CI: “estrategia, estructura, mecanismos de apoyo, comportamientos que
fomentan la innovación, y la comunicación” (p.286). |
ps |
c |
287 personas que laboran en 8 empresas pequeñas, medianas y grandes de
la industria textil en Vale do Itajai, Brasil. |
Una encuesta. |
13 |
Rave-Habhab (2011) |
Relación entre cultura organizacional e innovación organizacional |
Inn: “concepto vasto que implica la implantación de nuevas ideas,
productos o procesos” (p.84). CI: es la “cultura empresarial” que favorece “la adopción de nuevos
comportamientos ligados a nuevos valores que sustituyen a la cultura
cotidiana y crean una nueva cultura: una cultura de innovación” (p.86). |
cn |
q |
30 directivos, responsables y empleados de 2 PYME francesas de alta
tecnología. |
Entrevistas “semi-directivas” y revisión de
documentos “simbólicos y expresivos” de cada empresa. |
14 |
Sarros y Cooper (2008) |
Relación entre liderazgo, innovación y cultura organizacional. |
Inn: “la introducción de cualquier producto nuevo, proceso o sistema
en una organización” (p.146). CO: “la estructura profunda de las organizaciones que tiene sus raíces
en los valores, creencias y supuestos de los miembros de la organización” (p.147). |
ps |
c |
1,158 directivos de empresas en Australia. |
Una encuesta. |
15 |
Satsomboon y Pruetipibultham (2014) |
Dimensiones de la cultura organizacional que conducen hacia una organización
innovadora. |
Inn: “transformar una nueva idea en nuevo producto, proceso o servicio
que conduzca a obtener utilidad en las empresas” (p.112). CO: “patrones de interpretación conformados por significados asociados
a varias manifestaciones culturales, tales como historias, rituales,
prácticas formales e informales, jerga y arreglos físicos” (p.111). |
ps |
q |
9 empleados y directivos de 5 empresas japonesas en Tailandia. |
Entrevistas semi-estructuradas y un grupo
focal. |
16 |
Skerlavaj, Song, y Lee (2010) |
Relación entre cultura de aprendizaje, innovación y cultura de
innovación. |
Inn: “un cambio, algo nuevo – e.g. nuevas
ideas o comportamientos” (p.6392). CO: “un patrón de supuestos básicos – inventados, descubiertos o desarrollados
por un grupo determinado- mientras aprende a arreglárselas con sus problemas
de adaptación externa e integración interna” (p.6391). CI: ningún concepto es explícitamente adoptado; implícitamente
entienden CI como la cultura que permite que los colaboradores “analicen
continuamente las necesidades de clientes y la evolución de los mercados para
introducir novedades y volverse una empresa de vanguardia” (p.6394). |
ps |
c |
207 directivos de empresas de más de 30 empleados en Corea del Sur. |
Una encuesta. |
17 |
Stacho, Potkány, Stachová, y Marcineková (2016) |
Cultura de innovación y proceso de innovación. |
Inn: ningún concepto es explícitamente adoptado; implícitamente
entienden innovación como “ofrecer diferentes, mejores y absolutamente nuevos
productos y servicios” (p.770). CI: ningún concepto es explícitamente adoptado; implícitamente
entienden CI como los “valores culturales que apoyan el comportamiento de
innovación” (p.771). |
ps |
c |
Responsables del área de recursos humanos en 259 empresas con más de
50 empleados de diversas industrias en Eslovaquia. |
4 encuestas anuales realizadas para otro estudio (información
secundaria). |
18 |
Stock, Six, y Zacharias (2013) |
Cultura orientada a la innovación y los programas de innovación de
producto. |
Inn: ningún concepto es abordado. CI: denominada “cultura corporativa orientada a la innovación” que
definen como “el grado al cual los valores culturales, normas y artefactos
apoyan la innovatividad de la compañía” (p.285). |
ps |
c |
Directivos de marketing e investigación y desarrollo de 216 empresas
en sectores de innovación. |
Una encuesta. |
19 |
Tejeiro (2014) |
Cultura de innovación. |
Inn: ningún concepto es abordado. CI: “la cultura que lleva a la empresa hacia la innovación” (p.472). |
ps |
q |
Directivos de 4 empresas “innovadoras” en España. |
Entrevistas “semi-abiertas”. |
20 |
Wang, Guildice,
Tansky, y Wang (2010) |
Cultura organizacional e innovación. |
Inn: “ciclo que va a través de etapas y requiere conductores que
conciban y lleven ideas de la mente al mercado” (p.769). CI: ningún concepto es explícitamente adoptado; implícitamente
entienden CI como “una cultura que induce a la innovación” (p.770). |
ps |
c |
746 colaboradores (directores generales, directores de recursos
humanos y empleados) de 142 empresas manufactureras de Zhejiang, China. |
Una encuesta. |
Notas: P =
paradigma de investigación; ps = positivista; cn = constructivista; E = enfoque; c = cuantitativo; q =
cualitativo.
a de acuerdo con la clasificación de
Guba y Lincoln (1999).
Resultados
El objetivo
de este trabajo fue verificar qué se ha publicado recientemente sobre el
fenómeno cultura de innovación e identificar las características básicas de
dicha producción. En ese sentido se obtuvieron los siguientes resultados.
La
tabla 3 contiene un resumen numérico de la información recabada. Como se puede
notar, la investigación dentro del campo ha sido relativamente escasa en la
última década (20 publicaciones de acuerdo con los criterios de búsqueda y
selección anteriormente descritos), y dominada por el paradigma positivista (18
artículos) y el enfoque cuantitativo (13 artículos).
Por
otro lado, sólo en 10 publicaciones (números 2, 3, 6, 7, 8, 12, 16, 17, 18 y 19
en la tabla 2) se abordó explícitamente la cultura de innovación como objeto de
estudio. En el resto, CI se trató de manera indirecta, ya sea a través de la
relación entre cultura organizacional e innovación, o mediante otra composición
análoga de fenómenos (por ejemplo, Camio (2014)
aborda emociones, cultura e innovación en las empresas).
Se
encontraron 12 conceptos distintos de cultura de innovación que se emplearon en
una cantidad igual de artículos (números 2, 5, 6, 7, 8, 12, 13, 16, 17, 18, 19
y 20); ninguno de esos conceptos se repitió en otra publicación de la tabla 2.
Sólo dos de los artículos (5 y 17) dan una definición explícita del concepto y
exclusivamente el 5 declara la adopción de una en concreto.
Tabla
3
Resumen de resultados
Característica observada |
cant.
arts. |
Satisfacen todos
los criterios de búsqueda y selección de esta investigación |
20 |
Fueron desarrollados
desde el paradigma positivista de investigación |
18 |
Fueron desarrollados
desde un paradigma de investigación alternativo al positivista |
2 |
Tienen un enfoque
cuantitativo |
13 |
Tienen un enfoque
cualitativo |
6 |
Tienen un enfoque
híbrido (cuantitativo y cualitativo) |
1 |
Su objeto de
estudio es la cultura de innovación |
10 |
Su objeto de
estudio es la relación entre cultura organizacional e innovación |
10 |
Sus informantes
fueron sólo directivos |
9 |
Sus informantes
fueron sólo empleados |
0 |
Sus informantes
fueron directivos y empleados |
8 |
Sus informantes
fueron sólo expertos externos |
2 |
No especificaron
quiénes fueron sus informantes |
1 |
Utilizaron la
encuesta dentro de sus técnicas de recolección de datos |
13 |
Utilizaron la
entrevista dentro de sus técnicas de recolección de datos |
7 |
Utilizaron el grupo
focal dentro de sus técnicas de recolección de datos |
2 |
Utilizaron el panel
de discusión dentro de sus técnicas de recolección de datos |
1 |
Utilizaron la
observación directa dentro de sus técnicas de recolección de datos |
1 |
Nota: cant.
arts. = cantidad de artículos
En
lo que al concepto de innovación se refiere, es posible ver 13 conceptos
distintos (artículos 1, 2, 4, 5, 6, 7, 9, 11, 12, 13, 14, 15 y 20); y ninguno
de ellos se repite en otro trabajo de la tabla 2. Si bien no hubo conceptos
repetidos, sí se encontró una sola fuente que fue incluida en más de un texto:
la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Así, la
definición de innovación de esta organización se utilizó en los artículos 1, 11
y 12, aunque aparece citada textualmente de manera distinta en los tres.
Asimismo,
se descubrió que en 6 investigaciones (números 3, 8, 10, 17, 18, 19) no fue
proporcionada una definición de innovación a pesar de tener al fenómeno como
parte de su objeto de estudio.
En cuanto a las definiciones
de cultura organizacional se refiere, ninguno de los estudios que abordó este
otro fenómeno utilizó la misma definición o concepto. No obstante, la mayoría
de los conceptos empleados (8 de 9) coinciden en incluir aspectos cognitivos
como valores, creencias, significados y presunciones básicas –entre otros- como
constitutivos de la cultura dentro de una organización. El autor más citado
sobre dicho término fue Edgar H. Schein, con dos
citas.
En
17 de 20 investigaciones, los informantes fueron gerentes o directivos
empresariales, sin embargo, no todos los trabajos especifican quiénes fueron
sus informantes. Asimismo, sólo en 8 de 20 artículos (4, 5, 7, 10, 12, 13, 15 y
20), los empleados de una empresa fueron incluidos en la muestra o en el grupo
de informantes clave. Ninguna investigación trabajó exclusivamente con empleados
(dejando fuera a directivos).
La
técnica de recolección de datos más común fue la encuesta, que en 12 trabajos
se utilizó de manera exclusiva y en uno más se empleó junto con otras. La
segunda técnica más usada fue la entrevista, incluida en 7 artículos ya sea de
manera exclusiva o combinada); la tercera fue el grupo focal (en 2 artículos); y
la observación directa (en un artículo). Estas dos últimas se usaron en
combinación con otras técnicas. Finalmente, la discusión en panel se empleó en
un solo artículo como técnica única.
Discusión
Es
notable que la investigación empírica en el campo aún no ha llegado a una etapa
de madurez. La producción académica sobre cultura de innovación es
relativamente escasa para una década. Esto contrasta con la investigación sobre
cultura organizacional en general, fenómeno que ha sido estudiado ampliamente
por décadas y en el cual se puede observar una mayor consistencia conceptual en
los constructos empleados; aunque ciertamente -como en casi cualquier otra ciencia
social- no hay un consenso universal sobre el concepto. En el campo de las
culturas de innovación se está aún más lejos de llegar a cierto consenso.
Es
interesante notar que el paradigma dominante en la investigación sobre cultura
de innovación es el positivista, especialmente si se tiene en cuenta que el
estudio de la cultura en las organizaciones proviene de la antropología, una
disciplina que tradicionalmente se ha preocupado sólo por conocer, no por
controlar al objeto y sujeto de estudios (como normalmente se pretende desde el
positivismo). En efecto, en general la investigación académica en la
administración se ha hecho con el objeto implícito o explícito de proporcionar
a los administradores o directivos elementos para intervenir efectivamente en
sus respectivas organizaciones. En contraste, el estudio de las culturas en la
antropología se ha realizado típicamente con el propósito de descubrir o
conocer mejor las formas de vida y organización de un grupo.
Es fácil
observar que el concepto de cultura en la empresa no es entendido de la misma
manera por todos los autores de las investigaciones revisadas. La mayoría conceptualiza
a la cultura como una variable que puede ser manipulada o controlada por los
directivos. Esto es particularmente claro en los estudios abordados con enfoque
cuantitativo y, especialmente, en todos los trabajos positivistas. En
contraste, los artículos constructivistas no la asumieron como variable controlable,
sino más bien como rasgo que puede ser entendido con mayor o menor claridad
solamente.
El
objeto de estudio de la presente revisión es la cultura de innovación en las
empresas y tal fenómeno puede considerarse un subconjunto de la cultura
organizacional. Lo que se encontró sobre CI fue limitado porque sólo 7 de 20
artículos contenían explícitamente a dicho fenómeno como objeto de estudio; y
otros tres trabajos lo incluyeron pero nombrándolo de
manera distinta (e.g. cultura orientada a la
innovación). Tal como lo muestran los resultados, el fenómeno CI aún no ha sido
explorado con suficiencia y quizás por ello hace falta consistencia en su
concepción y definición. Así pues, no hay consenso acerca de lo que significa
cultura de innovación ni qué lo diferencia del de cultura organizacional. Sin
embargo, el tratamiento dado al término CI por los autores revisados sugiere
que este concepto se conforma de aquellos rasgos de la CO que favorecen la
generación de innovación. Lo que sugiere, en efecto, que CI es un subconjunto
de CO.
En
el concepto de cultura de innovación aún se puede ver más heterogeneidad que en
el de cultura organizacional. Si bien en el segundo hay un mayor consenso
acerca del fuerte componente cognitivo que contiene (e.g.
creencias, valores, significados), en el primero hay varios autores que no
explicitan tal componente en sus definiciones o constructos de CI; quizás
porque lo obvian al estar hablando de cultura, o tal vez porque no han
realmente profundizado en el concepto. Un ejemplo de esto último se puede ver
en el concepto implícitamente adoptado en el artículo 2 de la tabla 2: “la
cultura de innovación impulsa los mecanismos necesarios para mejorar los
diversos procesos que aportan a la sustentabilidad y a la competitividad de la
industria”. Esto es todo lo que los autores dicen sobre CI en el artículo. Hablan
más del efecto (“impulsa”) de una CI que de lo que la constituye como tal. De hecho,
ningún trabajo de los examinados aborda con profundidad suficiente las
características esenciales de una cultura de innovación; y aquellos que
mencionan ciertas características, difieren entre sí sobre estas; no hay
homogeneidad, ninguna investigación habla del mismo conjunto de atributos.
Es interesante
notar que en los trabajos revisados tampoco hay consenso acerca de lo que es
innovación, lo que agrega mayor diversidad a las concepciones sobre CI y
complejidad al estudio del fenómeno. Algunos autores reducen el concepto de innovación
sólo al ámbito de los nuevos productos o servicios destinados al mercado
(artículos 17 y 20); mientras que otros lo llevan al mundo de los procesos,
métodos, nuevas formas de trabajo y organización, entre otros (artículos 1, 2,
4, 5, 7, 9, 11, 13, 14, 15 y 16). Confinar la innovación sólo al ámbito de los
productos o servicios comercializables limita la mejor comprensión del
fenómeno.
Asimismo,
en varios artículos fue difícil encontrar una definición explícitamente
adoptada, ya sea de innovación (artículos 3, 6, 8, 10, 12, 16, 17, 18, 19 y 20)
o de cultura de innovación (artículos 2, 3, 13, 16, 17 y 20) aun cuando estos
fenómenos formaban parte de su objeto de estudio.
Por
otro lado, a pesar de que la innovación es un fenómeno profundamente
antropológico -como lo es la cultura de innovación por supuesto-, ninguna de
las investigaciones revisadas hizo un planteamiento metodológico basado en técnicas
típicas de la antropología, como la observación participante y la entrevista a
profundidad. Es probable que esto se deba en buena medida a que se trata de
técnicas que demandan una cantidad importante de tiempo y otros recursos. También
puede ser que los paradigmas naturalista o constructivista típicamente empleados
en la etnografía sean poco atractivos para los investigadores que han adoptado,
consciente o inconscientemente, el paradigma positivista. Este último domina no
sólo la administración de empresas en la praxis, sino que, tal vez en
consecuencia, también la investigación en administración. Sin embargo, eso no necesariamente
quiere decir que se trate del paradigma de investigación más apropiado o único
para el campo.
Por
otro lado, todos los artículos refieren -o dan cuenta- de una relación positiva
entre CO o CI y la innovación. Algunos trabajos se propusieron mostrar que
existe cierta correlación entre cultura e innovación (artículos 1, 6, 7, 10,
11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 20) y, en todos esos casos, los autores
concluyeron que tal correlación existe. Otros se propusieron demostrar que también
hay una correlación entre la innovación y el desempeño de mercado de las
empresas (artículos 8 y 11). Todos ellos probaron sus correlaciones, aunque
algunos -por supuesto- de forma cuestionable, pero finalmente ninguno afirmó lo
contrario, es decir, que la cultura organizacional o, en su caso, la cultura de
innovación, no están relacionadas con la generación de innovación; o que la
innovación no afecta el desempeño de mercado de una empresa.
Conclusiones
El propósito
de este trabajo fue revisar qué se ha publicado recientemente sobre el fenómeno
cultura de innovación e identificar las características básicas de tal
producción. Un primer hallazgo es la relativamente escasa investigación sobre
el tema en una década. Es notable que su estudio se haya hecho mayoritariamente
desde el paradigma positivista que, en buena medida, contrasta ampliamente con
las miradas de los paradigmas constructivista y naturalista que históricamente
han dominado la investigación antropológica. Esta última es la disciplina de la
cual proviene el estudio de las culturas en el ámbito empresarial.
En
línea con su preferencia por el positivismo, en el campo de la administración
de empresas se ha estudiado la CI sobre todo bajo enfoques cuantitativos, y
poco bajo enfoques cualitativos.
Así,
se ha favorecido claramente el uso de la encuesta como técnica de recolección
de datos con grandes poblaciones. Una técnica que se apoya en el auto reporte
de los sujetos de estudio. En contraste, han sido escasamente empleadas las técnicas
de recolección de datos propias de la antropología, como observación directa,
observación participante y entrevistas no directivas o a profundidad.
El
hecho que en el campo de las culturas de innovación predomine la investigación cuantitativa,
sugiere que aún hay mucho que aportar desde enfoques más cualitativos para la
mejor comprensión del fenómeno. Hasta ahora, las luces que hay sobre las CI empresariales
están basadas principalmente en descripciones estadísticas y análisis
correlacionales que, si bien son un aporte, brindan sólo representaciones
generales y, en muchos casos, dejan duda respecto a la validez de medir o
cuantificar categóricamente un fenómeno que por
naturaleza para algunos especialistas connotados, como Joanne Martin, es
incuantificable.
En
efecto, cualquier tipo de cultura, ya sea regional, nacional u organizacional
es difícil de medir objetivamente y casi imposible de cuantificar como en las
ciencias naturales. Esto debido a que se trata de un fenómeno subjetivo cuya
manifestación está en función de las conductas que las personas despliegan a lo
largo de diversos momentos; y también de la percepción que un sujeto (e.g. el investigador) o un grupo de sujetos (e.g. los miembros de la propia cultura) tienen sobre dichos
actos. Asimismo, la conducta humana suele ser variable, inconsistente y, a
veces, incongruente o contradictoria. De tal suerte que, como se sugiere desde la
antropología, es sólo a través de la observación prolongada y de la
experimentación personal que se puede realmente estudiar y comprender una
cultura.
Considerando la naturaleza del
objeto de estudio (cultura), resulta algo paradójico que haya más producción
académica desde enfoques cuantitativos que desde enfoques cualitativos en el
ámbito de la administración. Lo mismo ocurre con los paradigmas de
investigación: se ha producido más desde el positivismo que desde el
naturalismo o constructivismo, que son paradigmas ampliamente utilizados en la
antropología en el estudio de las culturas.
Por otro lado, es relativamente
poco el conocimiento que se tiene a la fecha sobre lo que caracteriza a una
cultura de innovación. Aportes valiosos podrían provenir de investigaciones
empíricas que describan con fineza los rasgos que se pueden observar en las
culturas más innovadoras del ámbito empresarial. Especialmente se ganaría con
estudios de mayor profundidad, en particular con trabajos basados en métodos
presenciales como el etnográfico, que facilitan la descripción rica o densa.
Finalmente, el estudio de la CI
puede verse ampliamente beneficiado de investigaciones efectuadas en empresas u
organizaciones que ostentan posiciones de liderazgo en el ámbito de la
innovación a escala global y que, por lo tanto, pueden servir como referente de
mejores prácticas.
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[1] Maestro en Ciencias en
Administración Internacional, Coordinador Académico y de Vinculación del
Instituto de Diseño e Innovación Tecnológica de la Universidad Iberoamericana
Puebla. Email: alexis.vera@iberopuebla.mx.
Línea de investigación: culturas de innovación.
Artículo Recibido: 15 de Enero 2018
Arrtículo Aceptado: 23 de Mayo de 2018
[2] No se buscó en otros
idiomas por las limitaciones lingüísticas del autor.